Como anticipamos ayer, Adolfo González Montes deja de ser obispo de Almería sucediéndole el coadjutor

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A mí Gómez Cantero me pareció… un calabacín y así lo dije.

Aunque hoy pasa a ser obispo de Almería, de facto ya lo era cuando, imitando el caso Segura, hace escasos meses le convirtieron en el nuevo Bueno Monreal. Con plenos poderes aunque con escaso título.

La historia, el curriculum, son los que son. Y ahí están. No determinan el mañana pero en ocasiones, bastantes, lo condicionan. El nuevo obispo no llega virgen, trae historia y hasta almeriense. No entusiasmante. Yo no le debo nada y soy libre en mi opinión sobre su persona. Pero tampoco le juré odio. Y menos eterno como el de Aníbal a los romanos. Así que estaré a lo que haga como obispo de Almería.  Y me gustaría que lo hiciera bien. Pero eso es cosa suya y de que sea capaz. Veremos.