Se acerca la canonización de «Santa Juana de Cubas»

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Santa_JuanaEl Papa Francisco ha reconocido hoy las virtudes heroicas de Sor Juana de la Cruz, conocida popularmente en Madrid como Santa Juana de Cubas y cuyo proceso de canonización estaba suspendido por sus escritos.


El Papa Francisco ha recibido esta mañana en audiencia al Cardenal Angelo Amato. Durante la reunión ha firmado varios decretos de la Congregación para las Causas de los Santos que preside el cardenal italiano:

– Un milagro atribuido a la intercesión de los esposos beatos Louis Martin, y María Celia Guerin Martin (Francia).

– Las virtudes heroicas del Siervo de Dios Francesco Gattola, sacerdote diocesano, fundador de la Congregación de las Hijas de la Santa María Inmaculada de Lourdes.

– Las virtudes heroicas del Siervo de Dios Pedro Barbaric (Bosnia).

– Las virtudes heroicas de la Sierva de Dios María Aikenhead, fundadora del Instituto de las Hermanas de la Caridad en Irlanda.

– Las virtudes heroicas de la Sierva de Dios Elizabeth Baldo, fundadora de la Casa Pia di San Giuseppe en Gavardo, fundadora de la Congregación de los Siervos humildes del Señor (Italia).

– Las virtudes heroicas de la Sierva de Dios Vincenza de la Pasión del Señor, fundadora de la Congregación de las Hermanas Benedictinas samaritanas de la cruz de Cristo (Polonia).

– Las virtudes heroicas del Siervo de Dios Juana de la Cruz (Juana Vázquez Gutiérrez), monja profesa de la Orden Tercera de San Francisco, Abadesa del Convento de Santa Maria de la Cruz en Cubas de Madrid; nacida en Villa de Azaña hoy Numancia de La Sagra (España) el 3 de mayo de 1481 y fallecida en Cubas de la Sagra (España) el 3 de mayo 1534.

– Las virtudes heroicas de la Sierva de Dios María Orsola Bussone (Italia).

A continuación reproducimos una semblanza de la vida de Sor Juana de la Cruz.

Esta insigne mujer, aclamada por el pueblo como santa y doctora, nació el 3 de mayo del año 1481, a unos 14 kilómetros de Cubas, en Azaña (hoy Numancia de la Sagra), en la Comarca de la Sagra de Toledo.Cuando cumplió los quince años, su familia le preparó un matrimonio con un caballero rico; y entonces Juana, vistiéndose con el traje de un primo huyó de la casa paterna para realizar su deseo de consagrarse a Dios en el Beaterio de Santa María de la Cruz, que ella convertirá en Monasterio. Sus familiares fueron a buscarla, pero viendo su determinación, su padre le dio el consentimiento. Allí profesó al año siguiente con el nombre de Juana de la Cruz.

Hacia los 26 años comenzó a mostrarse en ella el carisma de la predicación. Durante trece años predicará con permiso de los superiores, “para fortalecer la fe de los sencillos” y llamar a todos a la santidad, acudiendo a escucharla los grandes personajes de la época: el Gran Capitán, el Cardenal Cisneros, don Juan de Austria y el propio emperador Carlos V. Su magisterio caló hondo durante siglos en el alma del pueblo y en la más fina espiritualidad de los conventos de todas las familias franciscanas. Es de destacar su influencia en las más celebres clarisas del siglo XVII, como Jerónima de la Asunción, Luisa de Carrión, Juana de San Antonio y la concepcionista Sor Maria de Jesús de Ágreda. Parte de su predicación está recogida en un manuscrito llamado “El Conorte”, que contiene 72 sermones suyos.

Obtuvo para el Convento de Cubas de la Sagra del Cardenal Cisneros un extraño privilegio, esto es, el del “beneficio” de la de la parroquia aneja al convento (que también fue elevado a “monasterio”), de modo que la potestad sobre dicha parroquia pertenecía a la abadesa y el que hasta entonces había sido párroco en realidad quedaba como capellán. Dicho privilegio, sin duda extraño en aquel siglo (en la Edad Media) no era tan extraño) debió causar desasosiego en algunos eclesiásticos y de hecho, poco después de la muerte del Cardenal Cisneros, algunos de dichos eclesiásticos intentaron privar a las monjas de Santa María de la Cruz del beneficio de la parroquia argumentando que “las mujeres, aunque fuesen religiosas, no eran suficientes para tener cura de almas”, a lo que ella respondió pidiendo una bula papal que la confirmara “persona suficiente para estar en el servicio del curato por el Monasterio”. A partir de esta petición, comenzaron una serie de intrigas en el monasterio, sin duda azuzadas por clérigos de fuera con la colaboración de algunas monjas de la comunidad, con el fin de que los superiores franciscanos destituyesen a sor Juana. Se consiguió dicha deposición, que culminó con el nombramiento como abadesa de la subpriora, la que más había intrigado contra sor Juana, como suele ocurrir en estos casos. Pero Dios, que hace justicia a los suyos, consiguió que pronto fuera sor Juana de la Cruz restituida a su puesto de superiora (y párroco), que llevó hasta su muerte.

Murió el día 3 de mayo de 1534. Enseguida fue proclamada santa por el pueblo, llegando a recibir culto público. Tras el Concilio de Trento, al no poder ser reconocida su santidad por “culto inmemorial” por no cumplirse los cien años que marcaban los decretos de Urbano VIII, hubo de seguir el camino normal. Fue declarada Venerable. Los escritos fueron la causa de la paralización del proceso, reemprendido en dos ocasiones, y una vez más en la actualidad. El Monasterio de Santa María de la Cruz, en Cubas de la Sagra (provincia de Madrid, diócesis de Getafe), es reconocido popularmente como el “Convento de Santa Juana” y es centro de peregrinación para todas las gentes de los pueblos de alrededor, de la comarca de La Sagra e incluso de lugares más lejanos. Contiene hoy en día la tumba con los restos de Sor Juana, que fueron quemados y dispersados durante la persecución religiosa española de los años 30, como si tales restos pudieran hacer algún daño al bien del progreso laico, pero que posteriormente se encontraron en los 80 y fueron colocados en la hermosa urna que hoy se venera en el templo de las religiosas.

(Fuente: Alianza en Jesús por María)

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