Angelo Scola es un Cardenal italiano y Arzobispo emérito de Milán, Italia. En marzo de 2013 la mayoría de la gente pensó que sería el sucesor de Benedicto XVI, ya que ocupaba el primer puesto en las quinielas.
El 13 de marzo de 2013 casi todo el que veía el famoso balcón central de la fachada de la basílica de San Pedro, ya fuera en directo o en televisión, pensaba que el que iba a salir de blanco por la célebre ventana sería el italiano Angelo Scola. Ante la sorpresa general no fue así y en su lugar salió el argentino Jorge Mario Bergoglio.

La personalidad de Angelo Scola
Era tal el favoritismo del cardenal Scola que al salir la fumata blanca, hubo un comunicado a los medios de comunicación por parte de los obispos italianos en el que se daba gracias a Dios por la elección de Angelo Scola como nuevo Papa. Rápidamente, Mariano Crociata enmendó el error enviando otro comunicado.
Con esta anécdota se vislumbra como el cardenal Scola estaba en boca de todos como el muy posible sucesor de Benedicto XVI. Eso se debe a sus muchas grandes virtudes, que lo hacían un candidato muy fiable. Gran intelectual, gran pastor, buen organizador, políglota, etc…
Esta gran figura eclesiástica empezó a ser conocida por el público general cuando salto el escándalo “vatileaks” en el que se hablaba de Angelo Scola como cómplice de Benedicto XVI y que éste último estaba allanándole el camino a la silla de Pedro, preparando su sucesión.
Hijo de un camionero militante socialista y de un ama de casa, Scola nació en Malgrate, un pueblecito cerca de Lecco, en el norte de Lombardía, el 7 de noviembre de 1941.
Después de dejar a su novia para iniciar el camino al sacerdocio, tuvo que dejar también Milán, donde su pertenencia a Comunión y Liberación le hacía sospechoso de demasiado activismo social y estudiantil. Y así se fue a Teramo para poder ordenarse sacerdote. Nadie podía imaginar que, con el paso de los años, volvería a Milán como arzobispo de la principal diócesis de Italia.
Doctor en Filosofía y Teología
Es Doctor en Filosofía y Teología. Fue ordenado sacerdote el 18 de julio de 1970 en la diócesis de Teramo. Recibió su doctorado en teología en Friburgo y en el mismo año y hasta su nombramiento episcopal fue uno de los líderes de Comunión y Liberación.
Colaboró en la revista internacional de teología “Communio” desde sus primeros pasos en 1972. Así conoció a Joseph Ratzinger y otros grandes teólogos como Henri de Lubac y Hans Urs von Balthasar, con quienes escribió libros-entrevista para divulgar su pensamiento.
En 1982 asumió la cátedra de Antropología Teológica en el Instituto Pontificio Juan Pablo II para Estudios sobre Matrimonio y Familia en la Pontificia Universidad Lateranense. Como la de tantos intelectuales, su feliz carrera académica fue truncada con el nombramiento de obispo, en su caso de la localidad de Grosetto, no demasiado lejos de Roma, en 1991.
Decano del Pontificio Instituto Juan Pablo II
Pero era demasiado valioso, y Juan Pablo II le nombró rector de la Pontificia Universidad Lateranense en 1995. Era ya un trabajo a su medida. Como muchos cardenales, habla perfectamente español, además de inglés, francés, alemán e italiano.
Dos meses más tarde fue nombrado Decano del Pontificio Instituto Juan Pablo II para Estudios sobre el Matrimonio y la Familia. Como Rector y Decano promovió la calidad de la vida académica, la formación de profesores jóvenes y la internacionalización de la Universidad.
El 5 de enero de 2002 fue nombrado Patriarca de Venecia y el 9 de abril de 2002 fue elegido Presidente de la Conferencia Episcopal Triveneta. Fue creado cardenal con el título de los Santos Apóstoles por el Papa Juan Pablo II en el consistorio del 21 de octubre de 2003.
Como patriarca de Venecia, cargo que ocupó de 2002 a 2011, se encargó de la visita pastoral del Santo Padre el 8 de mayo de 2011. Se prestó especial atención a la iniciación cristiana, la participación en la explotación de las personas que hablan de caridad. Dio a luz al Studium Generale Marcianum (Facultad de Derecho Canónico, Instituto Superior de Ciencias Religiosas de San Lorenzo Giustiniani, Escuelas y la Escuela Fundación Juan Pablo I…) y la Fundación Internacional Oasis. Promovió y completó la construcción de la Facultad de Teología del Triveneto convirtiéndose en su primer canciller.
