A continuación, la última intervención de Mons. Viganó.
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Hoy, 6 de octubre, XXVII domingo después de Pentecostés y memoria de san Bruno, el Oficio de Lecturas ofrece a los pastores, para su meditación, el siguiente pasaje de la Regla Pastoral de san Gregorio Magno, papa (RP 24; Libro II, 4 PL77, 331):
«El pastor debe saber guardar silencio con discreción y hablar cuando es útil, de tal modo que nunca diga lo que se debe callar ni deje de decir aquello que hay que manifestar. Porque, así como el hablar indiscreto lleva al error, así el silencio imprudente deja en su error a quienes pudieran haber sido adoctrinados.
Porque, con frecuencia, acontece que hay algunos prelados poco prudentes, que no se atreven a hablar con libertad por miedo de perder la estima de sus súbditos; con ello, como lo dice la Verdad (Jn 10,12), no cuidan a su grey con el interés de un verdadero pastor, sino a la manera de un mercenario, pues callar y disimular los defectos es lo mismo que huir cuando se acerca el lobo. Por eso, el Señor reprende a estos prelados, llamándoles, por boca del profeta: «Perros mudos, incapaces de ladrar» (Is 56,10). Y también dice de ellos en otro lugar: «No acudieron a la brecha ni levantaron cerco en torno a la casa de Israel, para que resistiera en la batalla, el día del Señor» (Ez 13,5). Acudir a la brecha significa aquí oponerse a los grandes de este mundo, hablando con entera libertad para defender a la grey; y resistir en la batalla el día del Señor es lo mismo que luchar por amor a la justicia contra los males que acechan.
¿Y qué otra cosa significa no atreverse el pastor a predicar la verdad, sino huir, volviendo la espalda, cuando se presenta el enemigo? Porque si el pastor sale en defensa de la grey es como si en realidad levantara cerco en torno a la casa de Israel. […]
Quien quiera, pues, que se llega al sacerdocio recibe el oficio de pregonero, para ir dando voces antes de la venida del riguroso juez que ya se acerca. Pero, si el sacerdote no predica, ¿por ventura no será semejante a un pregonero mudo? Por esta razón, el Espíritu Santo quiso asentarse, ya desde el principio, en forma de lenguas (Hch 2,3) sobre los pastores; así daba a entender que de inmediato hacía predicadores de sí mismo a aquellos sobre los cuales había descendido».
Todo sacerdote ha de examinarse asiduamente, de modo que su conducta se conforme con la luz sobrenatural de esta Regla Pastoral de san Gregorio Magno, incluyendo cardenales, obispos y, especialmente, ¡el papa Bergoglio, S.J.!
+ Carlo María Viganò
Publicado por Aldo Maria Valli en su blog Duc in altum.
Traducido por Verbum Caro para InfoVaticana.