Deprimente momento eclesial

Deprimente momento eclesial

DIARIO DE UNA FILOTEA

19 agosto 2023

“Lo de los últimos cincuenta años no da especiales frutos y por si acaso los frutos vinieran de otra parte, a controlar, no sea que la liemos” (P. Jorge González Guadalix). 

El P. Jorge merece un post diario y su Ave María diario (https://www.infocatolica.com/blog/cura.php). Su enorme empeño para que tres pueblitos de la sierra norte de Madrid vivan la fe y reciban los sacramentos es heroico en los tiempos que corren. Un sacerdote que celebra la Misa a diario aunque el pueblo no responda. En circunstancias de un catolicismo sano, que un sacerdote celebre la santa Misa cada día no debería ser noticia. Pero, tristemente, lo es. Y merece y necesita todas nuestras oraciones y apoyo. Nos preguntamos por qué los obispo no llaman en masa al P. Jorge a dar formación a los sacerdotes, a mostrarles lo que es un sacerdote rural, lo que es un pastor de almas; ya les pueden predicar todos los temas que quieran, que muchos de ellos cierran la parroquia el domingo después de la Misa y no la vuelven a abrir hasta el sábado siguiente por la tarde. Poblaciones de más de mil habitantes en que la parroquia está siempre cerrada y el párroco, ausente. ¡Es que se marchan! Durante la semana no viven en la población más grande que se les encomienda. Y nadie les llama la atención. Y los católicos, huérfanos, abandonados, perdidos. Ovejas sin pastor; aquellos por quienes lloró y llora Jesucristo.

Disculpen el tono derrotista de esta entrada en el diario. Es doloroso ver el humo de Satanás adueñándose de la Iglesia de Cristo. Es cierto que, como dice un gran amigo nuestro, “estamos condenados al éxito”. Cristo ha vencido al mundo. Y, aunque eso no nos quite las penas actuales, nos da la esperanza necesaria para caminar por este valle de lágrimas con los ojos puestos en el cielo. Pero, aun así, sufrimos. No comprendemos cómo tantos católicos, personas de buena fe, que aman a Cristo y a Su Iglesia, no ven lo que está ocurriendo, o se cortocircuitan cuando la observación objetiva de los males actuales en la Iglesia “toca” al que se sienta en la Cátedra de San Pedro. 

Tenemos una pequeña cuenta de Instagram desde hace siete años y, como es normal, ha ido evolucionando. Hablamos del santuario, de la artesanía con la que nos ganamos el pan, de Dios y de la Iglesia. La premisa básica es siempre el amor a la Iglesia, y eso comporta reflejar el dolor cuando se la maltrata, porque eso es maltratar a Dios. Tratamos también cuestiones políticas desde la perspectiva cristiana, y eso nos ha llevado a recibir numerosos mensajes llamándonos fascistas y racistas. Mensajes que nos han dirigido otros católicos, claro está, diciendo que nos ciñamos a temas “de Iglesia”. El Señor ya dijo que no somos del mundo, pero estamos en el mundo, y nuestra presencia en el mundo debe ser católica, ¿no? Es que parece todo tan obvio que cuesta tener que explicarlo. Pero un católico, ante un proceso electoral, ejerce su derecho al voto desde una perspectiva católica, ¿no? Entonces, si los obispos en este país no se esfuerzan mucho por recordar a los fieles ante unas elecciones que existen unos principios innegociables que deben tenerse en cuenta a la hora de votar, pues tienen que salir los laicos (y debieran hacerlo sacerdotes y consagrados también), a decirlo. Es nuestra obligación. Pero, claro, es más cómodo ponerse a tocar canciones de Hakuna desde el convento, colgarlo en Instagram, y recibir aplausos. Porque se nos ocurrió hace poco comentar en Instagram la obsesión y animadversión del papa hacia los sacerdotes celosos, a los que él llama “rígidos”, acusándoles en una entrevista en la revista Vida Nueva de algo gravísimo: de que la coraza de la rigidez ¡servía para esconder dobles vidas! Le faltó tiempo a una legión de progres católicos (si esos dos términos son compatibles) para salir en tromba a acusarnos de estar contra el papa… 

De san Jerónimo la frase “el que esté con la cátedra de Pedro, ése es de los míos”. Pero creemos que nos urge a los católicos ponernos a repasar el concepto cristiano de obediencia, que es fundamental, para saber en qué debemos obedecer a la autoridad, tanto eclesiástica como civil, en estos momentos de confusión extrema y de desobedientes a Dios campando a sus anchas por la Iglesia y esparciendo veneno y herejías sin que nadie les haga rectificar o callar.

Que Dios nos asista.

Filotea 

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