Hoy celebramos la fiesta de la Santísima Trinidad y es domingo. Nos causa dolor el tener que seguir con las informaciones de escándalos del Vaticano que no parecen tener fin pero es la información publicada hoy lo que nos lo impone. Hoy las cosas son muy complicadas de ocultar y la soberanía de un estado no da, como en otros tiempos, carta blanca para hacer de todo. Para empezar, las cosas se saben, los movimientos de dineros a nivel internacional están más que controlados. Los órganos de control internacionales y de los grandes países, como Estados Unidos, saben, y saben mucho aunque no siempre actúan. La información es una arma que siempre es muy útil. Los complicados movimientos inversores de la Secretaría de Estado los conocían todos los observadores internacionales menos los órganos de control de Vaticano. El Papa Francisco se ha metido a político, está enfadando a demasiados y, por lo que parece, están soltando lastre, no es el primero ni será el último.
Desde el primer momento el Papa Francisco, al más puro estilo peronista, no solo se ha manifestado ausente a todo este negocio sino que se intenta vender como protagonista de su persecución y destape. Más sabemos y más se complican las cosas. No nos sorprende el fondo de la ‘inversión’ que sigue las pautas históricas tan arraigadas en los mundos vaticanos, pero el marco internacional ha cambiado y el nivel de los gestores del Vaticano, también. Es evidente que Marcinkus las hacía peores pero sabía controlar mucho mejor la situación. Torzi está detenido en el Vaticano y sus abogados hablan de un ‘malentendido’ y defienden que ha actuado en defensa de los intereses de la Santa Sede en todo momento y que pueden aclarar todo sin problemas. Están entrando en escena otros implicados en todo este complicado mundo, empiezan a hablar y vemos cómo esta no es una historia de buenos y malos, sino una historia de despropósitos de la que se ha querido salir y se ha embarrado mucho más.
La familia Torzi es muy conocida en Italia, Enrico y su hijo Gianluiggi son habituales en los salones romanos donde se cocinan los favores y las relaciones. Torzi hijo llevaba tiempo queriendo entrar en relación con los negocios vaticanos y parece que al fin llegó al Papa Francisco y este le encomendó personalmente resolver la ‘inversión’ de Londres cuando llega el amigo Edgar. Tener el aval del Papa en el Vaticano es tener todo y Torzi supo jugar está carta. Respaldado por el amigo Edgar, Torzi tiene carta blanca y fruto de sus actuaciones discrecionales saltan todas las alarmas y se empieza una investigación internacional que involucra a las Unidades de Inteligencia Financiera de 5 países (Italia, Reino Unido, Luxemburgo, Malta, Suiza). Después de estas investigaciones, Monseñor Perlasca tuvo que abandonar la Secretaría de Estado en el verano de 2019, pero esto no para las cosas y el Vaticano se ve obligado a actuar y a hacer creer a todo el mundo que nada se sabía del tema y que todo es un chanchullo de cuatro funcionarios corruptos. Este articulado relato no se la tragado nadie y ahora se apunta al intermediario intentando librar de la guillotina a la cadena de mando eclesiástica que por supuesto sabía y decidía, lo contrario es imposible e increíble.
Ayer el financiero italiano-londinense Mincione, que de este caso sabe mucho, volvió a hablar y confirmó que no había recibido ninguna comunicación judicial de las autoridades del Vaticano ni de las suizas. Nos deja alguna perla: «Vendí el edificio a Edgar Peña Parra (sustituto de Asuntos Generales de la Secretaría de Estado de la Santa Sede desde 2018, sucesor de Angelo Becciu), es el sheriff que otras personas pusieron para hacer esta cosa. No se lo vendí a Torzi. El Vaticano encargó a Torzi que les comprara el palacio: la historia es diferente. Esta historia me vuelve loco de rabia cada vez. Tienes que tener cuidado con lo que escribes». Mincione apunta el actual sustituto de la secretaría de estado, el «sheriff elegido por el papa» para comprar el edificio y «elegir» a Torzi como intermediario. Y nuevamente insiste: “El papa eligió a Peña Parra, quien eligió a Torzi. Porque así lo delega y fueron los abogados los que solicitan la firma autentificada del secretario de Estado ”.
La agencia Adnkronos nos sigue ofreciendo una excelente información del caso del que parece tener acceso directo a los documentos judiciales del Vaticano. La versión de los medios del régimen intenta crear un relato en el que el Papa Francisco queda al margen, y el amigo Edgar porque si cae arrastrará a la cadena de mando. Pero la información que vamos teniendo es que, según Adnkronos, Torzi se reunió con el Papa el 26 de diciembre de 2018 en la Domus de Santa Marta. Cuando las cosas se complican, durante una reunión con el sustituto de la Secretaría del Vaticano, Tirabassi y Mons. Alberto Perlasca, jefe de la oficina administrativa de la Secretaría, se propone retirar los 20 millones necesarios para cerrar la transacción con Torzi del llamado fondo discrecional, un fondo creado en 2015 para los gastos discrecionales del Papa y necesariamente autorizado por el mismo. Mons. Carlino, convenció a Torzi de aceptar 15 millones en lugar de 20, previo pago de los cuales, según la fiscalía del Vaticano, se produjo la extorsión. Crasso, Tiraboschi, con Monseñor Mauro Carlino, secretario durante años del sustituto de la Secretaría de Estado, Angelo Becciu, son investigados junto con Monseñor Perlasca. Algunas cuentas incautadas en Suiza son ‘propiedad’ o están administradas por sospechosos, comenzando con las de Perlasca.
La crisis económica que empieza a sentirse en todos los niveles de la sociedad sigue afectando con una gravedad brutal al Vaticano. Cada día que pasa somos más conscientes de que los problemas son más profundos de lo que pensamos y la recuperación mucho más lenta de lo deseado y esperado. El Vaticano sigue estirando la cuerda pero tenemos muy claro que en unos meses, cuando sigan vacías las arcas, los juegos se empezaran a terminar.
A Bosé le ha venido Dios a ver con el escándalo financiero que ha oscurecido las demás informaciones. Bianchi se va y le ofrecen sitios en los que alojarse. Extraña situación ‘temporal’ que aleja al fundador de sus fundados. Iremos viendo cómo sigue la gran actividad pública de Bianchi y dónde terminan sus huesos. Aquí, también puede ser peor el remedio que la enfermedad.
La carta del Viganò al presidente de los Estados Unidos habría sido una buena primera noticia para hoy pero también ha quedado oscurecida por el escándalo. Magnífico análisis de la situación actual y de la guerra que se está librando con la escusa de la epidemia. La masonería va a por todas y a cara mucho más descubierta, ya no se oculta, Trump es el enemigo público número uno y van a por él con las tácticas de costumbre.
«…entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él…»
Buena lectura.
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