Las retribuciones al clero supusieron un gasto en 2012 de 239.430,10 euros, incluida la seguridad social. En este aspecto, el obispo quiso informar de que hay 32 sacerdotes en la Diócesis, que cobran 940 euros al mes y 10 personas en plantilla en la Curia. El obispo hizo referencia a que en 2006 se llegó a un acuerdo con el Estado por el cual el sostenimiento económico de la Iglesia depende única y exclusivamente de los católicos y no creyentes que valoran la labor social que realiza marcando la equis en la renta, una asignación vital para su supervivencia.
En la actualidad es obispo de Lérida. Salvador Giménez Valls nació el 31 de mayo de 1948 en Muro de Alcoy, provincia de Alicante y archidiócesis de Valencia.

Procedente de una familia humilde, ya que su padre era empleado de una empresa papelera. En 1960 ingresó en el Seminario Metropolitano de Valencia para cursar los estudios eclesiásticos. Estudió el Bachiller en Teología por la Universidad Pontificia de Salamanca.
Fue ordenado sacerdote el 9 de junio de 1973. Es licenciado en Filosofía y Letras, con especialización en Historia, por la Universidad Literaria de Valencia. Inició su ministerio sacerdotal como párroco de Santiago Apóstol de Alborache, de 1973 a 1977, cuando fue nombrado director del Colegio “Claret” en Xátiva, cargo que desarrolló hasta 1980. Este año fue nombrado Rector del Seminario Menor, en Moncada, donde permaneció hasta 1982. Desde 1982 hasta 1989 fue Jefe de Estudios de la Escuela Universitaria de Magisterio “Edetania”. Desde 1989 a 1996 fue párroco de San Mauro y San Francisco en Alcoy, Alicante, y Arcipreste del Arciprestazgo Virgen de los Lirios y San Jorge en Alcoy, Alicante, entre 1993 y 1996.
Desde este último año y hasta su nombramiento episcopal fue Vicario Episcopal de la Vicaría II de Valencia Centro y Suroeste. Además, entre 1987 y 1989, fue director de la Sección de Enseñanza Religiosa, dentro del Secretariado de la Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis de la CEE, y fue miembro del Colegio de Consultores entre 1994 y 2001. El 11 de mayo de 2005 se hacía público su nombramiento como Obispo Auxiliar de Valencia. Recibió la ordenación episcopal el 2 de julio del mismo año, siendo el primer Obispo europeo nombrado por Benedicto XVI. En la Conferencia Episcopal Española es miembro de la Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis.
El día 21 de septiembre de 2008, el Santo Padre Benedicto XVI le nombró Administrador Apostólico de Menorca, tomando posesión de la diócesis el día 26 del mismo mes. Después de 8 meses de Administrador, fue nombrado Obispo de dicha diócesis. Entre el aluvión de felicitaciones, Giménez señaló a Levante-EMV que experimentaba una doble sensación de felicidad y de preocupación. “Satisfecho porque hace ocho meses que soy administrador apostólico de Menorca y ya se adonde voy, y preocupación por la responsabilidad de situarme al frente de una Iglesia que busca acercar las personas al Señor”.
Giménez explicó que la gran diferencia que encontraría en su nuevo cargo eran las dimensiones de la diócesis. “En Valencia hay setecientas parroquias y en Menorca diecinueve”, pero confesó que “la mentalidad es muy similar” y que ha encontrado una buena acogida en la isla.
Cuando fue preguntado por la polémica desatada a raíz del proyecto de modificación de la ley del Aborto, presentada por el Gobierno socialista en aquellas fechas, Giménez no se salió del guión marcado por la Iglesia. “Me parece fatal” señaló en referencia a la despenalización del aborto dentro de las 14 primeras semanas de gestación. “Lo que no puede esperar la sociedad es que los obispos digamos lo contrario de lo que hemos dicho siempre”, indicó el obispo de Menorca, quien añadió que “cualquier ley que mate a las personas y no proteja debidamente desde la concepción hasta la muerte natural nos parece mal”. La diócesis de Menorca tiene una población de unas 95.000 personas y contaba en 2008 con 3 seminaristas. En 2013 cuenta con 2, por lo que en ese sentido no ha cambiado mucho el panorama desde su llegada.
En 2013, el obispo animaba a marcar la “X” en la casilla de la Iglesia en la Declaración de la Renta, explicando que a día de hoy son muchos, tanto creyentes como no creyentes, los que “están convencidos de la labor de la Iglesia, de Caritas y de las misiones, y saben que marcando la equis su asignación se destinará a los más necesitados. Como contrapartida, desde la Diócesis debemos ser transparentes”.
Gracias a la “X” que marcaron los contribuyentes menorquines en 2012 en su Declaración de la Renta, la Diócesis de Menorca percibió 939.526,36 euros frente a los 1.002.382,69 euros del año anterior. Se trata de una aportación que el Estado ingresa a la Conferencia Episcopal -según los menorquines que hayan marcado la equis- y ésta a la Iglesia menorquina. El prelado y el ecónomo diocesano presentaron en abril de 2013 las cuentas de la Diócesis, con la voluntad de que los menorquines conozcan sus números en un acto de transparencia.

Durante 2012, la Iglesia menorquina ingresó 2.395.601,44 euros fruto de las asignaciones voluntarias de los fieles, la aportación mediante la declaración de renta de los contribuyentes y otros ingresos corrientes. El principal gasto para la Diócesis menorquina es la conservación, mantenimiento y funcionamiento de los edificios -1.356.487,63 euros-. En este punto, el obispo recordó que la mayor parte del patrimonio es un bien cultural colectivo y señaló que quedan pendientes deudas del Govern balear y del Consell en actuaciones de restauración, que sin embargo la Iglesia ya ha pagado a las empresas contratadas.