Las diferentes maneras de creer en Dios

Jesucristo reveló a Santa Faustina su Divina Misericordia, una de las devociones católicas recientes que más fieles tiene.

jesúsCreer algo, creer en algo, creer en Dios o creer dentro de Dios. Fabrice Hadjadj explica de manera detallada en su libro ‘La fe de los demonios’ las distintas formas en las que se puede creer en Dios.

La fe de los demonios, de Fabrice Hadjadj, es una reflexión sobre la lógica del mal, un pequeño breviario de combate (y de vulnerabilidad), una elección de Ka (ra) tecismo para como dice San Pablo, aprender a ejercer el pugilato, sin dar golpes en el vacío.

‘Credere illum / credere in illum’

Fabrice explica el primer tipo de fe, aquella que no se define como un movimiento voluntario, «de creer a o en alguien, que implique someterse a él o al menos otorgarle la propia confianza». El autor habla de la fe como una certeza especulativa, «de creer que esto es verdad, sin que esté en juego ningún abandono a la palabra del otro». La designa como una fe «sin confianza, desconfiada incluso».

Hace referencia a las palabras del monje benedictino Beda el Venerable, quien hizo una distinción diciendo que «una cosa es creer algo (credere illum) y otra cosa es en algo (credere in illum): «Creer que Dios es, creer que lo que Él dice es verdad, eso pueden hacerlo los demonios. Pero creer en Dios, eso sólo se alcanza a los que aman a Dios, es decir, a los que no son cristianos sólo por el hombre, sino también por la vida y los actos».

Hadjadj cuenta en el libro que «Creer en Dios (acusativo) implica ir hacia Él (…) y sólo la caridad divina nos da el creer verdaderamente en Dios. Desde ese punto de vista, los demonio no creen en, sino fuera de Dios, es decir, sin amor».

También nombra a San Agustín, quien subraya que «la diferencia se encuentra bajo afirmaciones idénticas»: ‘Pedro dice: Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios Vivo. Los demonios dicen también: Sabemos quién eres, el Hijo de Dios, el Santo de Dios. Lo que dice Pedro lo dicen los demonios también: las mismas palabras, pero no el mismo espíritu’. El autor asegura que la fe del cristiano va acompañada de dilección, y la del demonio no.

‘Credere in Deum / Credere Deum’

Para explicar la diferencia entre estas dos formas de creer en Dios, Fabrice hace referencia a Tomás de Aquino, quien hizo una distinción entre «credere in Deum» y «credere Deo«. El autor del libro defiende que «en el primero de los casos, se trata del objeto de la fe considerado desde el punto de vista del fin, como aquello que realiza la bienaventuranza; en el segundo, el objeto de la fe se considera desde el punto de vista formal, como aquello que la motiva, a saber, la autoridad de Dios que se revela».

«Si en el primer caso -continúa- el objeto de la fe, percibido como bien soberano, pone en movimiento la voluntad (credere in Deum), en los demás casos, el objeto de la fe concierne a la inteligencia y se presenta como aquello en lo que creo (quod creditur) y como aquello por lo que creo (quo creditur)».

«El credere Deo (dativo) es más que un acto de confianza. Es un creer a partir de Dios que se revela: el Eterno mismo ilumina la inteligencia y la lleva a acoger una Revelación que supera sus fuerzas naturales».

‘Credere in Deo’

El autor del libro nombra a San Marcos, quien habla de creer en Dios no en el sentido de ir hacia Él, sino en el de encontrarse dentro de Él, «como en el hueco de su mano»: «creer en la Buena Nueva». «La construcción ‘creer dentro de’, es excepcionalmente rara y sólo se encuentra en las palabras de San Marcos. Se explica como un giro semítico o como una confusión, frecuente en el  griego común, entre las preposiciones en (con dativo, «dentro de» con movimiento) y eis (con acusativo, «dentro de» o «hacia» con movimiento)».

 

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