En la actualidad es arzobispo de Zaragoza.

Se describe a sí mismo “Soy un hombre muy sencillo y muy normal, con cierta capacidad de cercanía hacia las personas.Enseguida entro en diálogo y no me cuesta”. Dice que si no hubiera sentido la llamada al sacerdocio habría dedicado su vida a la docencia. Vicente Jiménez Zamora nació en Ágreda, Soria, el 28 de enero de 1944. Sobre su vocación dijo: “La vocación es como la de muchos seminaristas y niños de los años cincuenta en adelante. Era monaguillo en la parroquia de mi pueblo, Ágreda, lugar con muchas vocaciones. Estaba contento cerca de otros monaguillos y sacerdotes, y al ver que otros amigos iban al Seminario, me decido. Tenía una inquietud. También los maestros estaban interesados en dar una buena salida a los chicos más preparados. Quizá era una inquietud, más que una vocación. A medida que uno pasa cursos en el Seminario es cuando se descubre la llamada de Dios. Ingresé a los 12 años y estuve 8 en el seminario de Burgo de Osma. A los 20 años el obispo me envío a hacer Teología a la Pontificia de Comillas, donde permanecí dos cursos (1964-1966)”.
En esos tiempos empezó a sentir el amor a las tierras cántabras “Empecé a descubrir la belleza de esta tierra, al menos los alrededores de Comillas. Fui catequista en Ruiseñada y Ruiloba. Pero con motivo del traslado de la Universidad de Comillas a Madrid, mi obispo me indicó que fuera a acabar mis estudios a Roma”. Fue ordenado sacerdote diocesano de Osma-Soria el 29 de junio de 1968. Sus estudios son muy completos, de hecho es licenciado en Teología por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, en Teología Moral por la Pontificia Universidad Lateranense de Roma y en Filosofía por la Pontificia Universidad Santo Tomás de Aquino también en Roma.
Su ministerio sacerdotal y episcopal está unido a su diócesis natal, en la que durante años impartió clases de Religión en Institutos Públicos y en la Escuela Universitaria de Enfermería. Además fue profesor de Filosofía y de Teología en el Seminario Diocesano. También desempeñó los cargos de delegado diocesano del Clero de 1982 a 1995; Vicario Episcopal de Pastoral de 1988 a 1993; Vicario Episcopal para la aplicación del Sínodo de 1998 a 2004 y Vicario General de 2001 a 2004. Fue, desde 1990 hasta su nombramiento episcopal, abad-presidente del Cabildo de la Catedral de Soria.
Aunque su nombramiento episcopal tuvo lugar el 21 de mayo de 2004, el obispo de Santander ha estado al frente de la diócesis de Osma-Soria desde el 12 de diciembre de 2003, cuando fue elegido por el colegio de consultores administrador diocesano.
El 27 de julio de 2007 fue nombrado obispo de la diócesis de Santander por Benedicto XVI, tomando posesión el 9 de septiembre. En la rueda de prensa que tuvo lugar con motivo de su nombramiento, Carlos Osoro, Arzobispo de Oviedo en ese momento dijo que D.Vicente era “una persona sencilla, cercana; un hombre de Dios y de fe, con una cabeza muy bien amueblada”. Osoro, leyó la primera carta de Jiménez Zamora como obispo de la capital cántabra, en la que indicaba que quería “ser el obispo de todos y para todos”, y en la que saludaba a “sacerdotes, seminaristas, los fieles laicos, los misioneros, las familias, y a los miembros de otras religiones”, entre otros. El entonces nuevo obispo, también manifestó en esa misiva su “cercanía” a los que “por diversas circunstancias se sienten alejados de Cristo y su Iglesia”. Jiménez Zamora se encontraría, según el entonces arzobispo de Oviedo, con una diócesis “saneada y viva” en la que iba a tener que afrontar “las mismos problemas” que en cualquier otra parte de España o Europa.
En una entrevista, explicaba su nombramiento: “Me llamó el nuncio Manuel Monteiro, el 9 de julio por la noche. Quería hablar conmigo el día siguiente a las 5. Pensé que se trataba de una consulta sobre la Diócesis de Osma-Soria, pero no sospechaba que iba a ser para anunciarme la noticia que el Papa me nombraba obispo de Santander. Fui sorprendido porque llevaba muy poco tiempo en Osma-Soria, exactamente tres años y diez días”. Se le preguntó si lo consideraba un ascenso, a lo que respondió: “En la Iglesia no hay ascensos, lo he considerado como actitud de servir a la Iglesia. Siempre mi actitud ha sido nada pedir, nada rehusar. ¿Un poco de ascenso? Ascenso sí es, entre comillas, si porque la Diócesis de Osma Soria es pequeña en habitantes -100.000 habitantes-, en cambio la de Santander es la mitad en territorio, pero tiene 565.000 habitantes”.
Ante la polémica sobre las “absoluciones” colectivas que se producían en algunas parroquias de su diócesis dijo “No tengo noticia cierta, sólo tengo rumores. Tenemos que ser fieles a la gran disciplina de la Iglesia, y ésta regula muy bien la administración del sacramento de la Penitencia, en tres formas: individual, comunitaria pero con absolución individual, y colectiva, que sólo en muy contadas ocasiones según la norma se da. Creo, por lo que conozco, aquí no se dan las condiciones para absoluciones colectivas”. En la Conferencia Episcopal Española es desde 2011 Presidente de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada. Además, ha sido miembro de las Comisiones Episcopales para la Doctrina de la Fe, de 2007 a 2008, y Pastoral Social desde 2008 a 2011.
