Le Vatican déconseille d'appeler la Vierge « Co-Rédemptrice » et demande de la prudence avec « Médiatrice ».

Le Vatican déconseille d'appeler la Vierge « Co-Rédemptrice » et demande de la prudence avec « Médiatrice ».

El Dicasterio para la Doctrina de la Fe ha publicado la Nota doctrinal Mater Populi fidelis. Sobre algunos títulos marianos referidos a la cooperación de María en la obra de la salvación, un texto de más de 50 páginas que exhorta a evitar el uso del título de Corredentora para la Virgen María y pide especial prudencia con el término Mediadora. El documento fue aprobado por el Papa León XIV el 7 de octubre, memoria de la Virgen del Rosario, y está firmado por el cardenal Víctor Manuel Fernández, prefecto, y Mons. Armando Matteo, secretario de la Sección Doctrinal.

La Nota afirma que, teniendo en cuenta la necesidad de explicar el papel subordinado de María a Cristo en la obra de la Redención, es siempre inoportuno el uso del título de Corredentora para definir la cooperación de María. El Dicasterio advierte de que ese término corre el riesgo de oscurecer la única mediación salvífica de Cristo y de que, cuando una expresión exige constantes aclaraciones para evitar malentendidos, se vuelve inconveniente y no presta servicio a la fe del Pueblo de Dios. A la vez, insiste en que reconocer el papel singular de la Madre no la sitúa en un plano paralelo a Cristo, sino en dependencia total de Él y al servicio del misterio de la Encarnación y de la Redención.

En el plano histórico, el texto recuerda que Corredentora aparece en el siglo XV como corrección de la invocación Redentora y que su uso se expandió en la primera mitad del siglo XX. Sin embargo, el Concilio Vaticano II optó por no emplearlo por razones dogmáticas, pastorales y ecuménicas. Aunque san Juan Pablo II utilizó la expresión en contextos espirituales, el entonces prefecto Joseph Ratzinger rechazó en 1996 la petición de definir un dogma sobre Corredentora y Mediadora de todas las gracias por falta de clara base en la Escritura y la Tradición apostólica; más tarde calificó el término de vocablo erróneo. El documento cita también al Papa Francisco, que en al menos tres ocasiones manifestó su rechazo: El Redentor es uno solo y este título no se duplica.

Respecto a Mediadora, la Nota reafirma con contundencia la enseñanza bíblica: Cristo es el único Mediador (1 Tim 2,5-6). Cualquier aplicación del concepto a María debe entenderse de modo estrictamente subordinado y participativo, nunca como una mediación paralela. De ahí que se proponga hablar de mediación participada y, sobre todo, de la maternidad espiritual de María o Madre de los creyentes, categorías que iluminan su cooperación sin oscurecer la centralidad absoluta de Cristo. En esta línea, precisa que ninguna persona humana, ni siquiera los apóstoles o la Santísima Virgen, puede actuar como dispensadora universal de la gracia: sólo Dios comunica la gracia por la humanidad de Cristo.

El Dicasterio valora la devoción popular mariana —tesoro de la Iglesia que el texto busca sostener—, pero advierte sobre la proliferación de grupos de reflexión mariana, publicaciones, nuevas devociones e incluso solicitudes de nuevos dogmas que se expresan intensamente en redes sociales y pueden sembrar dudas en los fieles más sencillos. Pide discernir qué expresiones favorecen una contemplación armónica del mensaje cristiano y cuáles deben evitarse, incluyendo el título Mediadora de todas las gracias cuando se entiende como si la gracia pasara necesariamente por María, o como si ella fuera un pararrayos ante la justicia divina, debilitando la única adoración debida a Cristo.

No deja de llamar la atención que, en un momento en que amplias regiones del mundo católico viven una crisis de fe, con templos vacíos, seminarios casi desiertos y una doctrina cada vez más diluida, el Vaticano dedique tantos esfuerzos a precisar conceptos teológicos que apenas inquietan al pueblo fiel. Mientras la Iglesia lucha por mantener viva la transmisión de la fe, esta Nota parece responder más a un debate académico que a una urgencia pastoral. Cabe preguntarse si, con una Iglesia en ruinas en tantos frentes, era necesaria una aclaración tan específica sobre un título tan discutido.