Uniones homosexuales: el cardenal Cordes ataca a la «rebelde» iglesia alemana

Uniones homosexuales: el cardenal Cordes ataca a la «rebelde» iglesia alemana

(Nico Spuntoni/LNBQ) En una reflexión exegética enviada a La Nuova Bussola Quotidiana, el ex prefecto de Cor Unum sale en defensa del Responsum de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre la bendición de las uniones entre personas del mismo sexo y contra las pretensiones de muchos obispos y asociaciones de laicos alemanes.

El cardenal Paul Josef Cordes, uno de los «padres» de Caritas in Veritate, vuelve a la palestra para distanciarse de la rebelión contra Roma de una parte importante de la Iglesia alemana. Lo hace defendiendo el Responsum de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre la bendición de las uniones entre personas del mismo sexo que al otro lado del Rin ha provocado un coro de protestas entre obispos y asociaciones de laicos.

Lejos quedan los días en los que el dicho «Roma locuta, causa finita est» era incuestionable: las conclusiones del documento, aprobado por el Papa Francisco, han sido rebajadas a meros «puntos de vista» por el presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, monseñor Georg Bätzing, que dijo en una nota que quería introducirlas en la discusión sobre «relaciones duraderas» en curso en el Camino Sinodal.

Sin embargo, el antiguo Santo Oficio no ha admitido ninguna discusión al establecer que «la Iglesia no dispone, ni puede disponer, del poder para bendecir uniones de personas del mismo sexo en el sentido anteriormente indicado.» Si Bätzing y los presidentes del foro del Camino Sinodal han prometido discutir el documento romano, las asociaciones de laicos han tenido menos reparos en impugnar abiertamente la decisión de la CDF: es el caso de la Comunidad de Mujeres Católicas de Alemania, que ha admitido sin problemas que rechaza «la posición de Roma».

A la rebelión se han unido las voces de algunos teólogos, según los cuales el «no» a las bendiciones no puede justificarse a partir de pasajes del Antiguo y del Nuevo Testamento. Y es precisamente en el terreno de la exégesis de la Sagrada Escritura donde el cardenal Cordes ha decidido defender el Responsum contra los ataques de obispos, profesores, periodistas y asociaciones de su país. En un artículo enviado a La Nuova Bussola Quotidiana, el presidente emérito del Consejo Pontificio Cor Unum impugna la afirmación publicada en un artículo del Frankfurter Allgemeine Zeitung según la cual «ningún biblista serio considera que las declaraciones negativas individuales sobre la homosexualidad en el Antiguo o el Nuevo Testamento sean adecuadas para justificar la posición romana».

Para Cordes, de hecho, «es vergonzoso que estos profesores se basen aparentemente en versículos bíblicos aislados» cuando en cambio «deberían consultar el Texto Sagrado en su conjunto y en su espíritu» para poder encontrar «un resultado sorprendente: Sodoma es un punto de contacto para el pecado y la depravación en toda la Biblia, mucho más allá de cualquier declaración específica». El cardenal alemán señala el relato bíblico de la destrucción de Sodoma y Gomorra como la principal referencia bíblica para fundamentar la decisión tomada por la Congregación para la Doctrina de la Fe.

«El judaísmo y el cristianismo», escribe Cordes, «surgieron a través de personas, historias e incidentes destacados. Su comprensión de la fe y su espíritu están conformados por lo vivido y lo tradicional; en ellos se anuncia y se realiza la permanencia indestructible de la palabra de Dios», que no tiene «olvido ni fecha de caducidad».

Las citas bíblicas del cardenal pretenden demostrar lo infundado de la tesis del profesor de la Universidad de Bonn, Urlich Berges, según la cual la condena de la Biblia se refiere a una forma de relaciones homosexuales diferente de la actual. «Ciertamente es necesario distinguir -explica el cardenal- entre las instrucciones teológicamente orientadas y las que se refieren específicamente al estilo de vida externo y a la etiqueta social: las primeras no son funcionales a la convivencia humana de la comunidad, sino a las cualidades personales-ónticas» y «son, por tanto, válidas con independencia del momento en el tiempo en que fueron establecidas».

Criticando la argumentación de Berges, el cardenal afirma que «quienes han negado su perdurabilidad han pasado por alto que la historia cambia la cultura y el conocimiento, pero no la esencia del hombre». El ex vicepresidente del Consejo Pontificio para los Laicos también recuerda en su ponencia que el Responsum también encuentra legitimación bíblica en los famosos versículos de la Carta de San Pablo a los Romanos. En ellos, escribe Cordes, el Apóstol «denuncia específicamente el comportamiento sexual antinatural de las personas, que llama sodomía».

El documento, en apoyo de esta interpretación, trae a colación «todas las citas y comentarios sobre el versículo 27 que se pueden encontrar en los nueve volúmenes de la incomparable obra bíblica «Diccionario teológico del Nuevo Testamento», así como los de famosos exégetas protestantes según los cuales San Pablo habla de las relaciones entre personas del mismo sexo en términos de «abismo del amor sexual» (Albrecht Oepke) y de «trastorno de la verdad de Dios» (Hans Wolfgang Heidland).

«Sólo los aduladores», acusa el cardenal, «pretenden nivelar el análisis y el veredicto de condena del Apóstol al mainstream contemporáneo», y la «exégesis católica y protestante a la moda» no hace más que «echar arena a los ojos». Al contrario que las organizaciones alemanas de laicos católicos, Cordes defiende el documento de la CDF y su deseo de reiterar que la Iglesia «no bendice ni puede bendecir el pecado». Lo hace, precisamente, tratando de refutar a quienes han argumentado que la Escritura no lo reconoce como tal. «El acto homosexual», escribe el cardenal, «está calificado por las Escrituras y por el espíritu de la revelación de Dios como contrario a Dios”. En el relato del Génesis, escribe Cordes, «lleva al propio Yahvé a intervenir»; mientras que en la Epístola a los Romanos San Pablo lo acusa de «intercambio fatal» cuando «Dios es abandonado en la desobediencia e ingratitud y la apoteosis del hombre ocupa su lugar».

En la parte final del documento, se vuelve a refutar la tesis del profesor Berges, insistiendo en el hecho de que «lo que era cierto para la antigüedad es cierto para nuestro tiempo». El cardenal concluye sus reflexiones con un llamamiento a los creyentes y a la Iglesia, llamados al «deber urgente de no nombrar y proclamar el permisivismo, sino los derechos de Dios». «Ofrecer la bendición de Dios a actos que le son opuestos es contrario a Dios y a su revelación», concluye Cordes, rechazando las protestas planteadas por algunos fieles alemanes (y no sólo) contra el Responsum de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Un documento defendido también por no confundir pecado y pecador, ya que -como reconoce el cardenal- «el católico, cuyo deseo sexual se dirige a personas de su mismo sexo, merece una atención pastoral individual por parte de la Iglesia». El ex Santo Oficio, de hecho, motivando su «no» a los dubia sobre la bendición de las parejas homosexuales, señala que la «Iglesia recuerda que Dios mismo no deja de bendecir a cada uno de sus hijos peregrinos en este mundo, porque para Él somos más importantes que todos los pecados que podamos hacer».

Publicado por Nico Spuntoni en la Nuova Bussola Quotidiana.

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