Obispo de Jaén. Dicen de él, que es un hombre discreto -en el sentido episcopal del término- pero que dentro de esa discreción, es un buen Obispo.

Fue Obispo de la diócesis de Cuenca durante 9 años y desde 2005 es el Obispo de Jaén. Ramón del Hoyo nació el 4 de septiembre de 1940 en Arlanzón, Burgos. Cursó estudios en los Seminarios Menor y Mayor de Burgos, entre 1955 y 1963. Después obtuvo la Licenciatura en Derecho Canónico en la Universidad Pontificia de Salamanca, en 1965. Se fue a Roma donde obtuvo el Doctorado en la Pontificia Universidad Angelicum de1975 a 1977. Fue ordenado sacerdote para la archidiócesis de Burgos el 5 de septiembre de 1965.
Su ministerio sacerdotal lo desarrolló en la diócesis burgalesa. Comenzó como coadjutor de la parroquia de Santa María la Real y Antigua y Director espiritual de la Escuela media femenina “Caritas”, entre 1965 y 1968. Desde este último año y hasta 1974 fue Notario eclesiástico y Secretario del Tribunal Eclesiástico. Además, en el año 1972 fue nombrado Provisor-adjunto de la Curia de Burgos y en 1978 Provisor, cargo que desempeñó hasta 1996. También fue Vicario Judicial del Tribunal Eclesiástico Metropolitano desde el año 1978 y hasta 1993, cuando fue nombrado Vicario General y Canónigo y Presidente del Capítulo Catedral Metropolitano.
Estos cargos los compaginó, desde 1977 y hasta su nombramiento episcopal, con la docencia en la Facultad de Teología del Norte de España, sede de Burgos, como profesor de Derecho Canónico. El 26 de junio de 1996 fue nombrado Obispo de Cuenca por Juan Pablo II, sede de la que tomó posesión el 15 de septiembre del mismo año. Dejó la diócesis con 14 seminaristas, dos más que el año anterior.
Nada más llegar a la diócesis manchega, tuvo que hacer frente a un escándalo de grandes dimensiones. Un sacerdote de la diócesis había abusado de varios menores desde 1977, una de las víctimas tenía nueve años cuando empezó a abusar de él. El historial de este sacerdote era deleznable, chicos y chicos caían en sus aberrantes instintos con consecuencias nefastas para ellos. Uno intento suicidarse en dos ocasiones. En febrero de 1996 una de las víctimas presentó una denuncia ante el juzgado e inició un procedimiento judicial contra el sacerdote. Ésto coincidió con la llegada de Ramón del Hoyo como obispo de la diócesis, quien abrió un expediente en cuanto se enteró del caso, que fue trasladado a la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe que llevaba en ese momento el cardenal Raztinger (Benedicto XVI). La única medida que la Diócesis había adoptado con anterioridad fue alejar al sacerdote a otra localidad, Garaballa.
La Santa Sede decretó la suspensión a divinis del sacerdote pederasta, de forma que jamás pudiera volver a ejercer su ministerio. El propio sacerdote, años después dirá “A mí me expulsó Ratzinger del sacerdocio, lo cual demuestra que es falso que la Iglesia sea pasiva o consienta… Yo creo que la Iglesia fue justa y coherente con sus principios”.
Dos de las victimas, estaban preparándose para el sacerdocio, situación compleja que tuvo que afrontar el nuevo obispo. “Cuando ocurrió aquello, el obispo me llamó y me preguntó qué quería hacer. La Iglesia me ayudó y no me consideró responsable de nada. Pero no sólo eso, sino que la Iglesia se fió de mí y me ha dado una responsabilidad” dijo uno de ellos, hoy sacerdote rural.
Ramón del Hoyo dijo “Fui testigo del daño. Traté de actuar desde la reflexión, la comprensión y la caridad cristiana. Traté de convencerles de que hay respuestas en el creyente”. “Actué en conciencia y con cautela…Las acusaciones eran confusas y habían llegado al administrador apostólico de la Diócesis, pero decidí inmediatamente que se abriera un expediente. Fue muy doloroso” recordaba el Obispo. “Hablé con los interesados”, declaró monseñor Del Hoyo. “Con la parte causante también. Era difícil encontrar la verdad porque había versiones contrapuestas. Pero llegué a convencerme de cuál era la verdad. Con paciencia, rigor y caridad se fue descubriendo dónde estaba la clave. Todas las declaraciones se efectuaron ante un notario eclesiástico. Fue una solución muy grave y muy dolorosa para todas las partes. Fue duro. Pero se pudo vislumbrar cuál fue el hecho real y darle la solución correcta”.
“Encontré en la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe la máxima acogida”, explicó Del Hoyo. “Y se le ofreció toda la información con el máximo rigor”. Años más tarde, en el Pontificado de Benedicto XVI, cuando éste era criticado por el asunto de los “abusos”, Del Hoyo escribió una carta al Papa en la que decía “Deseamos expresarle, Santo Padre, nuestro dolor y repulsa por la campaña difamatoria e injusta desencadenada en esta fechas contra su persona”. Había experimentado él mismo la determinación de Raztinger en estos asuntos. El 19 de mayo de 2005 fue nombrado Obispo de Jaén, diócesis de la que tomó posesión el 2 de Julio de 2005.
Cuando llegó a la diócesis, ésta contaba con 31 seminaristas. En 2013 tan sólo cuenta con 10. En la Conferencia Episcopal Española de 1999 a 2008 fue miembro de la Comisión Episcopal de Misiones. De 2008 a 2011 presidió dicha Comisión. Desde la Asamblea Plenaria de marzo de 2011 es de nuevo miembro de Misiones. El 20 de octubre de 2011, en la CCXXI reunión de la Comisión Permanente, fue nombrado miembro de la “Junta San Juan de Ávila, Doctor de la Iglesia”. En la C Asamblea Plenaria de la CEE, noviembre de 2012, fue miembro del Consejo de Economía.