Yo lo tengo claro: permanezco en lo que aprendí y creí. Como Dios me lo ordena en su Palabra. Y pienso que no a mí solo.
Algunos pensarán que Dios peca de rigorista al mandar: «Proclama la palabra, insiste a tiempo y a destiempo, arguye, reprocha, exhorta con toda magnanimidad y doctrina». Y la Iglesia añade: Palabra de Dios.
¿Se lo cree o nos engaña?
El mismo Dios se preguntaba si a su regreso encontraría fe en la tierra. ¡A este paso!
Aunque Él mismo nos indicaba el remedio: «es necesario orar siempre, sin desfallecer». Y si es necesario contar rosarios, se cuentan.
¡Vaya misa la de hoy! A algunos le habrá sabido a rejalgar.
A mí no. Ciertamente.