En Santiago de Chile, unos 60 sacerdotes participaron el 5 de septiembre en una conferencia que planteó una cuestión provocadora: ¿es legítimo apoyarse en la inteligencia artificial para preparar homilías?
La actividad, organizada por el arzobispo Fernando Chomali en el salón Papa Francisco del Arzobispado, fue impartida por Andrés Vergara, ingeniero civil de la Pontificia Universidad Católica de Chile, quien introdujo a los presbíteros en el mundo de la IA generativa y agéntica. Según explicó a Aciprensa, la primera se limita a producir textos, imágenes o audios; mientras que la segunda puede ejecutar funciones autónomas.
ChatGPT en la preparación de homilías
Durante la conferencia, Vergara mostró ejemplos prácticos de cómo ChatGPT puede asistir en la redacción de homilías, sugiriendo estructuras, citas bíblicas o ideas de predicación. También presentó herramientas como Perplexity.com para búsquedas académicas, el Research Agent de ChatGPT para investigaciones más profundas y NotebookLM de Google, que permite resumir y organizar documentos extensos.
La propuesta generó preguntas entre los sacerdotes sobre derechos de autor, calidad formativa y los riesgos de dependencia tecnológica en la vida pastoral.
Prudencia y discernimiento frente a la IA
Vergara recomendó a los asistentes emplear estas herramientas de forma experimental y en casos concretos: «Se trata de aprender en la práctica, no de sustituir el discernimiento personal ni la experiencia espiritual», señaló a Aciprensa.
Advirtió, además, sobre los riesgos psicológicos de un uso excesivo y subrayó que la IA debe estar siempre subordinada a la misión evangelizadora. Plataformas como YouTube y la propia IA pueden servir de apoyo pedagógico, pero requieren criterio para no caer en automatismos.
Evangelizar, humanizar y generar fraternidad
Al final del encuentro, el cardenal Fernando Chomali agradeció a los presentes y situó el debate en una perspectiva más amplia: «Mientras más avance esto, más importante va a ser nuestra misión de evangelizar, de humanizar el mundo y de generar fraternidad».
La arquidiócesis de Santiago busca así abrir un espacio de discernimiento sobre la inteligencia artificial, en un momento en que la tecnología promete ayudar a la Iglesia en sus tareas pastorales, pero también exige recordar que ninguna máquina puede sustituir la experiencia de fe ni la predicación nacida de un corazón configurado con Cristo.
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