El obispo César Franco ha anunciado su despedida de la diócesis de Segovia, a la que ha servido durante una década, con una carta dirigida a los fieles.
Su despedida oficial tendrá lugar el próximo 11 de enero en una liturgia especial en la catedral de Segovia. Tras su labor episcopal en la región, Franco se trasladará a Madrid, dejando paso a Jesús Vidal, designado como nuevo obispo de la diócesis.
En su carta, el obispo Franco reflexiona sobre los diez años que ha pasado al frente de la diócesis, describiéndolos como una experiencia transformadora. “Durante este tiempo he ido penetrando más y más en el alma segoviana, con el solo propósito de llevaros el Evangelio de Cristo”, escribe. Franco asegura que siempre percibió a Segovia como «tierra buena», aunque destacó que esta siempre debe ser «arada y fecundada con las aguas limpias de la gracia».
El prelado no solo expresó gratitud hacia los segovianos por su acogida “austera y sincera”, sino que también pidió perdón por los errores que pudiera haber cometido durante su ministerio. “Os prometo que siempre os llevaré en mi corazón y os tendré presentes ante el altar de Cristo, pues mi persona ha quedado, por gracia de Cristo, unida a esta Diócesis”, aseguró.
Un recorrido por los momentos vividos
Franco dedicó parte de su mensaje a recordar las vivencias más significativas de su ministerio en Segovia. Señaló que siempre buscó mantenerse cercano a todos, incluso en las circunstancias más humildes. “Nunca me he dejado llevar por el desaliento, ni siquiera cuando en las visitas pastorales me han recibido, en pueblos muy pequeños, cuatro o cinco personas, incluso una sola”, confesó.
El obispo destacó que, para él, cada cristiano representa la presencia de la Iglesia, y recordó una enseñanza de San Carlos Borromeo: “Una sola persona merece la dedicación entera del obispo”. Entre los recuerdos que lleva consigo, mencionó a los fieles que lo recibieron con alegría, a los sacerdotes que ya han partido y cuya vida humilde y entregada lo edificaron, y a las comunidades rurales que, a pesar de la ausencia de jóvenes y niños, mantienen viva la fe en pequeñas parroquias.
Franco también destacó su labor en la confirmación de niños, adolescentes y jóvenes, así como en su cercanía con quienes le abrieron su alma para compartir alegrías y penas. “Puedo decir por experiencia lo que decía un gran pastor de la Iglesia: el mayor arte entre las artes es el cuidado de las almas. Para eso vino el Hijo de Dios al mundo y para eso me llamó, sin mérito alguno, a ser sacerdote y obispo”, afirmó.
Un adiós lleno de esperanza
En su carta, César Franco subraya que en la Iglesia no se dice adiós de manera definitiva, ya que esta es una comunión en Cristo que trasciende incluso la muerte. Por ello, se despide con un esperanzador “¡hasta siempre!” y el compromiso de orar diariamente por Segovia y su gente, a quienes considera parte de su vida espiritual.
Aunque se trasladará a Madrid, el obispo aseguró que llevará consigo los paisajes, los recuerdos y las experiencias vividas en la diócesis segoviana. “Recorreré con la imaginación y la memoria agradecida esta hermosa diócesis y a sus gentes”, afirmó. También pidió a los segovianos que recuerden su figura cuando paseen hacia el Santuario de la Virgen de la Fuencisla, y les pidió que recen por él.
Antes de concluir su carta, Franco exhortó a los fieles a mantenerse firmes en su fe, incluso en los momentos difíciles, y a recordar los dones que Dios ha concedido a la diócesis a lo largo de su historia. «¡Sed fieles a Cristo! Nunca os apartéis de él, aunque vengan momentos difíciles», expresó.
Una nueva etapa para la diócesis
Con la llegada de Jesús Vidal como nuevo obispo de Segovia, la diócesis inicia una nueva etapa. Vidal asumirá el liderazgo en un momento en que la Iglesia busca seguir siendo una referencia espiritual para los fieles, especialmente en tiempos de desafío. Mientras tanto, César Franco cierra su etapa en Segovia con gratitud y el compromiso de seguir rezando por quienes han sido, durante diez años, su comunidad espiritual.