El pasado 13 de abril se celebraron las elecciones para elegir la nueva Junta directiva en la cofradía de la Real Esclavitud de la Almudena, una de las más antiguas e importantes de Madrid y que fue fundada en 1640.
La candidatura que salió vencedora de esas elecciones fue la ‘no oficialista’ que representa Mariano Jiménez frente a la considerada ‘oficialista’ que representaba Francisco Javier Muñoz ya que contaba con el apoyo del capellán de la cofradía. La propia cofradía publicó el acta de los resultados en su página web. La candidatura que ganó logró 91 votos frente a los 57 que consiguió la otra candidatura preferida por el capellán de la Real Esclavitud.
Tal y como establecen los estatutos de la conocida cofradía madrileña, aprobados por el cardenal Osoro y que la Santa Sede y el arzobispado obligaron a que tuvieran, el candidato ganador debe tener el visto bueno del Cabildo y ha de ser refrendado por el arzobispo de Madrid, en este caso el cardenal José Cobo.
Derrota en las urnas de la candidatura preferida por el capellán
Según parece, la victoria de la candidatura ‘no oficialista’ sentó como un jarro de agua fría al cabildo de la catedral de la Almudena a quien corresponde tomar la decisión de elevar el resultado al cardenal para que apruebe los resultados que salieron de las urnas.
Nadie sabe muy bien los motivos del cabildo para negarse a elevar la aceptación de los resultados al arzobispo de Madrid, José Cobo, pero fuentes conocedoras de la situación explican el malestar dentro del cabildo por la victoria de los no oficialistas. En concreto, señalan al capellán de la Real Esclavitud Jesús Junquera como persona responsable de torpedear este trámite.
Creación de una Comisión Gestora obviando los resultados
Ante esta anómala situación, la archidiócesis de Madrid decidió constituir una Comisión Gestora para que convocara nuevas elecciones. Fuentes conocedoras de este proceso muestran su estupefacción por la negativa del Cabildo a elevar la candidatura al cardenal Cobo, que ganó por amplia mayoría, para que dé su aprobación.
Estas fuentes denuncian que «carece de todo sentido hacer unas elecciones y citar a todos los miembros de la cofradía para que vayan a votar y como no gustan los resultados no se eleva la candidatura vencedora al cardenal para que dé su aprobación».
Finalmente, tras varias maniobras de última hora, desde la archidiócesis se apostó por seguir adelante con la creación de una Gestora de la que formen parte algunos miembros de la candidatura vencedora y otros miembros del Cabildo y que estuviera presidida por el capellán. Otras fuentes, se preguntan si es acorde a derecho que un sacerdote ocupe el cargo de presidente de la Gestora.
Un miembro de la cofradía denuncia que “existe un silencio sepulcral por parte del Coordinador de la Comisión Electoral, no sabemos si hay alegaciones o no, ya han pasado más de dos meses y parece que el capellán, tampoco tiene ningún interés, porque su candidato no ha ganado”.
Para justificar esta decisión de no elevar la candidatura ganadora al arzobispo de Madrid, el Cabildo se ha sacado de la manga que «no ha habido quorum suficiente» para celebrarse las elecciones dando la impresión de que no aceptan los resultados del pasado mes de abril. Esta argumentación del Cabildo se caería por su propio peso y demostraría ser una cortina de humo ya que el acta de las elecciones no manifestó ningún tipo de irregularidad en todo el proceso electoral.
El cardenal arzobispo de Madrid, José Cobo, se enfrenta a un gran dilema si decide no aceptar los resultados de las urnas ya que los discursos de sinodalidad y diocesaneidad que tanto le gusta predicar al vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española se caerían por su propio peso.