Mientras las comunidades de corte tradicionalista siguen experimentando un auge de vocaciones, el progresismo eclesial no hace más que perder adeptos.
La llegada de Francisco al trono de Pedro fue bautizada como ‘la primavera eclesial’ dentro del mundo progresista, pero lo cierto es que este sector pequeño pero ruidoso dentro de la Iglesia atraviesa un gélido invierno.
Quien acaba de colgar los hábitos y abandona por tanto el sacerdocio, es el franciscano estadounidense Daniel P. Horan, conocido por su proximidad a la comunidad LGTB y sus variantes ideológicas como grupos ultraecologistas y antirracistas.
Daniel P. Horan es de los que escribe en News Ways Ministery, un panfleto estadounidense que hace apología de la homosexualidad dentro de la Iglesia. «La historia no será benévola con la Iglesia en su trato a las personas LGBTQ una vez que las enseñanzas sobre género y sexualidad cambien», ha llegado a decir este ex franciscano.
Ahora, Daniel P. Horan ha anunciado en otro medio progresista, el National Catholic Reporter, que deja de ser franciscano. «Después de un largo período de discernimiento y oración, he llegado a la conclusión de que ya no estoy llamado a seguir siendo fraile menor», escribe Horan.
Justifica su decisión recurriendo a san Francisco de quien dice que «cambió de opinión a menudo». Según el ex franciscano, «Durante el año pasado, con el pleno apoyo de mis superiores religiosos, me embarqué en un período formal de discernimiento vocacional, durante el cual he permanecido como fraile en regla y conservé mis facultades ministeriales. Durante este tiempo, he sopesado estos asuntos ante el Señor, al tiempo que permanecía lo más abierto posible a cualquier dirección que Dios me fuera guiando».
Para él, abandonar su vocación franciscana y sacerdotal es «una afirmación de la dirección dinámica y a menudo sorprendente del Espíritu Santo». «Me siento bendecido por haber sido un fraile menor durante las dos décadas en que Dios me llamó a ese estado de vida. Si bien ya no seré un fraile franciscano, siempre seré un franciscano de corazón y de espíritu», concluye el ya ex sacerdote.
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