Nuevas declaraciones de dos prelados acerca de la polémica surgida en torno al Sínodo de la familia: ¿es correcto que las soluciones pastorales se separen de la doctrina?
“La idea de colocar el Magisterio en un joyero, separándolo de la práctica pastoral, que puede cambiar según las circunstancias, las modas y las pasiones, es una forma de herejía, una patología esquizofrénica peligrosa.» Son palabras del cardenal Robert Sarah, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, recogidas por Nicolás Diat en el libro Dieu ou rien (Dios o nada). El prelado africano se ha caracterizado siempre por su defensa de la moral cristiana y por advertir de los peligros de que la Iglesia se contagie del relativismo moral que rige en nuestra sociedad. En una de sus homilías afirmó que «si tenemos miedo de proclamar la verdad del Evangelio, si nos avergonzamos de denunciar las graves desviaciones en el campo de la moral, si nosotros nos acomodamos en este mundo de la laxitud moral y el relativismo religioso«, seremos merecedores del reproche divino. Respecto al Sínodo, el cardenal Sarah ha advertido «solemnemente» que «la Iglesia africana se opondrá firmemente a cualquier rebelión contra la enseñanza de Jesús y el Magisterio”. Otro prelado que también ha hecho declaraciones recientemente acerca de los temas tratados en el Sínodo de la familia es monseñor Henryk Hoser, Presidente de las Obras Misionales Pontificias. En una entrevista con la agencia polaca KAI, monseñor Hoser aseguró que el problema de la polémica surgida en torno al Sínodo es que existe un «falso supuesto, el postulado de la misericordia de Dios sin la justicia”.
Al ser preguntado por la cuestión de si los divorciados vueltos a casar pueden comulgar, el arzobispo de Varsovia recordó las palabras de Juan el Bautista a Herodes: «No tienes derecho a tener la mujer de tu hermano«. Citando a Juan Pablo II, dijo que el amor debe de por sí ser honesto, y para serlo tenemos que ser justos delante de Dios. «Voy a decirlo brutalmente: La Iglesia ha traicionado a Juan Pablo II, porque Juan Pablo II fue la expresión, la auténtica voz de la Iglesia. No lo traicionó la Iglesia como Esposa de Cristo, la Iglesia en la que nosotros creemos. Es la práctica pastoral la que ha traicionado a Juan Pablo II”, declaró el prelado polaco.
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