Cuarenta aniversario de la toma de la iglesia de San Nicolás de Chardonnet. La misa tradicional se salvó

|

Todos mis lectores saben que ni mi Blog ni yo somos lefebvristas aunque siempre haya expresado mi respeto por la figura de monseñor Lefèbvre, comparta muchas de sus posiciones y desee de todo corazón la reintegración de la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X a la plena comunión de la Iglesia.

También es conocida de todos, por haberla expresado muchas veces mi posición sobre la misa. Respeto y creo absolutamente válidas las dos formas, ordinaria y extraordinaria del rito latino y creo que quienes rechazan alguno de los dos, por los motivos que sean, están equivocados. Tengo para mí que entre los tradicionalistas que asumen radicalmente esa postura la gran mayoría de ellos es por una obcecación derivada de conceptos que siendo importantes pero no esenciales los han radicalizado y también por las múltiples perrerías que han tenido que sufrir en defensa de una misa con la que muchos siglos se santificó la Iglesia.

Ya entre los seguidores del modo ordinario distinguiría dos grupos. El primero, absolutamente mayoritario y generalmente de escasísima formación religiosa que aceptó sin el menor problema lo que les impusieron. Y no pocos de ellos hasta con gusto. No tengo nada que objetarles en su aceptación de una misa que es tan válida como la otra, igual de santificante, y en la que es muy normal encontrar ventajas, como también lo es hallarlas en la otra, y que celebrada dignamente como ocurre en España en la mayoría de los casos, me parece inobjetable. Las excentricidades y hasta las profanaciones que en algunos casos se dan las rechazo y protesto de ellas indignado. Pero en mi opinión son casos excepcionales. Que no autorizan una desautorización en bloque sino protestas puntuales.

El segundo grupo de los  defensores a ultranza de la misa nueva me parece más puñetero. Y estoy refiriéndome a la ultranza. No a la simple preferencia. Ese es un grupo ilustrado, compuesto muy mayoritariamente por clérigos  y obispos, los laicos son escasísimos, y en él hay que distinguir a un grupo también mayoritario de obispos y sacerdotes que no dan facilidades, ponen zancadillas pero sin demasiado protagonismo. Luego está el de los hijos de mala madre, por supuesto que en el sentido metafórico de la palabra, contra los que entran en el sentido natural de la misma no tengo nada y contra sus madres tampoco, no es cosa mía, que se caracterizan por un odio y una persecución a la misa tradicional verdaderamente incomprensible. En no pocos de esos casos a esa condición de hijos de se una la imbecilidad. Me parecen unos miserables indignos del episcopado o del sacerdocio que los amantes de la misa tradicional han soportado en muchísimos casos con paciencia digna de Job. Como para reprocharles el cabreo si en ocasiones han llegado a manifestarlo.

La hostilidad, tantos años presente, pienso que gracias a Dios ha decaído bastante y hoy es frecuente la convivencia pacifica de ambas formas del rito latino. Dios quiera que no vaya a venir alguien a romperla.

En España el modo extraordinario, que va apareciendo e incluso consolidándose en algunos lugares, es sumamente minoritario. En Francia, Inglaterrra, Estados Unidos, Alemania… es fenómeno creciente y muy notable. Y, con excepciones, ya pacífico. Como debe ser.

Lo expuesto es mi posición eclesial. Uno, además, asiste normalmente al modo ordinario. Y cuando digo normalmente quiero decir habitualmente. Misas celebradas con toda dignidad, uno se busca también sus iglesias y sus curas, y a las que no tengo nada que criticar. Excepcionalmente, y sin el menor problema, asisto, con gran gusto, a alguna celebrada por el extraordinario e incluso por el mozárabe. Todas me parecen maravillosas y alimentan mi fe, mi esperanza y mi caridad. También he de decir que es notable la piedad de los asistentes al modo extraordinario que te elevan el alma. Y con una presencia de hombres y jóvenes que sorprende ante lo que se ve en muchas otras misas. Aunque no en mi maravillosa parroquia de Caná.  Y no cuento, querido Don Rafael, a los del poyete. Aunque tal vez valga más eso que nada.

También hay que tener en cuenta, porque es verdad, que los sacerdotes y fieles del modo extraordinario, y creo que también del mozárabe, son personas mucho más concientizadas de a lo que van que no pocos de los asistentes a las misas comunes y eso se nota. Muchísimo. Hay mucha más piedad, respeto y también participación de los fieles aunque un observador ignorante pueda creer que el modo ordinario es más participativo.

Una vez más me he perdido en el preámbulo. Sólo quería deciros que estamos ante el cuarenta aniversario de la toma de San Nicolás de Chardonnet. Un hito muy importante, en 1977, para la supervivencia de la misa tradicional. Que tanto debe al lefebvrismo aunque ahora muchas de ellas sean ajenas a la Fraternidad.

Una web francesa ha conmemorado la efemérides con un número dedicado a la misma que creo vale la pena leer. Por supuesto que quienes sepan algo de francés. Os pongo el enlace en la esperanza de que pueda abrirse. Si no se abre, por mi proverbial ignorancia de esto de los ordenadores, pues igual hay algún amable lector que nos facilite otro.

file:///C:/Users/Usuario/AppData/Local/Microsoft/Windows/INetCache/IE/JYSLOQ6M/Chardonnet325_1702.pdf

P.D.: Pues ya veo que no se abre. ¡Socorro!

Quería ilustrar la entrada con una maravillosa fotografía de monaguillos que aparece en la página y que me parece uno de los mejores testimonios del renacimiento del catolicismo francés. Pero ya veo que tampoco se deja. Pues a esperar a que algún lector amigo sea capaz de corregir tanta impericia mía.

P.D.: A ver si así entra

http://laportelatine.org/district/prieure/stnicol/Chardonnet/Chardonnet325_1702.pdf