El obispo Georg Bätzing, sucesor del cardenal Reinhard Marx al frente de la Conferencia Episcopal Alemana, ha afirmado que seguirá dando la comunión a cualquier protestante que la pida. ¿En qué momento hay que constatar que la Iglesia alemana está en abierta rebelión?
En rueda de prensa, Bätzing confirmó su intención de no negar la comunión a ningún protestante -es decir, alguien que no cree en la Presencia Real-, informa CNA Deutsch, ante una pregunta referida al polémico asunto de la intercomunión.
No es que el ‘camino sinodal’ emprendido por los alemanes carezca de planteamientos doctrinales potencialmente explosivos, pero este de ofrecer la comunión a los luteranos precede a la iniciativa episcopal y ha sido ya objeto de un irritante pingpong entre Roma y los alemanes.
Bätzing lo tiene claro: es necesario respetar la “personal decisión de conciencia” de quienes piden la comunión.
La propuesta la avanzó el Grupo Ecuménico de Estudio de Teólogos Protestantes y Católicos (ÖAK) en un documento de 2019 titulado ‘Juntos a la mesa del Señor’. Y Bätzing ha conformado ante la prensa que “no tengo ningún problema con esto y me considero en línea con los documentos papales”. ¿Tiene Roma algo que decir a esto?
Bätzing reconoce que dar la comunión a los luteranos lleva tiempo siendo una práctica habitual en Alemania, y que ningún sacerdote de su diócesis, Luneburgo, va a sufrir represalia alguna si se le denuncia por hacerlo. El obispo traza la línea en la ‘invitación’: para estar en la línea ortodoxa, opina, basta que el clero católico no “invite” a los no católicos a comulgar. Pero otra cosa es negarle la comunión a un protestante que la pide, algo que admite no haber hecho nunca.
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