Desde hace varios días Francia vive una situación límite por culpa de los fuertes disturbios protagonizados mayoritariamente por inmigrantes.
Francia va camino de una guerra civil por culpa de las políticas de puertas abiertas que ha convertido barrios enteros de importantes ciudades galas en zonas ‘no go’ donde ni la policía se atreve a entrar. Son barrios que han quedado secuestrados por los inmigrantes llegados al país, mayoritariamente musulmanes, y que viven al margen del sistema imponiendo sus propias leyes y forma de vida.
El balance durante estos días es el de millares de delincuentes detenidos, cientos de coches quemados, edificios y cantidad de comercios saqueados y destrozados por los vándalos. Sin ir más lejos, ayer mismo murió un bombero francés mientras apagaba un coche incendiado por estos salvajes.
El padre Francis Palle afirma que nunca perdió el conocimiento. Apoyado por los bomberos, permaneció en observación durante unas horas en el hospital. Salió antes de la medianoche, naturalmente conmocionado, con moratones. El padre Francis Palle, sin embargo, comenzó a reanudar sus actividades al día siguiente.
El el comunicado emitido por la diócesis de Saint-Etienne y la Congregación de religiosos de san Vicente de Paúl tratan de desligar este asunto de la ola de violencia en la que vive sumida Francia. «La agresión al padre Palle no parece estar ligada a su condición de religioso sacerdote y no se enmarca en los hechos violentos de los últimos días», aseguran.