Benedicto XVI desvela la razón por la que renunció

Benedicto XVI desvela la razón por la que renunció

En una entrevista concedida al diario italiano La Reppublica, el Papa emérito destaca su «profunda comunión y amistad» con Francisco y asegura que «la obediencia a mi sucesor nunca ha sido puesta en discusión».

En su entrevista con el teólogo Elio Guerrero, autor de una biografía del propio Ratzinger, el Papa emérito explica que una de las principales razones por las que renunció al pontificado en febrero de 2013 fueron sus limitaciones físicas y problemas de salud, que le impedían seguir viajando y cumplir con su deber como Sumo Pontífice.

“Tenía dos convicciones bien precisas: después de la experiencia del viaje a México y Cuba, ya no me sentía en la capacidad de hacer un viaje tan fatigoso”, cuenta Benedicto refiriéndose a la Jornada Mundial de la Juventud que iba a celebrarse ese mismo año en Río de Janeiro.

«Experimenté los límites de mi resistencia física. Sobre todo me di cuenta de que no podía afrontar en el futuro los vuelos transoceánicos por el problema del huso horario», explica.

Ratzinger asegura que no se veía capacitado para asistir a la JMJ y que fue esta la principal razón por la que decidió renunciar a su cargo. “Además con la estructura que San Juan Pablo II dio a estas jornadas, la presencia física de un Papa era indispensable. No se podía pensar en una conexión televisiva o en otras formas respaldadas por la tecnología”, cuenta en la entrevista.

“Esta era una circunstancia por la cual la renuncia era para mí un deber. Tenía finalmente la confianza de que sin mi presencia el Año de la Fe habría llegado a buen fin. La fe, de hecho, es una gracia, un don generoso de Dios para los creyentes”, dice Benedicto.

Asimismo, explica que habló de estos problemas con su médico y que “desde entonces en adelante lo que tocaba era decidir en un tiempo relativamente breve la fecha de mi retiro”.

Benedicto y el Papa Francisco

En la entrevista, el Papa emérito habla también sobre su relación con Francisco y defiende que «la obediencia a mi sucesor nunca ha sido puesta en discusión». Cuenta que «en el momento de su elección sentí, como tantos, un espontáneo sentimiento de gratitud hacia la Providencia», y que quedó «profundamente tocado desde el momento de la extraordinaria disponibilidad humana de Jorge Bergoglio para conmigo».

«Desde entonces me hizo el don de una relación maravillosamente paterno-fraterna. Lo que dice en relación a su disponibilidad no son sólo palabras, las pone en práctica conmigo», concluye Ratzinger.

 

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