¿Por qué las iglesias modernas son tan feas?

Iglesia fea
|

UNA CATÓLICA PERPLEJA

27 enero 2024

La parroquia de mi pueblo es una iglesia bonita. No sabría decir el estilo, pero es un edificio de muchos siglos que ha ido evolucionando, con sus muchos cambios; la nave central es alta, amplia y luminosa, con capillas laterales, etc. Pero al viajar frecuentemente por trabajo a otras ciudades españolas y europeas – intento ir a Misa cada día-, además de los templos a que uno asiste a Misa durante las vacaciones y la asistencia a funerales, pues veo de todo, como cualquiera de nosotros. Y junto a la belleza de los templos antiguos, vemos también mucho malo y feo, sobre todo en las iglesias modernas. La pregunta, nada original, que me surge, es: ¿por qué la mayoría de iglesias modernas son tan feas? Y en los intentos de hallar respuesta, las reflexiones sobre las que siempre vuelvo se centran en dos aspectos: el primero, los efectos que tiene en nosotros la fealdad y, peor aún para los bautizados, la fealdad de las iglesias. Y, en segundo lugar, el hecho de que resulta que las iglesias feas en nuestras ciudades y pueblos están construidas a partir de los años 1960 (puede que se dé alguna excepción, claro está). 

Tengo particular aversión, porque me duelen, a dos tipos muy concretos de iglesias feas modernas: las que denomino “iglesias-garaje” y las “iglesias-salas-de-espera-de-hospital”. Las iglesias-garaje son aquellos templos que, ya sean edificios independientes o estén situadas en los bajos de un edificio de viviendas, presentan un techo plano que es, además, muy bajo. Se vuelve imposible, entre otras cosas, «elevar el corazón a Dios», porque el techo está inmediatamente sobre nuestras cabezas, imponiendo la horizontalidad. No suelen tener planta de cruz latina (¡faltaría más!), sino ser una especie de nave industrial rectangular con presbiterios que más bien recuerdan a un escenario. Luego están las iglesias blancas como una sala de espera hospital, muchas de las cuales casi caen directamente en la antigua herejía iconoclasta, con sillas blancas (de centro de atención primaria u hospital y sin reclinatorios, claro) y con cruces desnudas en lugar del Crucifijo. A este respecto, entre la propaganda que recibimos los católicos, en el campo del arte y la arquitectura sacros se encuentra el de “sacar a la luz” la piedra de las paredes interiores de las iglesias románicas, ¡cómo si hubieran estado así en la Edad Media! Sin ir más lejos, la iglesia de San Juan en Bohí, en el valle del mismo nombre en el Pirineo, conserva gran cantidad de pinturas murales por todo el interior. Así estaban los templos en la Edad Media, profusamente ilustrados con escenas bíblicas. El mapping 3D de la iglesia románica de San Clemente de Taüll, en el mismo valle, es otro claro ejemplo (https://www.youtube.com/watch?v=h38IovkawPs).  

Cada quien se fijará en unos aspectos concretos de fealdad de los templos católicos modernos, pero el abanico de horrores es amplio. No sé si han visto la capilla del Santísimo en la magnífica basílica gótica de Santa María del Mar en Barcelona (https://www.quadrifoli.com/capella-del-santissim-de-la-catedral-santa-maria-del-mar-p-73-ca), por no hablar de la tristemente famosa parroquia de Santa Mónica en Rivas Vaciamadrid, epítome de la fealdad (https://es.m.wikipedia.org/wiki/Archivo:Parroquia_de_Santa_M%C3%B3nica_%28Rivas_Vaciamadrid%29_09.jpg). 

Este tema podría pasar por una cuestión curiosa, con toques de humor, si no fuera porque en realidad es muy serio. Primero, porque la cuestión estética no es baladí. Recientes estudios neurocientíficos muestran cómo la belleza «reprograma» el cerebro hacia Dios (https://www.eldebate.com/religion/20231229/neuropsicologia-arte-sacro-tres-estudios-muestran-como-belleza-reprograma-cerebro-hacia-dios_161984.html). La conclusión obvia es que la falta de belleza en las iglesias católicas nos aleja de Dios, porque limita u ofusca nuestra capacidad de apertura a la trascendencia que la belleza proporciona. Y también porque no es solamente que, en su intento de acercarse al mundo, la Iglesia Católica haya adoptado en la segunda mitad del siglo XX las formas minimalistas y utilitaristas contemporáneas al diseño de los templos, sino que se ha perdido el sentido de elementos muy importantes que han sido una constante en la historia de la Iglesia: la orientación y el presbiterio.

