Durante cuatro días, del 1 al 4 de julio, se celebró en el Seminario de San Patricio de Menlo Park, en la diócesis de San Francisco, el “Fons et Culmen Sacred Liturgy Summit”, un encuentro internacional que reunió a algunos de los principales referentes actuales del pensamiento y la práctica litúrgica en la Iglesia. Entre los participantes destacaron los cardenales Robert Sarah, Malcolm Ranjith y Seán O’Malley, junto al anfitrión del evento, el arzobispo Salvatore Cordileone, el abad Benedict Nivakoff, músicos, teólogos y liturgistas de renombre internacional.
La iniciativa buscó poner en el centro de la vida eclesial la liturgia como fuente y culmen de toda acción pastoral, retomando el espíritu del movimiento litúrgico que inspiró a autores como Dom Guéranger, Romano Guardini y Benedicto XVI.
Día 1 — Inauguración solemne con intervención del cardenal Sarah
La jornada inaugural del martes 1 de julio comenzó con la celebración de Vísperas solemnes, donde ya se percibió el tono de reverencia, belleza y profundidad teológica que marcaría todo el congreso. Acto seguido, tuvo lugar la sesión de apertura, presidida por el cardenal Robert Sarah, quien dirigió unas palabras muy esperadas. El purpurado guineano, prefecto emérito del Culto Divino, trazó una llamada clara a redescubrir la sacralidad de la liturgia y a custodiarla con humildad y fidelidad.
Sarah recordó que el sacerdote no es dueño de los misterios, sino su servidor. La liturgia —dijo— no es un lugar de autoexpresión, sino de adoración. “El celebrante debe ser consciente del peso que se le confía, pese a su fragilidad”, insistió, “y celebrar con devoción, obediencia y gratitud, conforme a las normas de la Iglesia”.
Cerró el día un foro sobre la formación litúrgica en los seminarios, donde se debatieron modelos concretos de recuperación de una pedagogía del rito que forme el corazón sacerdotal en la fidelidad a lo recibido.
Día 2 — Misa solemne, adoración y charlas formativas
El miércoles 2 estuvo dedicado principalmente a las ponencias formativas, con aportes de arquitectos, teólogos y músicos que abordaron desde diversos ángulos la nobleza del rito romano, la arquitectura sacra al servicio del misterio y el papel de la música litúrgica como arte subordinado a la oración.
La Misa diaria —celebrada siempre en forma solemne, con homilías doctrinalmente ricas y un acompañamiento musical de alto nivel— ocupó el centro de la jornada. Hubo también momentos prolongados de adoración eucarística y espacio para la confesión, dando a la jornada un marcado tono de retiro espiritual.
Día 3 — Presencias ilustres y la enseñanza de Benedicto XVI
El jueves 3 fue uno de los momentos culminantes del congreso. La jornada comenzó con la celebración de la Santa Misa presidida por el cardenal Seán O’Malley, arzobispo de Boston, seguida de Vísperas pontificales celebradas por el abad Benedict Nivakoff, con la presencia del cardenal Sarah en ambas ocasiones. Ese día se respiró una atmósfera de comunión jerárquica y litúrgica muy ilusionante en estos momentos de incertidumbre.
Entre las ponencias destacó la intervención del cardenal Malcolm Ranjith, arzobispo de Colombo, que disertó sobre el pensamiento litúrgico de Benedicto XVI, especialmente en torno al concepto de participatio actuosa. Ranjith señaló que la participación activa no es una cuestión de exterioridad, sino de unión interior con el misterio que se celebra. La intervención del celebrante debe nacer de un corazón configurado a Cristo, sin apropiación ni manipulación del rito.
La jornada terminó con una cena informal entre participantes y ponentes.
Día 4 — Clausura con música sacra contemporánea y palabras finales
El viernes 4 de julio se celebró la jornada de clausura. Por la mañana, el obispo Earl Fernandes presidió la Santa Misa, y más tarde tuvo lugar la Misa de clausura celebrada por el abad Marc Crilly, destacada por su ejecución musical: se interpretó la Misa para Doble Coro de Frank Martin, y un Salmo 50/51 compuesto por Frank La Rocca, compositor norteamericano especializado en música litúrgica contemporánea con profundo respeto por la tradición.
El día contó también con presentaciones del arquitecto Dino Marcantonio, el abad Nivakoff y los sacerdotes Joshua Neu y Vincent Woo, quienes abordaron el ars celebrandi, la pastoral de la liturgia en parroquias y la continuidad con la tradición.
El arzobispo Salvatore Cordileone ofreció una charla final profundamente teológica y pastoral, afirmando que toda la liturgia debe estar orientada a Cristo, “nuestro puente hacia el Padre”, y subrayando que “sólo lo mejor debe ofrecerse en la Misa, porque sólo lo mejor es digno de Dios”.
Finalmente, el cardenal Sarah ofreció unas palabras que sirvieron como colofón espiritual del congreso. Llamó a custodiar el don recibido y a dejar que la liturgia transforme nuestras vidas cotidianas, no solo nuestras celebraciones.
El compromiso creciente de Cordileone
El evento también sirvió para consolidar la figura del arzobispo Salvatore Cordileone como uno de los principales referentes internacionales en la defensa de la liturgia católica. Su implicación en la organización del congreso, la calidad de su intervención y su constante trabajo por recuperar la sacralidad del culto en su diócesis lo colocan cada vez más como un punto de referencia en el actual movimiento de restauración litúrgica. Cordileone ha demostrado no solo firmeza doctrinal, sino sensibilidad pastoral y claridad formativa, cualidades que lo han convertido en una voz cada vez más escuchada dentro y fuera de Estados Unidos.
