Los Jesuitas en Chile: La ‘Oración Orgullosa’ y la Iglesia Progresista en su Mejor Versión
Los jesuitas chilenos, siempre a la vanguardia del progresismo, no pueden resistirse a seguir el guion de una agenda que lleva tiempo infiltrando las instituciones religiosas. Este 18 de junio, la Universidad Alberto Hurtado (UAH), una de las joyas de la Compañía de Jesús en Chile, celebró lo que fue calificado como un «hecho histórico»: la primera “oración orgullosa” en apoyo a la diversidad sexual. Todo ello, en el marco del Mes del Orgullo LGBT+.
¿Una oración? ¿Orgullosa? La ceremonia no es que haya sido un acto de fe, o una reflexión teológica profunda, sino más bien un acto simbólico para, como dijeron sus organizadores, “reflexionar sobre inclusión y respeto”. Es decir, se trató de un ejercicio de visibilidad, un claro ejemplo de cómo lo «religioso» y lo «progresista» se pueden combinar bajo el mismo techo, sin que parezca importar mucho la coherencia doctrinal.
La ceremonia, que tuvo lugar en el patio central del campus, fue encabezada por el sacerdote jesuita Rodrigo García, quien, más que una figura espiritual, parece haber sido el portavoz de una línea que apuesta a diluir las fronteras entre la fe católica y la agenda LGBT+. «Esto no es un acto revolucionario», afirmó García, quien, con la apabullante confianza de quien se ha alineado con el Papa Francisco, argumentó que en la Iglesia «hay lugar para todos, todos, todos». Sin embargo, lo que sigue resultando más revelador no es la inclusión per se, sino cómo la “tolerancia” se ha convertido en una excusa para borrar cualquier atisbo de contraposición doctrinal.
Este no fue un acto aislado ni esporádico. Según María Teresa Rojas, directora de Género y Diversidad de la UAH, la universidad está comprometida con la inclusión de manera «permanente», como si tal compromiso estuviera garantizando que la fe católica y la ideología LGBT+ son dos caras de la misma moneda. Como en tantas otras universidades jesuitas, las agendas sociales se imponen por encima de la formación teológica sólida. Aquí, no se dan cabida a «discursos de odio», claro, pero más importante parece ser el mensaje de que la universidad está, en palabras de Rojas, «acogiendo» a los estudiantes y funcionarios de la diversidad sexual. Esto, por supuesto, en un país donde la Iglesia ya está luchando por mantener su autoridad moral y doctrinal intacta.