Les explico una anécdota que me pareció interesantísima: durante una visita turística por lo que patrimonialmente se ha llamado en Aragón “territorio mudéjar”, uno de los miembros del grupo resultó ser un medievalista que, ante una iglesia de planta peculiar, sacó de su bolsillo una brújula y afirmó que en origen el templo medieval debía haber sido una mezquita, porque la orientación era hacia el sur-este, y no hacia el este. Desde entonces, llevo una pequeña brújula encima y siempre lo compruebo, sólo para horrorizarme de que la mayoría de iglesias modernas no están orientadas. Y no como las antiguas basílicas romanas que tenían la entrada, y no el ábside hacia el Oriente, sino que no hay criterio, que los ábsides “miran” hacia cualquier punto cardinal. Así, todos olvidamos que el sacerdote miraba hacia el Oriente en la actualización del santo sacrificio de la Cruz, porque el Oriente representa a Cristo. Por otra parte, y por poner solamente dos ejemplos de la falta de sentido en la que vivimos en la Iglesia actual por regla general, además de la cuestión de la falta de orientación, solemos encontrarnos con auténticos despropósitos en los presbiterios, que deberían estar elevados sobre tres escalones con respecto a la nave, mientras que hoy no son pocas las iglesias que parecen teatros romanos, donde la “nave” desciende hacia el presbiterio, la zona más baja de toda la iglesia.

Supongo que, para muchos de ustedes, este tema no debe representar ninguna sorpresa. Pero para mí, conversa y en mis inicios católicos tan feliz papólatra ratzingeriana, enamorada de la grandeza de la Iglesia, del culto a Dios, de la Verdad y convencida de la «hermenéutica de la continuidad», este tipo de descubrimientos y, sobre todo, su raíz, me dejan perpleja y dolorida. Sigo siendo ratzingeriana, por cierto, y creo que aún no somos conscientes del gran don de Dios que ha sido Ratzinger, como teólogo, cardenal y papa, para la Iglesia. Pero cada vez encuentro menos argumentos para defender la hermenéutica de la continuidad en el siglo XX, entre “antes” y “después” del Concilio Vaticano II. Y ésta no es una digresión ni un cambio de tema: recordemos que estamos hablando de iglesias feas modernas, construidas a partir de los años 1960. Una fealdad que no es un “hecho aislado”, sino que forma parte de un conjunto de factores que provocan auténtico pavor porque muestran una coordinación tal que parecen orquestados por el demonio. Lo expresaba de manera muy cruda John Senior ya a finales de los años 1960, cuando escribió en el periódico The Remnant que el cambio en la liturgia, la moral, el breviario, las traducciones, las vestiduras litúrgicas, la arquitectura y la música sacra manifiestan que de lo que se trató fue de un ataque minuciosamente orquestado sobre la doctrina y práctica católicas. Todo al mismo tiempo, en los mismos años, desembocando en la banalidad en la liturgia, el antropocentrismo, la horizontalidad, la tibieza, la ignorancia, la desacralización. 

Reconozco que, en mi camino de creciente perplejidad, el Concilio Vaticano II es casi omnipresente. La lectura de la obra que el profesor Roberto de Mattei escribió sobre el mismo significó para mí un antes y un después en la comprensión de la historia reciente de la Iglesia y una bomba a la línea de flotación de la “hermenéutica de la continuidad” que tenía asumida como buena ratzingeriana. Fue como un despertar y, a la vez, un horror. Es obvio que no todos los males son «culpa» del Concilio Vaticano II, pero sí es cierto que evidenció la cruenta lucha entre dos claros bandos: quienes defendían la tradición de la Iglesia, que incluye la evolución y cambios orgánicos en ciertos aspectos, incluidos los litúrgicos, y la destructiva infiltración progresista, modernista, secularista, protestantizante y marxista, como prefieran llamarlo. Y por el momento, como decíamos hace unas semanas, el bando siniestro ha ganado una batalla. Les animo a leer el libro del profesor de Mattei (https://homolegens.com/libro/el-concilio-vaticano-ii/). Entre otras cuestiones, una de las que resultan evidentes es la manera en que los a sí mismos considerados “progresistas” (los modernistas que San Pío X había denunciado en la encíclica Pascendi) se reunían en secreto (huyendo de la luz, como hijos de las tinieblas, tal vez porque sabían que sus intenciones no eran limpias) y apelaban a un concepto de ecumenismo y libertad religiosa que resultan totalmente ajenos a la tradición de la Iglesia; además de simpatizar abiertamente con el marxismo culturalmente triunfante en la época.   