Dice que el papel social de la Iglesia en el siglo XXI debe ser “Ser lo que es. La Iglesia no tiene poder político ni económico, pero tiene una influencia en la sociedad por que está encarnada en el pueblo y con el anuncio del Evangelio de Jesucristo creo que está aportado mucho al desarrollo de los pueblos en los valores fundamentales humanos como son la paz, la convivencia, la fraternidad, la justicia social. Y por otra parte, la Iglesia, que es experta en humanidad, está haciendo un gran papel en la dimensión social de las personas. Pensemos en todo lo que se hace a través de Cáritas y de otras instituciones humanitarias que tiene”.
La ley de Memoria Histórica del Gobierno socialista la vio como “innecesaria” y añadió que “La sociedad española ha hecho un gran esfuerzo de reconciliación en lo que fue la Transición política” y por tanto “No es acertado introducir ahora elementos que distorsionan esa convivencia, que reabren heridas que ya estaban cicatrizadas y que pueden entorpecer el futuro de la convivencia entre españoles”.
Sobre si la Iglesia estaba más cómoda con el PP o el PSOE en el Gobierno dijo “Los intereses de la política son bien marcados, los fines de la Iglesia también están bien definidos. Hay puntos de encuentro, pero habrá siempre puntos de divergencia. La Iglesia tiene que tener la libertad suficiente para levantar la voz cuando cree que están en juego valores y derechos fundamentales de la persona”.
Cuando el Obispo Setién dijo que los etarras eran “revolucionarios”, se le preguntó a D.Vicente sobre ello “Yo creo que la Iglesia ha condenado siempre el terrorismo y ha estado cerca de las víctimas. Otra cosa son las declaraciones o algunas interpretaciones que se hagan de lecturas de algunos de los hermanos obispos. Siempre ha habido una condena, que haya podido estar hasta el filo, un poco, pero hay que tener en cuenta que el papel de los obispos en el País Vasco es incómodo. Están sometidos a una presión excesiva. Pero como la Iglesia ha estado acusada de esta ambigüedad, de ahí el interés por publicar todos los documentos y pronunciamientos colectivos y personales al respecto, donde hay una clara condena sin fisuras al terrorismo. Y eso está claro” afirmó el obispo.
Del Islam dice que es un “fenómeno creciente” y que “Tenemos un tronco común judíos, musulmanes y cristianos” y añade “La religión siempre es fuente de paz y convivencia. Otra cosa son las interpretaciones y lecturas que se hacen de los textos de las distintas religiones. También las religiones judía y cristiana tiene interpretaciones más fundamentalistas, pero los libros de todas las religiones van por la línea de la paz, el amor y el perdón. Las circunstancias políticas y las coyunturas sociales es lo que hace que se hagan interpretaciones fundamentalistas o integristas de una religión. Benedicto XVI quiere fomentar el diálogo con otras religiones. Hay que tender puentes y líneas de diálogo”.
Sobre los casos de pederastia dice que “La Iglesia está en el punto de mira, como una luz puesta en el candelero. Quizá se airean en determinados medios más las sombras que las luces. Yo suelo decir que si hay sombra es porque hay luz; si no hubiera luz no se verían las sombras” y añadió que los casos son “porcentualmente son mínimos y no más que en otros colectivos”. Eso sí, dijo que “La Iglesia tiene que aceptar con humildad, con verdad y no tener miedo; allí donde se ha cometido el error, reconocerlo y pedir perdón. Es lo más humano y más cristiano. Y no escandalizarse, porque la Iglesia está formada por santos y pecadores”.
Su día empieza madrugando, levantándose entre las 6 y las 6.30. Hace un rato sereno de oración. Celebra Misa en la capilla privada con el secretario, desayuna, lee la prensa local y las noticias de prensa nacional a través de un servicio de la Conferencia Episcopal, y luego comienza la vida ordinaria. Luego salidas por la región, reuniones, comida y regreso a casa. Una agenda bastante llena porque hay muchas entrevistas. A las 20,45 “doy gracias de nuevo al señor por el día que acaba” dice el prelado. Cena y después de un rato en la capilla, se retira y todavía si hay algo de tiempo para la lectura o contestar cartas, lo hace. Dice que de la televisión solo ve los telediarios en la comida y en la cena y que escucha distintas emisoras de radio porque “hace falta contrastar”. Tiene correo electrónico, pero de lo que rodea internet reconoce no ser “nada experto”, pero “conocedor de lo elemental”.
Sobre el deporte dice que le gusta mucho y sobretodo el Fútbol “Me gusta el fútbol y el deporte de montaña. Hasta que vine -a Santander-era del Numancia. Si algún día viene el Numancia iré a verlo y tendría el corazón partido. ¡Qué ganara el mejor! Veo partidos por la tele y en el seminario jugaba de extremo izquierdo”. Describe al Papa Francisco como “el párroco del mundo, en la línea en la que lo fue también el Papa bueno Juan XXIII”, y asegura que “necesitamos pasión por el Evangelio, y el Papa Francisco la contagia”. “Aunque la doctrina del Evangelio sea la misma, el estilo de cada Papa imprime un estilo en los pastores y en los obispos, y ya se está notando un cambio de talante” dijo sobre el Pontificado de Francisco. Al Papa Francisco le conoció en 2006 cuando le dio unos ejercicios espirituales y dice “cuando salió elegido, yo enseguida tiré de mi cajón, donde conservaba los papeles y los textos que nos dio”. Estuvo en la JMJ de Rio de 2013, la primera del Papa Francisco. La foto de arriba es en la playa de Copacabana.