También en Italia, cuya capital es también la capital de la cristiandad, se vacían las iglesias a un ritmo alarmante. El año pasado se registró un récord histórico: solo el 18,8% va a Misa al menos una vez a la semana.
Casi un tercio, el 31%, no pisó una iglesia en todo el año, salvo para celebraciones muy concretas con una motivación social, como una boda o un funeral. Han bastado las dos primeras décadas del siglo para reducir la práctica religiosa a la mitad, pasando de un 36,4% de la población que se declaraba ‘católico practicante’ en 2001 a menos del 19% el año pasado.
El gran salto de este declive progresivo se dio con la pandemia, cuando se perdió de golpe un 4% de católicos practicantes tras levantarse las restricciones.
En los últimos veinte años, la proporción de los que «nunca practicaron» se duplicó, pasando del 16% en 2001 al 31% en 2022. Los datos del instituto estatal de estadísticas, el Istat, reelaborados por el portal de información religiosa Settimana News, surgen de una encuesta por muestreo.