El departamento de Migraciones de la Conferencia Episcopal presentó ayer martes, “una guía para acompañar como Iglesia a niñas, niños y jóvenes migrantes solos”. En la presentación intervino Mons. José Cobo, obispo auxiliar de Madrid y responsable del departamento de Migraciones, y los autores de la guía, el grupo asesor de menores del departamento de Migraciones de la CEE, integrado en la Subcomisión Episcopal para las Migraciones y la Movilidad humana.
Según se explica en la presentación, esta guía tiene como misión dar respuesta a las inquietudes que llegan desde las delegaciones y secretariados diocesanos de Migraciones sobre cómo actuar ante situaciones que se están encontrando en sus entornos. Por eso, los responsables de migraciones diocesanos son los principales destinatarios.
“No se trata de ofrecer respuestas concretas para cada situación, pero sí de facilitar unas claves y orientaciones y ponerse a disposición de las delegaciones o secretariados diocesanos, parroquias y comunidades religiosas, para responder a las cuestiones e inquietudes que se puedan plantear”, aseguran desde la CEE.
Presentación Guía de Niños, niñas y jóvenes #Migrantes solos.@CJosecoboc de @archimadrid: En el Evangelio el niño nos ayuda a ver qué es lo importante. Es el que mide nuestra humanidad. pic.twitter.com/w8oNPjhsCp
— Pastoral Migraciones España (@PMigraciones) December 14, 2021
Lenguaje inclusivo y «género»
Uno de los aspectos más llamativos del documento, es el lenguaje que se emplea en el mismo. Se recurre de manera habitual al lenguaje inclusivo para hablar de “niños, niñas y adolescentes”. “A partir de la segunda mitad de los años noventa, un nuevo fenómeno migratorio comenzó a tener lugar en España: la inmigración irregular de menores de edad – niños, niñas y adolescentes”, “Son niños, niñas, adolescentes y jóvenes migrantes solos. Como niños y niñas, necesitan ser protegidos por los adultos” o “La realidad de las migraciones nos ofrece el rostro de uno de sus exponentes con mayor vulnerabilidad, es la situación que viven los niños, niñas y jóvenes que inician un proceso migratorio solos, sin ningún familiar o referente adulto a su cargo”, son algunas de las frases que pueden leerse en el documento y como se puede observar, recurre al lenguaje inclusivo.
Posteriormente, el propio documento detalla y reconoce que “la mayoría son chicos de entre 14 y 17 años. En un primer momento, la mayoría de ellos procedía de Marruecos y Argelia”. Además de emplear constantemente el lenguaje inclusivo, el documento habla del “género” en vez del sexo de los menores no acompañados. El documento hace una radiografía del perfil y características de “los niños procedentes de Marruecos”. En esa enumeración se dice, entre otras cosas, que “tienen generalmente entre 14 y 17 años”, “en los últimos 15 años no sólo no ha disminuido la llegada de estos chicos y chicas, sino que ha ido creciendo también progresivamente” o que “dependiendo de su género, también habrán vivido diferentes experiencias y roles”. Llama, por tanto, poderosamente la atención que en un documento oficial elaborado por un departamento de la Conferencia Episcopal se introduzcan cuestiones como el género en vez de sexo o el lenguaje inclusivo, que la RAE ha rechazado en numerosas ocasiones.
Existencia de mafias y «desmontar bulos»
El departamento de migraciones de la CEE, continúa en su documento afirmando que “en los últimos años el perfil ha cambiado, y llegan también chicos con un nivel socioeconómico más alto, ya que, en ocasiones, han podido asumir el coste del viaje”, lo cual viene a confirmar de manera subliminal la existencia de mafias.
El documento afirma que “vienen a España a estudiar y a trabajar” y que “la mirada intercultural contribuye también al cambio en las dinámicas de exclusión, discriminación, invisibilización y desigualdad hacia estos chicos”.
Por último, el Informe concluye dando algunas pistas para promover en parroquias como por ejemplo “Conocer la realidad social del entorno de la parroquia, ir al encuentro de los jóvenes en espacios públicos u otros lugares que frecuenten”, “Ayudar a desmontar bulos y evitar discursos agresivos por redes sociales” o “Discernir y promover empadronamientos en domicilios particulares y de comunidades religiosas, modelos de acogida y hospitalidad, patrocinio comunitario en el que puedan participar personas o grupos de las parroquias o de la zona”.
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