Benedicto XVI superó, como Pontífice emérito, el tiempo que estuvo como Papa de la Iglesia católica: 2.873 días, o si lo prefieren, 7 años, 10 meses y 9 días.
Joseph Ratzinger, de 93 años, llegó a esa cifra el pasado domingo. Lo que parecía una institución improvisada y pasajera, el papado emérito, ha resultado ser más duradero de lo que pensaba, superando todo un pontificado -aunque no haya sido precisamente de los más largos.
Benedicto XVI fue elegido, tras la muerte de Juan Pablo II, el 19 de abril de 2005; el 11 de febrero de 2013 anunció su renuncia, que se hizo efectiva a las 8 de la tarde del 28 de febrero siguiente.
El sábado 23 de enero de 2021 llegará otra fecha clave: Francisco cumplirá 2.873 días como Sucesor de san Pedro. El pontificado del argentino superará así al del Papa alemán; éste empezó el 13 de marzo de 2013 y, a pesar de que Francisco ha dicho en más de una ocasión que presentía que iba a durar muy poco como Papa, en unos días ya lo habrá sido más tiempo que su predecesor.
Si Benedicto XVI no hubiera renunciado, en estos momentos su pontificado se acercaría a los 16 años de duración, y ya habría superado, por ejemplo, al de Pablo VI; y otro dato: se habría convertido en el Pontífice más longevo desde que se tienen datos fidedignos, ya que en septiembre superó a León XIII, que murió con 93 años y 140 días.
Desde que renunciara se ha hablado mucho de la confusión que genera ver a otra persona vestida de blanco en el Vaticano, dando pie a elucubraciones y conspiraciones. Sin embargo, para los ojos expertos no es así: Benedicto XVI ya no lleva el anillo del pescador, símbolo pontificio por excelencia; no lleva muceta o esclavina, como sí hace Francisco; tampoco los zapatos rojos, también uno de los signos pontificios; y tampoco usa fajín.
Sin embargo sigue firmando como Benedicto XVI, continúa llevando solideo y se le sigue llamando Su Santidad; es una figura completamente nueva y es lógico que lleve a confusiones.