El Papa acusa de ‘calumnias’ a las presuntas víctimas del obispo Barros

El Papa acusa de ‘calumnias’ a las presuntas víctimas del obispo Barros

En unas sorprendentes declaraciones, Francisco respalda al obispo de Barros, acusado por las víctimas de Karadima de haber encubierto sus abusos sexuales. El Papa confunde la ausencia de pruebas con calificar de ‘calumnias’ sus acusaciones.

¿Qué significa ‘tolerancia cero’? Cuando estalló, hace ya años, la devastadora eclosión de los abusos sexuales de sacerdotes encubiertos por obispos y superiores en todo el mundo, y muy especialmente en Estados Unidos, siempre di por hecho de que se trataba de delitos sobre los que el superior contaba con el testiminio del implicado o de indicios, no de pruebas. De no ser así, se hubiera tratado de encubrimiento como tipo penal, un delito a su vez, conllevaría cárcel y no un mero cese.

En noviembre de 1997, un grupo de antiguos miembros de la Legión de Niños remitieron a Juan Pablo II una carta en la que denunciaban haber sido objeto de reiterados abusos sexuales y otras fechorías por parte del fundador de la organización, Marcial Maciel.

No habiendo pruebas, el Papa reinante no actuó contra Maciel, que se mantuvo al frente de la Legión y en excelentes relaciones con el Vaticano hasta 2006 en uno de los puntos más oscuros del pontificado de un Papa santo.

¿La razón? No había pruebas y, por tanto, era perfectamente posible que se tratara de testimonios encaminados a desacreditar a un inocente y hacer daño a la Iglesia. Es decir, calumnias.

El abuso sexual es a menudo un crimen complicado para la práctica forense, mucho más el que implica a menores de edad y sobre todo si es perpetrado por una figura de autoridad. El afectado suele callarlo, no pocas veces sintiéndose culpable por lo que otro ha hecho, y cuando al fin habla recibe con frecuencia el rechazo de buena parte de su círculo íntimo. No deja de ser su palabra contra la de alguien que cuenta con una buena consideración, palabra que suele expresarse, por lo demás, bastante tiempo después de acaecido el abuso.

Es bueno y necesario que la ley penal extreme las precauciones y exija pruebas aunque eso implique dejar impunes muchos delitos, porque lo contrario sería abrir la veda contra muchos inocentes falsamente acusados. Pero, en la Iglesia, no estamos hablando de una sanción penal.

Eso me hace volver a la pregunta inicial: ¿qué significa ‘tolerancia cero’? ¿Es algo más que una consigna tranquilizadora? Si significa sancionar a los sacerdotes y religiosos que ya han sido condenados por la ley civil, ¿no es eso lo mismo que ha pasado siempre?

En su visita a Chile, Francisco, que inició su pontificado reiterando enfáticamente la política de ‘tolerancia cero’ frente al abuso infantil por parte del clero, tuvo que vérselas con supuestas víctimas que le reprochan que su presunto victimizador, protegido del sacerdote condenado por abuso Fernando Karadima, haya sido honrado con un nombramiento. «El día que me traigan una prueba contra el obispo Juan Barros, ahí voy a hablar», les ha respondido. «No hay una sola prueba en contra. Todo es calumnia ¿Está claro?».

Pues no, no está claro. Vaca, Barba, Jurado y otras muchas víctimas de Maciel no pudieron aportar una sola prueba, pero su acusación no era calumnia. En el mejor de los casos, tan injusto es aceptar sin pruebas que Barros haya cometido abusos como aceptar sin pruebas que sus acusadores sean culpables de calumnia. ¿Está claro?

 

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