El Papa Francisco y la corte pontificia, la carta bomba en Vaticano, la obispa lesbiana, Parolin en Taranto.

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Esta noche es nochebuena y mañana Navidad. Hoy es un día de felicitar estas cristianas fiestas y dedicarse a la familia. Es increíble el volumen de información que nos inunda incluso es estas fechas tan poco propicias.

El Papa Francisco en su discurso a la curia de este año ha recordado que en el problema de los abusos, y no solamente es este campo, lo grave es ocultar la verdad. Estamos seguros que Su Santidad conoce un poco su casa. Es posible que le oculten muchas cosas pero tiene los medios para conocerlas. El control de los príncipes esta tipificado hace ya algunos siglos por Maquiavelo y no es fácil añadir muchas cosas más. Por mucho que pretenda salirse de la corte pontificia al final la corte está donde está el pontífice, sea en Roma o en Avignon.

Si no hemos perdido todos la cabeza es posible que estemos en el sexto año del pontificado de Papa Francisco. La novedad inicial está más que pasada y los hechos evidentes. Pretender hablar de promesas para el futuro no deja de ser un ejercicio de ciencia ficción. Seis años en el gobierno de una institución y , con las limitaciones que la propia naturaleza humana impone,  nos indica que estamos más al fin que al inicio. Lo hecho, hecho está. El discurso no deja de ser un artificio que solo puede engañar a los muy alejados de la actual realidad de la corte papal. La prometida reforma de la curia no hace agua porque ni siquiera ha salido del astillero. Nos cantan las alabanzas de las finanzas cuando es de dominio público que los ingresos están cayendo a límites impensables y los gastos crecen sin control rompiendo todas las peores previsiones. Se nos habla de tolerancias cero cuando se tolera lo intolerable. Se ensalza a la prensa que cuanta los abusos y se premia a los que los ocultan con prebendas. A las personas incómodas se les persigue y a los sumisos se les asciende viendo en las más altas cumbres el elogio de la locura. Los amigos de la ‘bombacarta.com’ están que se salen.

Los recientes nombramientos en medios vaticanos se analizan con lupa y nos ilustran de las claves que los explican. Las buenas vidas del obispo austriaco destituido siguen ocupando titulares. Los hermanos separados están más allá de la modernidad. Tenemos al ‘embajador’ anglicano en Roma destituido por inmoral y a su sustituto proclamando el género y la muerte dulce. En Suecia la primera obispa lésbica, casada con una pastora, que quiere espacios para los musulmanes. Parolin recuerda a Pablo VI en Taranto y los guardias suizos nos felicitan las navidades. Livi que nos ofrece un nuevo libro en donde no deja de analizar el caos actual doctrinal y pastoral.

Es Navidad, la intentaremos regar con buenos vinos, y ni por esas dejamos de chocarnos con la cruda realidad.

Las previsiones informativas de los próximos meses son terribles. El riesgo de bloqueo en muchos órganos de gobierno vaticanos por falta de fondos, el complicada salida de la reunión de febrero consecuencia del testimonio de innominable Viganò, la cadena de escándalos que duermen en los cajones de los medios y que pueden ver la luz. Son tiempos de arenas movedizas que se están tragando todo lo que se asienta sobre ellas.

Nosotros estaremos aquí, incluso en estas fechas intentado que nuestros lectores no pierdan el ritmo informativo que continúa con fuerza aún en días de santo reposo. Siempre nos queda la ternura de la Navidad y la grandeza de los versos de Lope de Vega:

Las pajas del pesebre,
niño de Belén,
hoy son flores y rosas,
mañana serán hiel.

Lloráis entre las pajas
de frío que tenéis,
hermoso Niño mío,
y de calor también.

Dormid, Cordero santo,
mi vida, no lloréis,
que si os escucha el lobo,
vendrá por vos, mi bien.

Dormid entre las pajas,
que aunque frías las veis,
hoy son flores y rosas,
mañana serán hiel.

Las que para abrigaros
tan blandas hoy se ven
serán mañana espinas
en corona cruel.

Mas no quiero deciros,
aunque vos lo sabéis,
palabras de pesar
en días de placer.

Que aunque tan grandes deudas
en paja cobréis,
hoy son flores y rosas,
mañana serán hiel.

Dejad el tierno llanto,
divino Emanuel,
que perlas entre pajas
se pierden sin por qué.

No piense vuestra madre
que ya Jerusalén
previene sus dolores
y llore con José.

Que aunque pajas no sean
corona para Rey,
hoy son flores y rosas,
mañana serán hiel.

“Bendito sea el Señor, Dios de Israel”,
porque ha visitado y “redimido a su pueblo”.

Buena lectura.

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