Pues aquí están, profundamente relacionados la revolución que tuvo lugar en la Iglesia a mediados del siglo XX y la fealdad de las iglesias modernas; la segunda, consecuencia de la primera y con nefastas implicaciones para la fe de los bautizados, porque conducen a la pérdida del sentido de la Misa, la “fuente y culmen de la vida cristiana”, el culto público a Dios por excelencia, el cielo en la tierra. La Misa no trata de mí, sino de Dios. Y, por cierto, a Él sí parece importarle la belleza y el significado de los elementos del culto. No en vano dio a Moisés instrucciones muy precisas para la construcción de la tienda-templo en el desierto y todo lo relativo a los ministros. No cumplir las instrucciones de Dios acarreaba la muerte fulminante. 

Ayuda a Infovaticana a seguir informando

Comentarios
33 comentarios en “¿Por qué las iglesias modernas son tan feas?
  1. Pablo VI fue un papa nefasto que promocionó una arquitectura religiosa grotesca, que aleja de Dios en vez de acercar. Pues la austeridad no justifica la fealdad que se ha instalado en el arte religioso contemporáneo. Con poco dinero se pueden hacer cosas sencillas pero bonitas.
    Y este problema afecta no sólo a la arquitectura, sino también a la escultura, la pintura, la música, la vestimenta litúrgica, etc.

    1. Totalmente de acuerdo. Es así.

      Y a esto hay que añadir que precisamente esa es la razón por la que hay cánones en la arquitectura sacra. Cánones que luego a la gente le importa un comino, y por eso tenemos las horrendas iglesias que tenemos.

      (Ejemplo para curiosos: iglesia de Santa Mónica de Rivas Urbanizaciones, Madrid. Parroquia de la que me fui cuando impusieron la comunión en la mano durante la plan de mia.

      PRECAUCIÓN: Daña seriamente a la vista).

      Dicho esto, ojalá vuelva a haber una tendencia hacia la recuperación de los estilos arquitectónicos tradicionales de la Iglesia para tratar de comunicar a través de la belleza la esencia de la fe católica y el evangelio.

        1. Acá en Puebla, México, la FSSPX acaba de construir el Templo «Nuestra Señora de los Ángeles», una hermosura. Con pocos recursos se pueden construir Parroquias que sean dignas y majestuosas. Todos los adefesios modernos que empezaron a construirse a partir delos años 60 son el efecto del CVII, no inspiran respeto y por eso la gente hace lo que le viene en gana, viste como quiere, etc.

      1. ¿No fue Pablo VI el que dijo, todo compungido, aquello de «por alguna grieta ha entrado el humo de Satanás…»? Usted es la prueba viviente. Así que, en vez de trollear a destajo, tenga un poco de respeto y sométase a un exorcismo, farsante.

      2. Todavía no entiendo por qué fue nombrado santo Pablo VI, o Juan XXIII. ¿Por haber impulsado la reforma de la Iglesia? ¿Por haber dejado entrar a Satanás dentro de ella? ¿Alguien me lo explica? Yo sólo se, que viendo videos de místicas que han visitado el infierno, cielo y purgatorio, han afirmado haber visto a dos papas en el infierno: Juan XXIII y Pablo VI.
        Yo sólo pregunto, no discuto

          1. A usted, seguro que no; porque como es un «rebotado» al que echaron (o no dejaron ingresar) por «raro» y poco listo… Pero, sus pareceres (y su vida en sí) no le interesan a nadie aquí.

