José Cobo toma posesión como arzobispo de Madrid: «Tendremos que cambiar lenguajes y ajustar fórmulas pastorales a este momento»

José Cobo toma posesión como arzobispo de Madrid: «Tendremos que cambiar lenguajes y ajustar fórmulas pastorales a este momento»

Monseñor José Cobo, quien será creado cardenal el próximo 30 de septiembre, tomó posesión como arzobispo de Madrid este pasado fin de semana.

Un numeroso grupo de obispos estuvieron presentes en la Misa en la catedral de la Almudena con la que se da el pistoletazo al inicio del mandato de Cobo como arzobispo de la capital de España. La Misa estuvo concelebrada por el nuncio apostólico, Bernardito C. Auza; los arzobispos eméritos de Madrid, cardenales Carlos Osoro Sierra y Antonio María Rouco Varela, y los auxiliares de la diócesis, Juan Antonio Martínez Camino y Jesús Vidal Chamorro.

También asistieron los cardenales arzobispos eméritos de Valencia, Antonio Cañizares Llovera, y de Valladolid, Ricardo Blázquez Pérez; el cardenal misionero claretiano, Aquilino Bocos Merino; los arzobispos de Valladolid, Luis Argüello García, Valencia, Enrique Benavent Vidal, castrense, Juan Antonio Aznárez Cobo, Granada, José María Gil Tamayo, Pamplona, Francisco Pérez-González, Urgell, Joan Enric Vives i Sicilia, y Tánger, fray Emilio Rocha Grande; y los arzobispos eméritos de Burgos, Fidel Herráez Vegas, y de Zaragoza, Vicente Jiménez Zamora, entre los más de 60 obispos que han acudido, además de 350 sacerdotes.

En su homilía, el arzobispo de Madrid ha hablado de comienzos: «Hoy es un día singular en el que nos abrimos a un comienzo. Un comienzo que se apoya en comienzos de otros que han sembrado antes. Un comienzo que, como todo lo que viene del amor de Dios, no tiene fin y a todos nos abraza».

En este sentido, ha expresado su agradecimiento a los que forman parte de ese comienzo: «a la comunidad cristiana de Madrid» y «a todos cuantos me acogéis con tantas muestras de afecto y de corresponsabilidad eclesial»; a los obispos concelebrantes, así como a los «sacerdotes, diáconos, laicos, consagrados y consagradas», a los «hermanos de otras iglesias y comunidades islámicas», a todas las autoridades presentes en la celebración y, en especial «a tantos y tantos amigos de aquí y de muchos rincones que habéis venido a participar de esta Eucaristía que nos abraza a todos».

«Tendremos que cambiar lenguajes y ajustar fórmulas pastorales a este momento», ha reconocido, ya que «el cambio de época lo reclama para anunciar la fascinación del Evangelio a una ciudad y a unos pueblos y unas gentes sedientas de él». Y, para ofrecerlo «con coherencia y sin atajos», ha invitado a los presentes «a ahondar en la base: profundizar, celebrar y centrarnos en torno a nuestra común condición de bautizados».

«Bautizados para señalar a Dios», ha insistido, y para señalar, «como hacéis tantos de vosotros, lugares concretos por donde habita Dios en Madrid. Esa es la sed que necesita ser saciada a nuestro alrededor».

Por eso, ha exhortado a «ser testigos de la voz de Cristo», no de forma individualista o fragmentaria, «sino de manera comunitaria» y «aprendiendo a empastar las diferencias».

«Queremos caminar siempre al ritmo ágil y libre de Jesús, el Cristo; siempre atentos a quienes quedan descartados al borde del camino», ha incidido. «Las migraciones, la desigualdad, la soledad, la violencia y el sinsentido son los rincones donde las personas desplazadas, los pobres, los cautivos, los ciegos y oprimidos esperan a los seguidores de Cristo unidos, para ser rescatados y reconocidos como hijos de Dios». Porque «no olvidamos que somos una Iglesia samaritana». Y es que, para monseñor Cobo Cano, sin los pobres «no hay camino. Sin su inclusión social y eclesial la alegría del Evangelio sería un imposible».

También «aspiramos a que nuestra voz hoy llegue a toda la ciudad. A cuantos hombres y mujeres de buena voluntad quieran escucharla». En este sentido, se ha dirigido a las autoridades: «Contad con la sincera voz y ayuda de la Iglesia para trabajar por el bien común y para impulsar una cultura del encuentro», porque «como cristianos y ciudadanos, queremos aportar nuestra voz y nuestra visión al desarrollo humano integral». Así, «no vais a encontrar a la Iglesia de Madrid en los vagones de cola», ya que «el Evangelio es una potentísima locomotora capaz de ir en vanguardia aportando trascendencia, valores y una concepción del ser humano que nos ayuda a ser más felices, sabiendo que somos regalo de Dios con una doble nacionalidad: peregrinos en la tierra y convocados a ser ciudadanos del cielo».

Primera Misa en Aoslos

José Cobo quiso celebrar su primera Misa como arzobispo de Madrid en el pueblo más pequeño de la archidiócesis. Cobo celebró en el pequeño pueblo de Aoslos de 76 habitantes. Allí se enteró de que el Papa Francisco le iba a crear cardenal el próximo 30 de spetiembre.

Monseñor Cobo recibió la noticia con «enorme asombro», pero también con «agradecimiento y gran responsabilidad». «Todavía estaba asumiendo lo de ayer (su inicio del ministerio pastoral)», explica «ahora habrá que asumir esto también».

Al inicio de la Eucaristía, Cobo le contó la noticia a los feligreses «el Santo Padre me acaba de nombrar cardenal», y lo contaba para pedirles que «recen por mí». «Estar aquí es agradecer a los que venís y a los que estáis continuamente. Gracias, porque hacéis que aquí haya Iglesia», empezaba la homilía, «lo importante no es el número ni el éxito» sino poder atraer a más gente a Jesús. Para ser cristiano, continuaba, «no hay que ser complicado. Lo sencillo es fundamental para que otros conozcan a Jesús». «Hace 20 minutos me he tenido que poner a pensar en la Iglesia universal», pero es que resulta, puntualizaba, que en cada Eucaristía estamos todos. Jesús pide que aprendamos del poder «de lo pobre y lo pequeño» y advirtió que es en parroquias como la de Aoslos donde uno aprende lo que es importante.

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