En 2011, cuando llegó la hora de relevar al arzobispo de Milán, la conferencia episcopal italiana y el secretario de Estado, Tarcisio Bertone, intentaron “colocar” a sus candidatos. Benedicto XVI los rechazó y puso a Scola al frente de la diócesis de San Ambrosio.
Arzobispo de Milán en 2011
El 28 de junio 2011 fue nombrado arzobispo de Milán. El 21 de septiembre, del Santo Padre recibió el palio en la capilla del Palacio Apostólico de Castel Gandolfo. El domingo 25 de septiembre 2011 hizo su entrada oficial en la Diócesis, siendo recibido por el arzobispo emérito, el cardenal Dionigi Tettamanzi. El 3 de septiembre de 2012 en la catedral de Milán, el cardenal Scola presidió el funeral solemne del cardenal Carlo Maria Martini, arzobispo emérito de Milán.
Es autor de numerosos libros y artículos de teológica, pastoral y cultural. Participó en cuatro ocasiones en la Asamblea del Sínodo de los Obispos, la primera en calidad de experto (1987), la segunda como ponente general sobre el tema “La Eucaristía: fuente y cumbre de la Vida y Misión de la Iglesia “(2005), las dos últimas veces como Padre sinodal (2008 y 2012).
En Italia es miembro del Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal Italiana, es presidente de la Conferencia Episcopal Lombarda y Canciller de la Facultad de Teología del Norte. Las homilías, catequesis, discursos y conferencias del cardenal Angelo Scola se pueden encontrar en la web http://angeloscola.it/
Sus cargos en la Curia
En la Curia es miembro de las Congregaciones para la Doctrina de la Fe, de las Iglesias Orientales, para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, y para el Clero; también es miembro de los Consejos Pontificios para los Laicos, de la Familia, Cultura, y para la Promoción de la Nueva Evangelización. También forma parte del Consejo de Cardenales para el Estudio de los Problemas Organizativos y Económicos de la Santa Sede.
Scola es un buen organizador, y muchos cardenales de otros países le apoyarían como secretario de Estado, pues es una persona honrada, que aplicaría criterios de eficacia en lugar de amiguismo, como ha sucedido demasiadas veces, y como ha recordado el Papa Francisco no debe ocurrir en la Iglesia.
En una entrevista ofrecida a Vaticaninsider, Scola habla del cristianismo en Europa “Estamos cansados, viejos, tanto como sociedad civil como Iglesias. Y es comprensible: desde hace siglos llevamos sobre los hombros cuestiones muy complejas. No nos gusta admitirlo, pero en Europa parece haber llegado el atardecer. Se necesita una nueva síntesis”.
La Providencia nos está dando una sacudida con el nuevo Papa que propone volver a empezar a partir de la experiencia elemental, común a todos los hombres. Las Iglesias europeas deben tener la valentía de volver empezar desde ahí”.
Sobre los tres primeros meses del Papa Francisco afirmó “Estoy impresionado por la fuerza de su testimonio, por su estilo de vida y por su capacidad de relacionarse con la gente. Creo que es una enorme gracia. Pero también me parece que es muy consciente de la necesidad de tomar decisiones y también de que sabrá tomarlas”. Sobre la llamada a la pobreza de Francisco dice “Debemos generar una vida eclesial, esencial, sobria y proporcionada con el único objetivo de ofrecer el testimonio del Evangelio, sin redundancias inútiles”.
Sobre la decisión de Francisco de formar un consejo de ocho cardenales para reformar la curia, el cardenal Angelo Scola dijo: “En el gesto profético de la renuncia de Benedicto XVI estaba implícito también un grito: no se puede dejar una tarea tan pesada en los hombros de una sola persona. Durante el pre-cónclave dijimos que, sin atacar el primado, habría sido providencial si el nuevo Papa encontraba nuevas formas para guiar a la Iglesia. Este grupo de trabajo es positivo y creo que, en esta dirección, podrá haber muchas otras cosas”.
En 2017 el Papa Francisco aceptó su renuncia como arzobispo de Milán.