          2. No se que entiende Vd. sobre, «que alguien me lo explique», no me responda con otra pregunta. Yo no he hablado de la canonización de Escriba- Vd ha afirmado que Pablo VI es Santo, bueno, fue canonizado ¿por? A donde vas? Manzanas traigo. Otros santos fueron así por haber hecho milagros y curaciones y haberse demostrado, lo de estos que comento, no.
            Yo no pertenezco al Opus y si a la Iglesia católica.

    2. ¿Sará muestra también de un profundo desprecio por nosotros, las ovejas, por parte de una jerarquía intelectual y muy por encima de nuestas miserables apreciaciones?
      En Huelva está la parroquia de San Leandro, nave rectangular orientada al suroeste, sillas de `plástico y llevada por los kikos, con sus inevitables introducciones y sus delictivos cantos, mal tocados y cantados por un animador desafinado. Espero que el Señor tenga misericordia de mí por haber asistido a ese dolor.

  2. «Se vuelve imposible, entre otras cosas, «elevar el corazón a Dios», porque el techo está inmediatamente sobre nuestras cabezas, imponiendo la horizontalidad.»

    Estoy de acuerdo que hay iglesias muy feas, pero no estoy de acuerdo con determinadas afirmaciones de la católica perpleja. Según ella, es «imposible elevar el corazón a Dios» por culpa del techo ser muy bajo. No sabía yo que la presencia sobrenatural de Dios en nuestros corazones por acción de la gracia depende de la altura del techo del edificio. Eso es un absurdo. Un pensamiento así tan cerrado y cuadriculado revela una mentalidad atada a conceptos y formas, costumbres y normas que obstruyen la propia apertura interior a la gracia y hace que se instalen facilmente convicciones equivocadas y prejuicios.

    Pregunto a Católica Perpleja: ¿En una iglesia sin techo o a cielo abierto, puede uno elevar el corazón mucho más que en una iglesia con techo? ¿Cuánto más alto es el techo, más alta es la elevación del corazón?

  3. Estoy de acuerdo que hay iglesias muy feas, pero no estoy de acuerdo con determinadas afirmaciones de la católica perpleja. Según ella, es «imposible elevar el corazón a Dios» por culpa del techo ser muy bajo. No sabía yo que la presencia sobrenatural de Dios en nuestros corazones por acción de la gracia depende de la altura del techo del edificio. Eso es un absurdo. Un pensamiento así tan cerrado y cuadriculado revela una mentalidad atada a conceptos y formas, costumbres y normas que obstruyen la propia apertura interior a la gracia y hace que se instalen facilmente convicciones equivocadas y prejuicios.

    Pregunto a Católica Perpleja: ¿En una iglesia sin techo o a cielo abierto, puede uno elevar el corazón mucho más que en una iglesia con techo? ¿Cuánto más alto es el techo, más alta es la elevación del corazón?

    1. «Un pensamiento así tan cerrado y cuadriculado revela una mentalidad atada a conceptos y formas»

      A decir verdad, sí que hay ataduras a conceptos y formas dentro de cánones arquitectónicos.

      Y los hay precisamente para preservar la sacralidad de la iglesia frente a tendencias grotescas y excentricidades de iluminados cuyas visiones del arte hacen que te quieras arrancar los ojos.

    2. De acuerdo con tu comentario sobre esta frase: «es imposible elevar el corazón a Dios» por culpa del techo ser muy bajo. De hecho estamos condenando a los primeros cristianos que celebraban la Eucaristía y hacían sus rezos en las catacumbas. No me imagino lugar más lúgubre. Pero en las mismas catacumbas encontramos pinturas sacras que procuraban elevar el alma de los fieles que acudían allí.

      Pero lo que creo que la autora quiere decir es qué, por ejemplo, si entras en una iglesia de gótica, románica, renancentista como San Pedro del Vaticano, la tendencia natural es elevar los ojos hacia arriba, hacia el cielo que es la patria a la cual debemos aspirar.

      El habito no hace al monje pero le ayuda a serlo. Las iglesias bonitas no hacen santos a los fieles pero ayuda a que lo sean.

