Monseñor Joseba Segura, el obispo mediador  

Monseñor Joseba Segura, el obispo mediador  

El currículum oficial de monseñor Joseba Segura, recién nombrado obispo de Bilbao, es demasiado escueto. Dice que de los años 1996 a 2006 fue vicario parroquial de san Ignacio, San Juan de Deusto y San José de Elorrieta. En este tiempo desempeñó el cargo de delegado episcopal de Cáritas, delegado de Pastoral Social y miembro del Consejo pastoral diocesano. No dice que fue uno de los artífices más activos de los procesos de negociación con la izquierda abertzale-ETA.

El rastro más evidente del papel de monseñor Segura en esos años se encuentra en el libro del periodista de El Correo Español-El Pueblo Vasco, Pedro Ontoso, Con la Biblia y la Parabellum (Península), editado en 2019. En dos momentos del proceso, el rol de Joseba Segura fue relevante, hasta el punto de que este periodista le califica como uno de los muñidores del proceso de pacificación. Cuando Segura se marchó a Ecuador en 2006, hasta el propio Arnaldo Otegui ironizó cuando ambos se despidieron, según me contó un testigo del encuentro: ¿Ahora te vas a ir, justo cuando esto empieza a funcionar?, escribe Ontoso.

El 16 de septiembre de 1998 ETA anunció una tregua. El 3 de noviembre, José María Aznar, presidente del gobierno, autorizó una operación de diálogo político con ETA que tuvo como mediador al obispo Uriarte. Recuerda Ontoso que Uriarte se puso a buscar vías de acceso a la izquierda abertzale. Y lo primero que hizo fue reclutar para la misión a Joseba Segura, un joven presbítero de su absoluta confianza al que había guiado desde su época de seminarista y con cuya familia mantenía una larga amistad. El obispo era íntimo amigo de su tío Iñaki Etxezarraga, también sacerdote. Aunque nacido en Bilbao, Segura tenía raíces por vía materna en el barrio de Alzuste, en la localidad vizcaína de Zeanuri, un pueblo muy pequeño pero que ha dado decenas de sacerdotes y misioneros a la Iglesia vasca. Un auténtico granero de vocaciones. En el caserío familiar, a los pies del emblemático monte Gorbea, Uriarte ha pasado muchos y muy buenos momentos con la familia Segura. El baserri, además, ha sido escenario discreto de numerosos encuentros a varias bandas cerca de ocho años, narra Ontoso en su libro.

Segura se convirtió en la sombra de Uriarte hasta enero de 2006, cuando se marchó a Ecuador. Algunos apuntan que por haberse quemado.  Ontoso dice que pese a estar en los fogones, Joseba Segura ha sido un hombre clave en los procesos de paz. Su perfil era ideal, joven, dominaba euskera e inglés, acababa de regresar de Boston, había escrito una tesis doctoral sobre la no violencia y tenía el aval de los jesuitas de Deusto, de la Compañía de Jesús. Incluso había sido vicepresidente de la Fundación Inversión y Ahorro Responsable (Fiare Banca Ética). Intrépido, inteligente, exigente, de acción y de carácter. Se movía por Euskadi en una moto de gran cilindrada.

Segura era el lugarteniente del prelado –Uriarte-. Incluso algunas reuniones con la izquierda abertzale, según cuenta Ontoso, se celebraron en el caserío de la madre de Segura en Alzuste, la mañana de un domingo. Después de uno de esos encuentros, cuando la delegación de Batasuna se marchó, Uriarte y Segura celebraron una eucaristía íntima en el praderío, en un marco natural incomparable que podría recordar el Tirol suizo o la selva Negra alemana. Un paraíso en el que se sentía la presencia de Dios. Sin duda, el tándem pediría fuerzas para la misión que se la había encomendado y aliento para conseguir la paz.

Fueron varias las reuniones que con Uriarte de intermediario celebró el gobierno de Aznar con los enviados de Batasuna-ETA. La que más trascendió fue la celebrada en Ibeas de Juarros. Allí estuvo Otegui. Otra posterior, ya con ETA, que se inició en Évians-les-Bains  y que terminó celebrándose en Suiza. Allí no estuvo Segura, según Ontoso.

El segundo encuentro con ETA, según el citado libro, lo organizó Segura. Pero esa cita nunca se llego a celebrar. En noviembre de 2019, ETA anunció la ruptura del atregua. El 21 de enero de 2000 la banda asesinó en Madrid al teniente coronel del Ejército Pedro Antonio Blanco García.

El otro momento Segura es su relación con la vía Irlandesa. Lo describe también Con la Biblia y la Parabellum. La figura determinante de este proceso fue el sacerdote irlandés Alec Reid, interlocutor de ETA, y asesor del Pacto de Estella, firmado en diciembre de 1998.  En  fechas anteriores, ETA se había puesto en contacto con el religioso irlandés para que iniciara un proceso de mediación.  Alec Reid buscó el apoyo en el obispado de Bilbao para que desde allí le ofrecieran soporte logístico para abrir y sostener ese canal de comunicación. La diócesis estaba al mando de Ricardo Blázquez, que aceptó la petición.

La idea de Reid era llevar una carta de ETA al Centro Carter, con sede en Atlanta (Georgia) para que interviniera en el proceso vasco. Se decidió que fuera Joseba Segura quien le acompañara, en calidad de responsable de Pastoral Social y, porque además, dominaba el inglés. (…) De hecho, -añade Ontoso- este episodio siempre se ha mantenido en secreto y esta es la primera vez que sale a la luz. Reid y Segura tomaron un avión y se presentaron en Atlanta con la misiva de ETA, pero la iniciativa no prosperó. La fundación no vio la conveniencia de implicarse en ese momento.

Sin embargo el religioso Irlandés le propuso a Segura aprovechar el viaje para contactar con los Kennedy, una familia que había jugado un papel importante en el proceso irlandés a través de Jean Ann Kennedy Smith, hermana de Ted Kennedy y embajadora de Estados Unidos en Irlanda, comisionada por Clinton para este proceso. Reid y Segura llegaron a entrevistarse con el senador Kennedy que no quiso implicarse. Pero sí aceptó la otra propuesta que Reid, acompañado de Segura, llevaba en la cartera, la posibilidad de que el senador recibiera a una representación del nacionalismo vasco para buscar su apoyo en un salida definitiva negociada del proceso de paz.

Pedro Ontoso se pregunta más adelante, en el citado libro, cómo desembarcó Alec Reid en Euskadi. El irlandés siempre contó que fue el sacerdote Joseba Segura quien lo llamó para trasponer su metodología en el contencioso vasco. Segura, sin embargo, sostiene que fue Reid quien se puso en contacto con la Iglesia vasca. Tras la fallida visita a los Kennedy, Reid invitó a Segura a visitar Irlanda y conocer a los protagonistas del proceso de paz.

Al final de su libro, Pedro Ontoso escribe: Le pregunté por el papel de la Iglesia al sacerdote Joseba Segura, y esto fue lo que me contestó: En esta última fase del proceso no ha habido una implicación directa de la Iglesia en gestiones de intermediación al más alto nivel porque ello no ha sido necesario. Pero, en todo momento, algunos responsables de la Iglesia vasca han mantenido líneas calientes de comunicación con los protagonistas del proceso, dispuestos a colaborar en lo posible para favorecer el final de la violencia.

Por Diego Lanzas

Ayuda a Infovaticana a seguir informando