Vicente Montesinos
Llegamos al final del sínodo.
Esperamos el desastre final que se avecina; que ahora viene al parecer en apariencia amortiguado por que «Francisco» habría pedido rebajar un poco el asunto LGTBI tal y cual lo tenían previsto para el documento final. Ya sabemos, tres pasos adelante, y uno atrás… Y al final lo que salga de ese espanto, será bueno, porque el Papa supo poner cordura, y esas cosas…
Que este es un sínodo LGTBI y que así estaba previsto por el Papa y sus secuaces desde el presínodo, la Instrumentum Laboris, y antes, no hay quien lo dude. Que ahora, por las estrategias bergoglianas nos lo vendan, una vez más, con el lenguaje ambiguo (tipo Amoris Laetitia, sí) pero con claridad de intenciones, también está claro. De todas formas, tampoco me extrañaría mucho que esta nueva estrategia de imagen del sínodo fuera también resultado de la denuncia valerosa de Monseñor Vigano. Que sigue prestando su encomiable labor a favor de la Iglesia.
Pero vamos, que en el mejor de los casos nos meterán semi camuflado el tema homosexual con palabras neutras a las que después con «instrumentum laboris» o «declaraciones pastorales de episcopados argentinos elevadas a Magisterio» se les dará el sentido que ellos quieren, no hay duda. El LGTBI va a entrar si o sí. Sólo que ahora entrará, y los millones de papólatras del mundo te dirán: ¿Pero dónde? ¿Dónde dice LGTBI? Y algún director espiritual tuyo, o acompañante de estos en la fe; consagrado, semiconsagrado o laico, te hará discernir que interpretas mal el Documento sinodal (elevado a Magisterio) igual que interpretaste mal el nefasto «Amoris Laetitia», y que sigues apartándote del camino o de la obra…
Pero entre tanto espanto, surge alguna luz.
No, no… La luz no es que Francisco haya supuestamente dicho que va a frenar el alcance LGTBI en el documento final, y que en seguida todos los medios de comunicación salgan con el frenazo, la «recapacitación» y hasta la «moderación» de Bergoglio en este asunto. Si ellos se lo creen, o peor, quieren hacerlo creer, yo no. Que esto es otra estrategia, lo saben hasta los chinos (nunca mejor dicho)
La luz es la claridad y empeño por la verdad de ese 1 o 2 % de obispos del mundo que de vez en cuando nos reafirman en la fe. Esta vez ha sido el Obispo de Mamfe (Camerún), Mons. Nkea Fuanya (otra vez la salvación viene de África) que señaló que no votará a favor de aquellos artículos que contengan la sigla LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transexuales) en el documento final del Sínodo de los Jóvenes y que ha hablado de que “nuestros valores tradicionales aún son iguales a los valores de la Iglesia y por eso podemos presentar la tradición a nuestros jóvenes sin diluirla y sin contaminación”.
Por ello, “no votaré por ningún artículo que tenga LGBT”, considerando además que “el 99,9% de los jóvenes” en su diócesis “vendrían a mi puerta a preguntar: ¿Qué es esto?”.
Valiente declaración. Muy bien, Monseñor Fuanya. Además dice toda la verdad.
Lo malo es que ahora puede que le presenten a firma el LGTB sin las siglas LGTB. No se deje engañar, Monseñor. No lo firme igualmente. Aunque su excelencia sabe, como este humilde servidor, que para el caso, las consecuencias, van a ser las mismas.
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