Dimite el fundador y superior general de los Heraldos del Evangelio

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Joao Scognamiglio Clá Días, brasileño de 77 años, que hace algún tiempo padeció un ictus que mermó sus facultades aunque pudiera seguir dirigiendo la asociación que fundó, ha renunciado a dirigirla para que otro miembro con más salud que él tome el  relevo.

No ha faltado quien ha querido unir esta renuncia con el hecho, todavía inexistente, de una comisión vaticana para visitar canónicamente a los Heraldos del Evangelio. Y digo inexistente pues que yo conozca esa comisión no ha sido nombrada y por tanto no hay visita pendiente. Cosa que por otra parte el Vaticano hace periódicamente con los institutos de nueva creación sin que ello prejuzgue nada sobre hechos que haya que corregir o suprimir. Estas visitas suelen terminar con la aprobación de lo visitado o con mínimas correcciones estatutarias que mejoren la actividad de los correspondientes institutos y en algunos casos con medidas más drásticas como las tomadas por ejemplo con los Legionarios de Cristo o con los Franciscanos de la Inmaculada, estos últimos todavía a la espera de una decisión de Roma.

Tengo una excelente opinión de los Heraldos del Evangelio, con actividad en muy numerosos países donde sin acogidos con gratitud y alabanza por parte de muchos obispos. Por lo que espero y deseo que si esa comisión llega a  constituirse y se procede a la visita, bien por parte de la misma o de un visitador individual, encuentre todo en orden y se limite a disponer leves retoques que puedan hacer más fructífero su carisma. Pero eso es adelantar unos acontecimientos que se producirán o no.

Lo que sí sería cierto, caso de que la visita ocurriere, es que el superior general del instituto ya no será monseñor Clá sino otro que supongo será elegido en breve por el procedimiento estatutariamente previsto salvo otra decisión vaticana.

Si monseñor Clá ya no se encontraba con las fuerzas necesarias para desempeñar un cargo necesariamente arduo dada la expansión en número y en países de los Heraldos ha tomado libremente una decisión que le honra y a la que sólo le ha obligado su propia conciencia. Creo pues que no son momentos de conjeturas sino de esperar lo que vaya a ocurrir. La elección de un nuevo superior general y la posible visita, o no, por parte de Roma del instituto. Y caso de que existiese las recomendaciones o mandatos de la misma.

Tampoco  le veo sentido, mientras no haya nada concreto, a entrar en discusiones sobre si  hay otras órdenes o congregaciones que merezcan más o menos una intervención de Roma. Pese a estar convencido de que en no pocos institutos sería no ya recomendable sino urgente. Lo normal sería que Roma visitase o interviniese todo aquello que lo precise, sin acepción de ninguna otra cosa que no fuese el bien de la Iglesia pero ya digo que ponerse el esparadrapo antes del chichón son ganas de rizar el rizo.

Hoy, 13 de junio de 2017, sólo hay una noticia. Que el superior general de los Heraldos ha renunciado a su cargo por encontrarse algo disminuido para su desempeño. Todo lo demás se verá en su día si es que llegara a ocurrir algo.