Cambian el nombre en el DNI de un niño de cuatro años alegando que es transexual

Un juzgado ha autorizado que un menor llamado Luken aparezca en su DNI como Lucía, al ser el nombre con el que se le conoce entre sus familiares y conocidos.  La ideología de género ha afectado a la vida de Luken, un niño de cuatro años al que le ha sido cambiado el nombre después de que sus padres consideraran que su hijo era transexual y que nació con el «género equivocado». Luken ha sido protagonista de los titulares de la prensa gracias a la autorización del juzgado de Instrucción número 3 de Tolosa de cambiar su nombre de nacimiento en el Registro Civil por el de Lucía, alegando motivos de transexualidad. Ha modificado su nombre en el Registro Civil, pero no su sexo, pues esta última modificación no está permitida por ley a los menores de edad. Este niño de cuatro años, vecino de la localidad de Asteasu en Guipúzcoa, a partir de ahora aparecerá en su DNI como Lucía por petición de sus padres, que le llaman con un nombre femenino al considerar que su hijo nació niño pero se siente niña. A pesar de no alcanzar los cinco años, sus padres consideran que el pequeño ya ha tomado la drástica decisión de rechazar su sexo biológico y querer convertirse en mujer cuando aún no tiene edad suficiente ni para comenzar los estudios obligatorios. La decisión del juzgado de Instrucción número 3 de Tolosa se basa, asimismo, en un informe psiquiátrico realizado al menor en el que se asegura que le ha sido diagnosticada «una disforia de género». «A Lucía sus padres le pusieron erróneamente un nombre masculino atendiendo a sus genitales, pero ella en el momento que pudo expresarse comenzó a manifestar que era una niña», es la tesis sostenida por la asociación de familias de menores transexuales Chrysallis Euskal Herria. Tesis que se corresponde con el principal postulado de la ideología de género, que distingue el género del sexo biológico. Según la teoría de género que se va imponiendo en la sociedad, una persona puede elegir pertenecer al género masculino o femenino con independencia de su sexo biológico. Así lo explica Agustín Arandia, padre del niño, que asegura que se enteraron «que la identidad sexual de las personas se fija entre los 2 o 4 años y uno ya se siente niño o niña». «No teníamos ni idea, pensábamos que eso se daba en gente adulta», ha afirmado en declaraciones a los medios.