El obispo de Coira, en Suiza, Joseph Maria Bonnemain, no ha corregido a la funcionaria de prevención de abusos sexuales de su diócesis, quien afirmó que “no hay que demonizar” la pornografía legal.
La responsable de prevención de abusos sexuales de la Diócesis de Coira, una laica llamada Karin Iten, respondió a los comentarios recientes en los que el Papa advertía a los seminaristas contra la pornografía y aseguraba que “los curas y las monjas también tienen el vicio del porno en la web. Cuidado: por ahí entra el demonio y debilita el alma ”.
La advertencia papal no parece convencer a Iten, que pide una visión más “matizada”. “Tenemos que distinguir entre pornografía ilegal y pornografía legal, entre otras cosas ”, dijo Iten al sitio católico de noticias kath.ch. Si bien condenó la pornografía infantil y la producción de pornografía que «explota la situación de las personas», Iten dijo que la pornografía legal y «justa» debe juzgarse de manera diferente: “La pornografía legal en condiciones de producción justas no debe ser satanizada en todos los ámbitos. Se trata de un enfoque individualmente saludable y una buena moderación en el mismo. Me refiero a la terapeuta sexual Ursina Brun del Re, quien ha investigado sobre el consumo de pornografía. A diferencia del Papa, es una experta reconocida. ¿Qué experiencia tiene el Papa sobre esto?
CNA Deutsch preguntó al obispo Bonnemain sobre las declaraciones escandalosas y heterodoxas de Iten. El prelado ofreció una respuesta bastante genérica y no corrigió ni condenó las declaraciones de su empleado que restaban importancia al peligro espiritual y mental de la pornografía “legal”. La diócesis envió la siguiente respuesta, según CNA Deutsch: “El obispo Joseph Maria la apoya [Iten] en esos puntos: no se deben tolerar delitos como la pornografía infantil. También condena todo abuso de poder, todo abuso por explotación y necesidad, y se distancia claramente de la representación del ser humano como objeto. Además, desea enfatizar que el consumo de representaciones pornográficas separa el gran bien de la sexualidad humana de la relación personal, el afecto íntimo y el amor íntimo de dos personas”.