Francisco: ‘Lutero dio un gran paso para poner la Palabra de Dios en manos del pueblo’

‘He animado a los fieles del Cáucaso a permanecer firmes en la fe, con memoria, valentía y esperanza’

Antes de viajar a Suecia con ocasión del quinto centenario de la Reforma, el Papa Francisco ha concedido una entrevista a la revista cultural de los jesuitas suecos Signum difundida por La Civiltà Cattolica.

En esta entrevista, se pregunta al pontífice por las cosas que la Iglesia católica podría aprender de la tradición luterana. A esta pregunta, el Papa Francisco responde que «reforma» y «escritura» son los dos elementos fundamentales en los que se puede profundizar viendo la tradición luterana:

En el diálogo ecuménico las diferentes comunidades deben tratar de enriquecerse mutuamente con lo mejor de sus tradiciones. ¿Qué podría aprender la Iglesia Católica de la tradición luterana?

«Me vienen a la mente dos palabras: «reforma» y Escritura. Trato de explicarme. La primera es la palabra reforma. Al inicio, el de Lutero era un gesto de reforma en un momento difícil para la Iglesia. Lutero quería poner un remedio a una situación compleja. A continuación, este gesto -también debido a situaciones políticas, pensemos también en el cuius regio eius religio- se convirtió en un «estado» de separación, y no en un «proceso» de reforma de toda la Iglesia, que es fundamental, porque la Iglesia es semper reformanda. La segunda palabra es «Escritura», la Palabra de Dios. Lutero dio un gran paso para poner la Palabra de Dios en manos del pueblo. Reforma y Escritura son las dos cosas fundamentales en las que podemos profundizar viendo la tradición luterana. Me vienen a la mente ahora las Congregaciones Generales, antes del Cónclave, y cuánto la solicitud de una reforma estaba viva y presente en nuestras discusiones».

Sobre sus expectativas respecto al viaje a Suecia, el Papa ha manifestado su deseo de acercarse a los hermanos que viven en Suecia porque la distancia hace daño. «Necesitamos aprender a trascender nuestras limitaciones para juntarnos con otras personas, si no lo hacemos, los cristianos resultaremos dañados por nuestras divisiones», ha afirmado. Preguntado por los obstáculos que afronta el ecumenismo en la actualidad, el Papa Francisco ha señalado: 

«En lo personal, creo que debemos mover el entusiasmo a la oración común y las obras de misericordia, es decir, trabajar juntos en ayudar a los enfermos, los pobres, los que están en prisión. Hacer algo juntos es una forma elevada y eficaz de diálogo. También pienso en la educación. Es importante trabajar juntos y no de forma sectaria. Debemos tener muy claro en todo caso que hacer proselitismo en el campo eclesial es pecado. Benedicto XVI nos dijo que la Iglesia no crece por proselitismo, sino por la atracción. El proselitismo es una actitud pecaminosa. Sería como convertir a la Iglesia en una organización. Hablar, rezar, trabajar juntos: este es el camino que debemos tomar. Mira, en la unidad el que nunca se equivoca es el enemigo, el diablo. Cuando los cristianos son perseguidos y asesinados lo son por ser cristianos y no porque sean luteranos, calvinistas, anglicanos, católicos u ortodoxos. Hay un ecumenismo de sangre».

Francisco ha revelado que solo tenía previsto participar en el acto ecuménico del aniversario de la Reforma del lunes para subrayar el mensaje de universalidad, pero que decidió prolongar su visita y dar una misa por la «fuerte demanda» de la comunidad católica nórdica.

«Pero no quise que fuera ni el mismo día ni en el mismo lugar que la reunión ecuménica, para mantener los dos eventos separados. El encuentro ecuménico debe mantener su importancia vital en el espíritu de unidad, ese es también mi espíritu», sostuvo Francisco, quien también afirmó que «no se puede ser católico y sectario».

Sobre el encuentro interreligioso de Asís, el Papa ha destacado que «fue muy respetuoso y sin sincretismo» y que apostó por la paz: «Hemos dicho fuertes palabras por la paz, que las religiones realmente quieren. No se puede hacer la guerra en nombre de la religión, de Dios, es una blasfemia, es satánico».

Mencionando el atentado de Niza, el pontífice sostuvo que solo una mente «retorcida» puede justificar ese tipo de actos apelando a Dios. La religión, insistió el papa, no es la causa de la violencia, sino que esta tiene sus raíces «en una forma de idolatría que se relaciona a sí misma con la religión».

Lea la entrevista completa aquí. 

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