      1. Pues tenemos que acostumbrarnos a ser santos en medio de la fealdad, la persecución y las catacumbas. Un poco como en África donde hay tanto de lo que estamos hablando, incluso las iglesias feas sin esa arquitectura esplendorosa de las grandes basílicas, catedrales e iglesias matrices de antaño de los tiempos gloriosos de la Cristiandad.

        1. Agios,que maravilla encontrar a personas tan espirituales como vd!,pero no puedo por menos de estar en radical desacuerdo,porque acaso tiene la misma consideración el cuarto de las escobas que la sala de estar de su casa,? A las visitas las recibe en la sala de estar o en el excusado? Lo siento mucho ,pero cuesta exactamente igual lo bonito que lo feo,y no será porque a las órdenes,congregaciones asociaciones,obispados,etc etc no les gusten las obras más que a un tonto una tiza

    3. ¿Sará muestra también de un profundo desprecio por nosotros, las ovejas, por parte de una jerarquía intelectual y muy por encima de nuestas miserables apreciaciones?
      En Huelva está la parroquia de San Leandro, nave rectangular orientada al suroeste, sillas de `plástico y llevada por los kikos, con sus inevitables introducciones y sus delictivos cantos, mal tocados y cantados por un animador desafinado. Espero que el Señor tenga misericordia de mí por haber asistido a ese dolor.

  4. Estando en parte de acuerdo con la tesis de la autora, he de decir que existen numerosos ejemplos de iglesias de factura de arquitectura moderna o contemporánea, que aparte de su belleza y austeridad, invitan al recogimiento y a la oración. Por ejemplo, muchas de esas iglesias neogóticas de finales del siglo XIX o principios del siglo XX son horripilantes, un pastiche supuestamente bello.
    Dicho esto, creo que el problema es que muchos arquitectos carecían de fe o al menos de una cultura religiosa evidente

  5. Totalmente de acuerdo.

    También es muy triste cuando la Iglesia es preciosa por fuera, con una historia impresionante, y luego por dentro sus gobernantes actuales, la han despojado de toda su belleza original.

    En esto son especialistas los Jesuitas. He visto cada barbaridad en sus iglesias. Altares de grotesco cemento en templos góticos maravillosos (su iglesia en Viena) y cosas así. Claro que por eso y por su mala doctrina, están vacíos y al borde de la extinción como orden, que ojalá se produzca cuanto antes, porque mira que hacen daño a la Iglesia.

    Por último solo destacar lo curioso que es la coincidencia entre mala doctrina y templos feos o mal conservados. Sólo hace falta ver cómo es o está el templo para saber la calidad de la doctrina que allí se predica. Mala conservación, mala doctrina asegurada.

    Gracias por el articulo y un abrazo!

  6. Hoy sufrimos el deplorable espectáculo de iglesias feísimas, que son construidas por arquitectos de poca o nula fe, que están más interesados en lucirse ellos que no en dar gloria a Dios y servir a las almas.
    Y en muchos casos, la simplicidad antiestética es tal, que se manifiesta una falta de celo por el templo de Dios, y una falta de caridad hacia los fieles cuyo beneficio espiritual no interesa.
    Además se suma el atentado que se comete contra espacios religiosos antiguos que sí son hermosos, en los que se introducen elementos grotescos. Tal es el caso, por ejemplo, de la plaza de San Pedro del Vaticano, en la que han colocado unas esculturas de inmigrantes feísimas y que rompen con el entorno.

    1. La belleza procede de Dios, por lo que la belleza arquitectónica de los templos realizados por la iglesia tienen esa inspiración divina, el prerrománico, el románico, el gótico, el barroco, etc, etc, pero llegada la estafa conciliar inspirada en la masonería, solo podría salir de ese oprobio un arte inspirado en el maligno. Son los frutos del concilio que tanto alaba Francisco, todo lo que produjo fueron frutos podridos, hasta la arquitectura y el arte modernista. Hasta que no extirpemos al maligno de la iglesia conciliar y volvamos a la Santa Causa Tradicionalista, todo irá de mal en peor hasta que la iglesia se autodestruya. Carlismo Rebelde

