Lo de Torre Pacheco no ha sido una explosión de odio racista. Ha sido el estallido de una población aterrada. Pero en Vatican News, desde su burbuja amurallada y multiculturalmente estéril, prefieren acusar a las víctimas.
Por si alguien no lo ha leído aún, el portal oficial del Vaticano ha decidido sumarse al relato más facilón y cobarde sobre los disturbios de este fin de semana en Murcia. Según Vatican News, los vecinos de Torre Pacheco —sí, los mismos que vieron cómo un jubilado era pateado hasta la inconsciencia por un grupo de jóvenes magrebíes— se han entregado alegremente a una “cacería humana”.
No hay contexto, no hay matices, no hay compasión por las víctimas. Sólo culpables: los españoles.
¿Y quién paga este medio de comunicación tan misericordioso? Tú. Tu abuela. Tu parroquia. El cepillo del domingo. Todo para que los corresponsales de Ciudad del Vaticano nos sermoneen desde sus cómodos despachos —en el único Estado del mundo sin inmigrantes ilegales— y nos acusen de racistas por no querer ser apaleados en nuestras propias calles.
Crónica desde el muro leonino
En el miniestado con más muros por metro cuadrado del planeta —y con cero pateras reales atracando en la plaza de San Pedro— se pontifica sobre convivencia y paz. Lo más parecido a un inmigrante que ha visto el Vaticano es una estatua de una patera. Allí no hay centros de acogida, ni menores no acompañados, ni carteristas, ni bandas. Sólo turistas y buenos sueldos.
Eso sí, no falta quien, desde esta cómoda distancia, acuse a los vecinos de Torre Pacheco de “exaltación”, de “odio” y hasta de “linchamiento”. Todo, por atreverse a salir a la calle tras la enésima agresión. Porque claro, lo cristiano no es defender al agredido ni exigir justicia.
Lo cristiano, según el Vaticano de hoy, es callarse, aguantar y pagar. Una doctrina cómoda para quien no vive el peligro en las calles.
Los verdaderos criminalizados
Las redes sociales están llenas de vídeos. Vídeos de grupos organizados de jóvenes norteafricanos sembrando el caos, intimidando, atacando. Pero eso no cuenta.
Para Vatican News, el problema no es que haya barrios donde los ancianos tienen miedo de salir. El problema es que alguien proteste. Que alguien diga “basta”.
Y lo más indignante: que quienes lo dicen —los que aún se atreven a defender a sus familias, su barrio, su dignidad— son justamente los que pagan el portal que ahora los difama.
Una Iglesia desconectada de su pueblo
Mientras en el Vaticano se escandalizan por los vecinos que alzan la voz, los datos hablan claro: el 70% de los españoles apoya la propuesta de Vox de deportar a los inmigrantes ilegales. No se trata de una ocurrencia ultraderechista, sino del sentir de la mayoría, incluidos votantes del PSOE (57,1%) y de SUMAR (¡32,7%!).
Pero claro, para los obispos y sus voceros institucionales, estos españoles no son “el pueblo de Dios”. Son una masa equivocada, que necesita ser corregida moralmente desde lo alto de una torre de cristal revestida de incienso y comunicados vacíos.
Siguen siendo payasos en una torre de cristal, vestidos de púrpura, ajenos al miedo de las calles, al dolor de las víctimas y a la rabia del que no quiere resignarse a vivir sitiado.