Las migraciones masivas norteñas (los Bárbaros, siglo V d.C.), las sureñas de nuestros días y su Evangelización

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“Norteñas” y “sureñas” suponen un punto de referencia, que coincide en gran medida, a saber, las regiones meridionales de Europa, pero con un contraste. Los Bárbaros siguieron el curso del Danubio, dirigiéndose en primer lugar hacia el Este (“ostrogodos”= godos del “osten” = “Este” en inglés). Luego, cuando se  tropezaron con el obstáculo insuperable del Imperio bizantino, como las corrientes de agua, refluyeron hacia el Oeste (“visigodos” o godos del West = “Oeste”). En nuestros días al revés, las corrientes migratorias se han dirigido hacia los países de la mitad europea occidental (penínsulas ibérica e italiana) y, desde julio del 2015, preferentemente hacia la oriental (Grecia y Balcanes). Además, los Bárbaros, desde las regiones meridionales de Europa, terminaron por pasar a la zona africana del Imperio romano. En nuestros días, las migraciones masivas prosiguen su curso hacia Centroeuropa (Alemania) y los países nórdicos (Escandinavia).

  1. ¿Historia, “magistra uitae”?

Cicerón (siglo I a.C.) define “la historia” como “magistra uitae[1] (De oratore 2, 9,36). Otros muchos, después de él, han repetido, traducida o sin traducir, esta frase que proclama a la historia “maestra de la vida”. Parece darse por supuesto que la historia se repite y que, como dijo alguien, gracias al devenir histórico, “el pasado será futuro”. De ahí la ejemplaridad de la historia sobre todo para el dispuesto a aprender sus lecciones. Pero la historia no es aficionada a las calcomanías; no se repite. Cada hecho histórico tiene sus causas, sus circunstancias y sus consecuencias. No obstante, el abanico de posibilidades en cualquier campo humano es siempre limitado; cualquier proyecto y reacción pueden verse como abocetados en realidades pretéritas, con frecuencia ya olvidadas. Su recuerdo puede resultar aleccionador y hasta irónico.

  1. ALGUNAS COORDENADAS DE LAS MIGRACIONES MASIVAS

El análisis de las migraciones masivas, objeto de este estudio, descubren algunas coordenadas que, si se dan, permiten anunciar la aparición de una migración masiva, incluso en épocas distanciadas por cientos de años y en circunstancias socio-culturales y económicas dispares, al menos aparentemente. 2.1. Un desnivel notable en el bienestar 2.1.1. La ley de los vasos comunicantes “Mi única esperanza es mi desesperación” (Racine, dramaturgo francés). Cansados de la situación desesperanzada en sus países de origen, los sureños (africanos) se lanzan dispuestos a llegar a los países occidentales de un nivel de bienestar sin comparación superior al suyo, que los medios de comunicación, especialmente la televisión, les pone idealizados ante sus ojos. Las corrientes migratorias de nuestros días, como en general las de cualquier época, buscan siempre la satisfacción de necesidades básicas, una especie de paraíso. [1] Hasta mediados del siglo XVI las letras “u” y “v (uve)” tenían la misma grafía: ”u” en minúscula; “V” en mayúscula. Respeto esta práctica, ya generalizada, en palabras de textos anteriores a la fecha indicada. Lea la bitácora completa aquí.