Polémica por el modo en que se ha exhibido el cuerpo de Santa Teresa

Cuerpo incorrupto de Santa Teresa en Alba de Tormes, objeto de polémica exhibición.

La exhibición del cuerpo de santa Teresa: ¿veneración o morbo?

Más de 53.000 personas han pasado ya por la Basílica de la Anunciación en Alba de Tormes para ver el cuerpo de santa Teresa. La exposición, posible gracias a un reconocimiento canónico autorizado por el Papa Francisco, ha abierto también un nuevo sepulcro: el de la prudencia.

Del 11 al 25 de mayo, los fieles tienen la oportunidad de contemplar el cuerpo incorrupto —o lo que queda de él— de una de las más grandes santas de la Iglesia. Una ocasión histórica y única, según los organizadores. Pero también una oportunidad perdida de hacer las cosas con el recogimiento, la discreción y la altura espiritual que exige santa Teresa de Jesús, doctora de la Iglesia y alma de fuego.

La voz del obispo: crítica sin rectificación

El obispo de Salamanca, José Luis Retana, ha hecho pública su incomodidad con la muestra. «Yo he sido el que ha solicitado a Roma el estudio porque ahora hay medios mucho más modernos. Pero creo que es un error mostrar el cuerpo de Santa Teresa así, como el de cualquier persona que tuviera esa edad», ha declarado a Europa Press.

Retana no objeta el análisis científico, sino el carácter casi expositivo de la iniciativa: Creo que solo sirve para alentar el morbo de las personas. Una afirmación valiente, pero que llega tarde. ¿Dónde estuvo ese celo pastoral cuando se organizó el evento? ¿O acaso la voz episcopal solo es profética cuando ya han pasado 53.000 personas por el templo?

Las carmelitas: obediencia y protesta

Las Madres Carmelitas Descalzas del convento de Alba de Tormes, herederas del carisma teresiano, no han ocultado su disconformidad: No queríamos de ninguna forma ningún periodista, ninguna foto de los restos, del cuerpo de la santa, afirma la madre Elsa, priora del convento. En los muros de la iglesia han colocado carteles que prohíben expresamente fotos y vídeos, señal de que no se sienten cómodas con el espectáculo.

Para las religiosas, la exposición tendría que haber sido con la urna tapada. No es una objeción estética. Es una defensa del pudor, de la sacralidad, de la frontera entre la veneración y la vulgaridad. Es un milagro que se conserve como se conserva, dice la priora. Y precisamente por eso, el milagro no se explota: se custodia.

Cultura de museo, criterio de fe

Los Museos Estatales españoles, bajo la Carta de Compromiso sobre el tratamiento ético de restos humanos, han dejado de mostrar esqueletos y momias sin una justificación excepcional. No se trata de un puritanismo moderno, sino de un principio: los restos humanos no son objetos de exhibición. ¿Por qué algo que no se haría con un guerrero celta debe hacerse con una doctora de la Iglesia?

Es cierto que la Basílica de Alba de Tormes no es un museo. Pero eso no exonera a sus responsables del deber de discernimiento. La lógica del turismo religioso y la lógica de la fe no siempre coinciden. Y cuando se disocian, triunfa lo humano —demasiado humano—: la curiosidad, el morbo, el flash. La exhibición del cuerpo de santa Teresa es un tema controvertido.

Teresa no necesita promoción

Santa Teresa no necesita más visibilidad. Necesita ser leída, rezada, imitada. Necesita almas abrasadas, no peregrinos morbosos. Su cuerpo ha sido violentado muchas veces: los franceses lo robaron, lo trocearon, lo dispersaron. Ahora no lo roban, pero lo exhiben. En ambos casos, lo reducen a reliquia de vitrina.

¿De verdad creemos que mostrar su cadáver va a suscitar más fe que leer Las Moradas o El Camino de Perfección? ¿Es esa la estrategia pastoral para un mundo que ha perdido el alma: mirar huesos, tomar selfies y marcharse con la conciencia tranquila?

Una oportunidad perdida

En plena crisis de sentido, con iglesias vacías y vocaciones menguantes, la santa de Ávila sigue teniendo una palabra que decir. Pero no la dice con sus costillas al aire, sino con su doctrina abrasadora, su amor a Cristo, su obediencia recia y su humildad heroica.

Esta exposición habría podido ser un acto de profunda veneración. Ha acabado siendo, en parte, un evento fotográfico más. El cuerpo de santa Teresa sigue entero. El sentido del pudor, no tanto. Parece que los muertos merecen respeto, menos los de los santos.

La exhibición del cuerpo de santa Teresa plantea interrogantes. La exposición del cuerpo de santa Teresa ha generado debate. La prudencia en la exhibición de santa Teresa es esencial. La exhibición del cuerpo de santa Teresa debe ser repensada. La exhibición del cuerpo de santa Teresa genera controversia.