¿Es la desigualdad inmoral?

TEOLOGÍA, ECONOMÍA Y LIBERTAD
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La desigualdad material, resultado de nuestra naturaleza.

Aun naciendo todos con la misma dignidad, todos nacemos y somos distintos.

Cada uno nacemos con talentos y fortalezas distintos, derivados de nuestros genes. Estos talentos evolucionan en función de las personas y circunstancias que nos rodean. Y en función también de las circunstancias que podemos escoger y de hecho escogemos. O de las que dejamos de escoger.

Y por supuesto, también en función del esfuerzo que ponemos en desarrollar nuestros talentos y hacerlos crecer. Y la suerte que tenemos en este camino también influye.

Por lo tanto, la desigualdad es esencialmente un resultado inevitable de nuestra naturaleza, del modo de ser y existir el hombre en la tierra.

León XIII lo explicaba muy bien:

Establézcase, por tanto, en primer lugar, que debe ser respetada la condición humana, que no se puede igualar en la sociedad civil lo alto con lo bajo. Los socialistas lo pretenden, es verdad, pero todo es vana tentativa contra la naturaleza de las cosas. Y hay por naturaleza entre los hombres muchas y grandes diferencias; no son iguales los talentos de todos, ni la habilidad, ni la salud, ni lo son las fuerzas; y de la inevitable diferencia de estas cosas brota espontáneamente la diferencia de fortuna. (León XIII, Rerum Novarum, 1891: 3).

¿Es la desigualdad inmoral?

Imaginemos, como ejercicio teórico, una tribu con igualdad máxima, si tal fuera posible. De repente, una madre descubre una medicina que ayuda a prevenir una enfermedad grave. ¿Es inmoral que esa madre aplique primero a sus hijos el remedio que ha descubierto? Eso crea una desigualdad…

El mundo avanza gracias a las desigualdades. A las desigualdades existentes… y a las desigualdades buscadas. Gracias a los inventores de los móviles, y a quienes han ido inventando y diseñando mejora tras mejora, cualquiera de nosotros dispone hoy de un teléfono móvil mucho mejor que el que la persona con más dinero del mundo podía tener hace 20 años.

La lista de mejoras que han seguido esa lógica es infinita.

La desigualdad no es inmoral. Viene de diferencias en la naturaleza. Y diferencias conseguidas de modo justo.

SIN EMBARGO:

Existen situaciones en la que la desigualdad es claramente injusta.

Son los casos en los que la desigualdad es consecuencia de comportamientos injustos. Conductas mediante las que unos se enriquecen a costa de otros de modo claramente injusto, como pueden ser el fraude, la estafa,  el soborno, la explotación de personas indefensas por parte de quienes cuentan con la ayuda del poder político o pueden someter a los demás con la violencia.

Podemos situar aquí el nepotismo, el nombrar amigos y familiares para puestos sin la cualificación suficiente.

Tenemos también la connivencia entre políticos y empresarios. Por ella los empresarios consiguen de los políticos beneficios para sus empresas a costa de los ciudadanos: leyes que protegen sus negocios, recalificaciones de terrenos, préstamos concedidos por los políticos al frente de las antiguas cajas de ahorros a empresarios amigos etc. La lista lamentablemente sería interminable.

En inglés se llama capitalismo de amigos o clientelista. Yo lo llamo capitalismo corrupto y de corruptos. Corrupto, porque de libre mercado no tiene nada. Y de corruptos, porque está hecho por personas inmorales, tanto los empresarios como los políticos. Son comportamientos claramente inmorales aunque muchas veces sean legales.

A los empresarios que buscan (y muchas veces compran) el favor del poder político, un economista argentino, Javier Milei los llama empresaurios. No me parece un mal nombre.

Miguel Ángel Sanz

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