  7. Estudiante de teologia en centro oficial, subraganeo de Universida española, os afirmo que tuvimos que estudiar mucho los documentos del C.V II. Es cierto que muchas iglesias «modernas» son feas, muy feas, muchas veces por que habia que crear parroquias en barrios nuevos, de construccion apresurada por la realidad sociologinja de la necesidad de vivienda. Tambien es cierto que Dios y nuestro Salvador, estan en la comunidad que se reune, no en el propio lugar de reunion. Yo criticaria la catequesis de la propia iglesia. En tiempos anteriores los cristianos recibian su catequesis viendo el templo, sus imagenes y conociendo el pro que San Miguel lleva una Espada. Eso hoy no lo encontramos en las nuevas, amen de no tener confesionarios, no tener reclinatorios, no tener zona para arrodillarse en los bancos (YO TENGO QUE PERMANECER DE PIE, PUES TENGO ESPOLONES EN RODILLA, A LOS QUE EL DURO SUELO NO LOS COMPADECE, ETC) no tener pilas para el agua bendita, que antes teniamos hasta en cada cas

  8. Pero, mire que es usted mostrenco: las indulgencias no se han «intercambiado» nunca; y siguen existiendo a día de hoy (y no hablemos del mecenazgo, que hasta forma parte de nuestro ordenamiento jurídico). A usted le suena de oídas (porque de estudiar, nada de nada) que Lutero apostató por la construcción de la Basílica de San Pedro (lo cual es completamente falso; de hecho, volvió a Alemania encantado de su visita a Roma), y ya generaliza, como si todas las iglesias del mundo, que son cientos de miles (sólo basílicas menores hay 1.500, y simples parroquias, sólo en España, tenemos 23.000), se hubiesen sufragado con los recaudado por las indulgencias. ¡Menudo pedazo de zote! Es incomprensible su empeño en opinar de todo, sin saber de nada. El caso es hacerse notar, a ver si así alguien le hace caso y habla de usted, aunque sea mal.

    1. Sigo leyéndote muy por encima, conmigo no te valen pedanterías ni epìstolas esquizofrénicas.

      por zierto, boi ha enpezar a hescrivirte como ha tí te gusta, para ke te godas

      1. No tiene que hacer ningún esfuerzo para escribir mal y con faltas ortográficas: es lo que ha venido haciendo hasta ahora, troll mostrenco. Si pensaba que a mí me molestan sus faltas, o que responde a sus majaderías para convencerle a usted de algo, es que es muy poco listo (algo ya patente por las chorradas que suele escribir).

  9. Es una estrategia perfecta de infiltración magistral. Con la excusa del arte moderno a veces pues se ve a cristos retorcidos que pierden aspecto humano e indican casi profanación. Eso unido a la pérdida de sentido litúrgico que fue unido, a lo que se unió la emigración a las ciudades pues hizo descender la práctica religiosa. En algo se mejoró y es que muchos sacerdotes buenos intentan suplir estos fallos y se observa en sus altares más cuidado y como intentando remendar ese feismo. Peor aún lo que se hizo en templos antiguos donde en muchos sitios quitaron el altar primitivo y pusieron un altar nuevo mirando al pueblo de estética a veces feísta y otras sin que pegue con el entorno como es el caso de la catedral de Santiago de Compostela. No digamos iglesias románicas donde parece estar todo desacralizado cuando no eran así y se hizo por principio iconoclasta. El postconcilio fue un desastre y donde dió la sensación de haberse vuelto locos.

  10. Son feas como la gente que va , lo que merecen , un tablao con guitarras y las birras escondidas . Cuando se pierde el sentido de lo sagrado , se pierde el sentido del pecado . Y es pecado y gordo tener mal gusto dejándose llevar por la acedía, la vagancia , la pereza y la avaricia porque tienen unos sobre costes que alguien se lleva y si se supieran las cantidades , como para caerse de espaldas .
    Demasiada paciencia tiene el Señor que ha de aguantar esos engendros cuchitriles echaos de cualquier manera y sus visitantes que no se enteran de que eso debería ser la Casa De Dios .
    Es la crisis del ser humano , que ya no remonta

  11. Magnífico artículo, he aprendido unas cuantas cosas. Como curiosidad, «casualmente», estando bastante lejos de, donde actualmente estoy escribiendo este comentario, departía con un amigo, precisamente sobre esta cuestión; hace tres días :))
    Saludos cordiales.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 caracteres disponibles