Al cardenal Dominik Duka, arzobispo emérito de Praga, parece que no le está gustando ciertas actuaciones de la diplomacia vaticana bajo el mandato de Francisco.
En un artículo escrito por él y publicado en Il Foglio, el purpurado checo ha salido en defensa del papel que jugó la diplomacia vaticano durante gran parte del siglo XX.
«La dificultad de la Iglesia durante la Segunda Guerra Mundial, su apoyo a la resistencia en la República Checa, Polonia y otros lugares, así como su contribución a la construcción de un mundo en paz, merecen no sólo admiración, sino también gratitud hacia estos valientes hombres de Iglesia», escribe el cardenal.
El cambio en los años 50
Sin embargo, expone que el final de la década de los 50 «fue el telón de fondo de una transformación del servicio diplomático». Dominik Duka afirma que «los principios de la lucha por la libertad y por la dignidad humana comenzaron a dejarse de lado en favor de una política de distensión promovida principalmente por la izquierda y los estados comunistas».
Duka sostiene que «la diplomacia vaticana favoreció una forma de realismo y diplomacia “silenciosa” (conocida como “Ostpolitik”) que trataba de manera más similar a la de los Estados nacionales, que a veces subordinan valores inherentes al estado de derecho para lograr los propios objetivos». Además, en ese momento argumenta que «la diplomacia vaticana pretendía concluir acuerdos bilaterales para salvaguardar la vida de las comunidades locales, sacrificando también los deseos y expectativas de las iglesias locales».
El cardenal checo sostiene que «en un intento de “cooperar” con los regímenes comunistas, el Vaticano intentó adoptar un método más dulce, cediendo en cuestiones de derechos humanos y libertad religiosa». Así, tal y como recuerda el cardenal Duka, prelados como el cardenal Jószef Mindszenty se convirtieron en la conciencia de la Iglesia católica mientras decenas de obispos fueron detenidos en prisiones comunistas en Europa, China y Vietnam.
«Durante esos años, nos encontramos siguiendo los pasos de obispos heroicos como Theophilus Matulionis de Lituania, ejemplos que han mostrado cómo los ideales nunca deben arrodillarse frente a realidades inaceptables», escribe en su columna el cardenal Duka.
El papel de Juan Pablo II
En su artículo defiende la diplomacia de san Juan Pablo II quien «fortaleció las redes de información subterránea y disidente para poder alzar su voz y extender su radio de acción».
«Los ideales y principios de su misión diplomática estaban arraigados en la revelación divina —la Biblia— y en la tradición de la Iglesia. Se convirtieron en una parte visible e indispensable de su ministerio papal global. La lucha por la dignidad y por los derechos de la persona individual creada a imagen de Dios, el bien fundamental de la familia y la autonomía de la nación tuvieron en él un firme defensor», añade Dominik Duka.
Las amenazas en Occidente, Ucrania y China
El arzobispo emérito de Praga denuncia que hoy en día la Iglesia también se enfrenta a diferentes amenazas y desafíos. Pone de ejemplo como en algunos países occidentales, «escuelas y profesores se ven amenazados cuando se descubre que enseñan verdades fundamentales, como la diferencia entre masculino y femenino. Hombres y mujeres son “silenciados” por sus mismos conciudadanos, algunos incluso despedidos de sus puestos de trabajo, por posiciones a favor del bien del matrimonio y del valor de cada vida humana».
Fuera de Occidente, el cardenal Duka denuncia graves amenazas a la libertad fundamental como en Ucrania o en China. Duka se ha mostrado especialmente crítico con la posición de la Santa Sede con China y sus famosos pactos secretos con el régimen comunista y así se lo ha reprochado -sin citarlos- a Francisco y Parolin: «Así como el silencio y la complicidad con el régimen comunista perjudicaron a mi país y facilitaron que el gobierno encarcelara a los disidentes, el silencio de la Iglesia frente a los abusos de los derechos humanos por parte de la China comunista perjudica a los católicos de China».
El cardenal Duka denuncia que incluso China se ha atrevido a encarcelar al «gran cardenal Joseph Zen» y que ahora está bajo control y monitoreo por parte del Estado. También recuerda como Jimmy Lai, converso al catolicismo y propietario de un periódico, lleva más de tres años detenido en régimen de aislamiento en Hong Kong.
El cardenal Duka concluye su columna pidiendo al Vaticano algo de lo que no hay en Roma en estos momentos, «valentía». «Una vez más, personas valientes están pagando el precio de oponerse a ello. Reforzada por estos tales testimonios modernos, conocidos o desconocidos, la diplomacia vaticana debe recuperar y alzar su voz para unirse a ellos en la defensa de la persona humana y en la defensa del Evangelio. Una vez más ha llegado el tiempo de la valentía», concluye el cardenal.
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