Leopoldo José Brenes Solórzano es Cardenal. Arzobispo de Managua, Nicaragua. Nacido en el seno de una familia pobre, en torno a los 9 años sintió la llamada del señor. Repasamos su trayectoria.

Llama la atención por su curioso peinado. Es aficionado a usar pantalones vaqueros desteñidos, al béisbol y al fútbol. Nació en el seno de una familia pobre el 7 de marzo de 1949 en el municipio de Ticuantepe, provincia de Managua y desde pequeño, entre 8 y 9 años, según recuerda, sintió la llamada del Señor.
Es el tercer clérigo centroamericano y segundo nicaragüense que alcanza la distinción de cardenal en la historia de la Iglesia católica. Los otros dos son el arzobispo emérito de Managua, el cardenal Miguel Obando y Bravo, y el arzobispo de Tegucigalpa, el cardenal Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga.
El nacimiento de Leopoldo José Brenes Solórzano
El 7 de marzo de 1949 es una fecha que nunca olvidará Lilliam Solórzano Aguirre, porque ese día nació su primogénito, el ahora cardenal Leopoldo José Brenes Solórzano, a quien cariñosamente llama “Leopoldito”. Su madre Lilliam dice a El nuevo Diario que con el nacimiento de “Leopoldito”, al fin se materializaron sus deseos de ser madre, después de verse frustrada por seis abortos espontáneos, por causas tan naturales como “el susto por haber visto una iguana”. “Este es un momento de alegría… Este es un gozo especial”, aseguró la madre al conocer el nombramiento de su hijo como cardenal.
La madre del nuevo cardenal relató que su hijo, después de ser avisado por vía telefónica, de su nombramiento como cardenal, por el padre Héctor Treminio -rector de la Catedral de Managua “Inmaculada Concepción de María”-, bajó de su habitación para compartir con ella la buena noticia, aunque todavía no se lo creía. “Cuando escuchamos en la radio la grabación donde el Papa Francisco lo nombraba cardenal, Leopoldito se puso nervioso, pero al instante se llenó de gozo”, relató la madre.
La premonición de que sería cardenal
Reveló también Lilliam, que hace varios años, cuando su hijo era obispo, como una premonición el cardenal Miguel Obando y Bravo le regaló una sotana rojo púrpura –que identifica a los cardenales–. “Tome por si acaso algún día lo hacen cardenal”, le habría dicho Obando y Bravo al entonces monseñor Leopoldo Brenes, al regalarle aquella sotana. “Esa sotana de cardenal permanece en el ropero de “Leopoldito”, porque él la cuida de manera muy especial”, subrayó la madre del cardenal Brenes.
El cardenal Brenes, el cuarto arzobispo en la historia de Managua, desde la edad de tres años mostró su vocación por la vida sacerdotal. “Cuando Leopoldito tenía tres años él decía: ‘Yo soy padle’, porque no podía decir padre” dijo su madre. Junto con el ahora arzobispo de Managua, allá por 1970, ingresaron al seminario alrededor de 50 jóvenes, pero al final solo tres de esa generación se ordenaron sacerdotes: monseñor Bismarck Carballo y el padre Allan Delgado.
Vive en una modesta casa
Como parte de su formación sacerdotal, monseñor Brenes tuvo que estudiar cuatro años en México y dos años en Roma. Esta situación de separarse de “Leopoldito” llenó de tristeza a su madre. “Pero él me decía: ‘No llore, mamá, que se va a enfermar… No solo yo soy su hijo, usted tiene otros tres hijos…”, y mire, ahora solo él vive conmigo en la casa, solo él me cuida en las noches”, cuenta Lilliam.
Y es que el cardenal Brenes vive desde hace más de 30 años en una modesta casa con su madre en el barrio Altagracia. Su madre dice que su hijo “Leopoldito” cuida de ella de manera muy especial. “A la orilla de mi cama pone colchones o almohadas por si acaso me caigo, y cuando estoy enferma se traslada a mi cuarto para cuidarme en la noche”, agregó. Él se fue a vivir al barrio Altagracia, cerca de donde estaba la Nunciatura Apostólica, a inicios de los años 80, porque sus padres fueron expropiados con artimañas de su terreno en Ticuantepe. “Le dimos de vivir a un hombre y a su familia, y después se adueñaron del terreno y me acusaron de somocista”, recuerda la madre del cardenal Brenes.
Un hombre humilde y agradable
Sus vecinos dicen que siempre ha sido un religioso humilde, amable, generoso y servicial. A Brenes se le puede ver conduciendo él mismo su camioneta para trasladarse en sus quehaceres cotidianos. Al ser nombrado cardenal dijo que siempre ha sido “un pastor cerca de la gente”, y que su nuevo cargo no lo hará cambiar en su labor pastoral de preferencia para los pobres. Manifestó que el ser cardenal no es un honor, sino una oportunidad para servir, como antes lo hizo con la autoridad arzobispal, obispal y sacerdotal. “Como dice la canción: yo sigo siendo el mismo y quiero seguir siendo el mismo”, dijo tras su nombramiento.
Su sencillez y humildad, afirma, es algo que le pide a diario en oraciones al Señor. “Si él (papa Francisco) me escogió para ser uno de sus servidores, me está diciendo con esto que no cambie, tengo que seguir en el trabajo pastoral, y él conoce mi trayectoria”, señala. Brenes conoció al Papa Francisco en 2006 cuando el Pontífice era obispo de Buenos Aires. Acababa de ser nombrado presidente de la Conferencia Episcopal y le tocó trabajar junto al entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio en los preparativos para la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano.
Obispo de la diócesis de Matagalpa
Fue ordenado sacerdote en 1974 y pidió para su primera misión ser enviado a una parroquia sencilla en el campo.
Entre 1991 y 2005 se desempeñó como obispo de la diócesis de Matagalpa, norte de Nicaragua, antiguo corredor de la guerra civil de los años 80 del siglo pasado, donde montado a mula visitaba comunidades remotas y montañosas. En el año 2005, el Papa Juan Pablo II nombró a Leopoldo José Brenes Solórzano como nuevo arzobispo de Managua en reemplazo del Cardenal Miguel Obando y Bravo, quien se retiró por límite de edad.