Abusos Litúrgicos – Monaguillos y la Liturgia [I]

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Volviendo sobre el tema de los Abusos Litúrgicos, me gustaría traer a la palestra el tema de los Monaguillos y su actuación en la Santa Misa.
Según la venerada tradición de la Santa Iglesia, se nos muestra que los monaguillos (llamados acólitos en algunas partes) son quienes sirven al Sacerdote en el altar, en la preparación y en el decoro de la Sagrada Liturgia. Sin bien, este rol lo han cumplido por muchisimos años solo varones (de ahi que, como nos dice Redemptoris Sacramentum, son semillero de vocaciones al sacerdocio), hoy en día vemos que muchas mujeres han sido incluidas en este servicio, con las correspondientes consecuencias que ello produce: Por ejemplo, cuando existen grupos «mixtos», siempre se da lugar al tema de noviazgo entre de dos «servidores del altar», lo que causa, en el 99,999999% de los casos una prolongada distracción de ambos participantes en la Santa Misa y en otras acciones de culto, junto con los correspondientes problemas que pueden suceder a todo nivel (social, familiar, etc.). 
Por otro lado, se ha puesto mucho énfasis, dado los movimientos feministas de hoy en día, que la mujer puede hacer todo como el hombre, sin dar una verdadera diferenciación de los roles que cumplen en la liturgia, alterando el sentido de la misma. Es común ver con mayor frecuencia como las mujeres han sido incluidas en la Sagrada Liturgia, primero en papeles menores, aunque no menos importantes, hasta llegar a ser casi concelebrantes de la Acción Sagrada, con vestiduras eclesiásticias inclusive.

Para ilustrar aquello, he querido exponer sobre las siguientes fotografías, haciendo un análisis de cada una de ellas, y comentando los abusos que en ellas vemos:

En la fotografía anteriormente expuesta podemos vislumbrar numerosos abusos litúrgicos. Primero: el sacerdote no está usando la casulla, que está completamente obligada de usarse según las normativas litúrgicas, reafirmado por Redemptoris Sacramentum. Nótese además que sobre la «mesa-altar» se ubican numerosas hojas, presumiblemente de canto. Además, es el mismo sacerdote quien está enseñando a tocar a los Niños y Niñas monaguillos algunas canciones para la Misa, de donde podemos presumir que el Sacerdote no está enfocado en la acción sagrada. Además, captamos el hecho de que todos están rodeando al altar, a manera de concelebrantes, cosa que está teminantemente prohibida. Junto con ello, vemos a las niñas con «coronas» de color verde, que claramente consittuyen un abuso en torno a las vestimentas correspondientes al monaguillo.

En esta segunda fotografía, obserbamos como una niña eleva entre sus manos una especie de cojín, con una cara dibujada, que presumimos será una especie de representación (muy poco artística) de la hostia consagrada en el momento de la elevación para la adoración de todo el pueblo fiel. Esto constituye un grave abuso litúrgico, en la medida de que esto se haga durante la Santa Misa, alterando el orden establecido y provocando confusión en los asistentes.
Por otro lado, es también un abuso litúrgico por el hecho de que una persona, que no es sacerdote, está simulando la consagración, de manera tal que es totalmente inoportuno.
En la tercera fotografía observamos como un par de monaguillos prodecen a colocar vino (presumiblemente) en el Cáliz, durante el ofertorio. Claramente, es un nuevo abuso litúrgico, por varias razones, entre las que se encuentran básicamente dos: El hecho de que solo un ministro sagrado puede preparar el Sagrado Cáliz, y el hecho de que el mismo sacerdote está avañando tal abuso litúrgico, descuidando incluso de las oraciones correspondientes.

En una cuarta fotografía podremos observar como los monaguillos simulan la «Epíclesis» sobre las especies de pan y vino, durante la plegaria eucarística. Claramente, como expresa la Liturgia en diferentes documentos, los gestos consecratorios y la plegaria eucarística en su totalidad, está reservada solo al sacerdote celebrante, quien ha recibido en virtud del sacramento del Orden la potestad de hacer presente a Cristo, por medio del Espíritu Santo. Otro abuso más, si consideramos que el libro rojo que se visualiza podría ser el Misal Romano, de lo cual se subentiende que el Sacerdote está improvisando las palabras de la plegaria eucarística, que es otro abuso grave.
En una quinta fotografía, observamos como un monaguillo pequeño ofrece un «copón» con hostias para consagrar, presumiblemente durante el ofertorio o la consagración. Un claro abuso litúrgico, pues solo el sacerdote puede hacer ofrecimiento de las ofrendas a Dios, para que las bendiga y las consagre. Más grave es el abuso si este momento se trata de la Consagración, que como hemos dicho, está reservada exclusivamente al sacerdote, en virtud de su ordenación sacerdotal. Nótese además la actitud de las mujeres que están atrás, que muestran, al parecer, su total aprobación e/o indiferencia con el tema.

Nótese en la sexta y última imagen, como una monaguilla eleva el Sagrado Cáliz, presumiblemente durante la consagración, lo que constituye, como ya hemos dicho anteriormente, un gravísimo abuso litúrgico. Por otro lado, visualizamos que el sacerdote está ocupando una hoja como Misal, donde tiene anotado, presumiblemente, lo más importante del ordinario de la Misa, lo que constituye también otro grave abuso litúrgico.


Ahora bien, ¿Qué se gana con todo este espectáculo?.
Claramente, nada. Solo se logra lo siguiente;:
1.- Que los niños pierdan totalmente el sentido de lo sagrado.
2.- Que haya confusión entre las partes de la Santa Misa reservadas a los ministros sagrados con las correspondientes a los laicos.
3.- Que las niñas se confundan y entusiasmen con la idea de ser ‘sacerdotisas’, siendo que no pueden serlo.
4.- Que las normas litúrgicas y el sentido de lo sagrado pasea un segundo plano.

En Definitiva: SE PIERDA LA DIMENSIÓN MISTÉRICO-SALVÍFICA DEL SANTO SACRIFICIO DEL ALTAR, EN EL CUAL CRISTO SE HACE PRESENTE REALMENTE EN MEDIO DE SU PUEBLO, POR ACCIÓN DEL ESPÍRITU SANTO Y LAS PALABRAS DEL SACERDOTE, QUIEN FUE CONSTITUIDO PARA ELLO SEGÚN EL MANDATO DE CRISTO, Y ADEMÁS, LA REDUCCIÓN DE TODO EL GRAN SIGNIFICADO DE LA SACRALIDAD DE LA LITURGIA, QUE SE VE REDUCIDO A SOLO UN JUEGO, UN RECUERDO, UNA COMIDA, Y NO SE VALORA COMO LO QUE REALMENTE ES: SACRIFICIO-ALIMENTO-COMUNIÓN.

Para finalizar, después de haber analizado este «desproposito litúrgico», solo exhortar a cuidar la Sagrada Liturgia, que es una de las dimensiones más importantes de la vida cristiana, y que como tal, merece ser cuidada, evitando todo tipo de mutilaciones, tergiversaciones e inventos.

In Christo +
MARCVM