El Rey de la contradicción celebra el milenario de Montserrat

El Rey Felipe VI tocando la imagen de la Virgen de Montserrat en la abadía benedictina durante la celebración del milenario.

El Rey Felipe VI ha visitado este lunes la abadía de Montserrat con motivo del milenario del monasterio benedictino, uno de los corazones espirituales de Cataluña y de España. En su discurso, el monarca ha citado a san Juan Pablo II para ensalzar la función cultural, espiritual y educativa de Montserrat a lo largo de los siglos. Un gesto loable, sin duda, pero lleno de contradicciones si se contrasta con la realidad del país que reina.

Porque no podemos olvidar que el mismo jefe del Estado que hoy se emociona ante el legado milenario de Montserrat —una cuna de pensamiento cristiano y bastión de defensa de la dignidad humana— ostenta a la vez el cargo recién estrenado de presidente de honor del principal lobby LGTB+ en España. Un movimiento que, bajo la bandera de la diversidad, impone una ideología contraria a la antropología cristiana que precisamente Montserrat ha defendido durante mil años.

Y mientras se rinde homenaje a una institución que ha sido baluarte de vida y fe, España continúa su deriva moral: más de 90.000 abortos al año, la legalización de la eutanasia como si quitar la vida fuera un acto de compasión, y leyes que persiguen la libertad educativa y religiosa. Todo ello con el silencio —y, en muchas ocasiones, el respaldo protocolario— de quien hoy elogia las raíces cristianas de nuestro pensamiento.

No basta con citar a san Juan Pablo II si se ignoran sus enseñanzas esenciales. No basta con admirar el legado de Montserrat si se gobierna de espaldas a los valores que lo hicieron posible.

Es de desear que la luz espiritual de Montserrat no solo conmueva, sino que convierta. Que el eco de los siglos de fe que allí resuenan despierte a nuestros gobernantes del letargo ideológico y les devuelva el sentido de la verdad, la justicia y la dignidad humana. Que esta visita no quede en gesto vacío, sino que sea semilla de una renovación profunda.