El cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, ha sido duramente criticado por Emeka Umeagbalasi, presidente del consejo directivo de la organización nigeriana Intersociety, por sus declaraciones sobre la violencia extrema que sufren los cristianos en Nigeria. En una entrevista publicada por Crux el 27 de noviembre, el responsable de derechos humanos acusó al purpurado de ofrecer una “cobertura diplomática” a los grupos yihadistas y de debilitar la posición moral de la Iglesia frente a la persecución religiosa.
Las críticas se remontan a octubre, cuando Parolin relativizó la influencia del islam en la violencia anticristiana en Nigeria al describirla como un “conflicto social” y no como un conflicto religioso. Sus declaraciones se produjeron durante un evento vaticano dedicado al Informe 2025 sobre Libertad Religiosa publicado por Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), en el que Nigeria figura entre los países con mayores violaciones de libertad religiosa.
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“Proporciona cobertura a los perpetradores”
Según Umeagbalasi, restar importancia a la motivación religiosa que impulsa las masacres deja sin protección moral a los cristianos perseguidos y anima a los extremistas a continuar los ataques. Señala que el lenguaje diplomático empleado por Parolin “debilita la gravedad de la situación” y transmite un mensaje peligroso: que la Iglesia no está reconociendo públicamente el carácter genocida de la violencia islamista.
El activista subraya que esta postura contradice la realidad documentada por organismos internacionales. El informe de ACN, que analizó 196 países, concluye que dos tercios de la población mundial viven en lugares donde la libertad religiosa es violada gravemente. Nigeria aparece en la categoría más severa —“persecución”— y el documento destaca que la violencia responde a una combinación de extremismo islámico y fallos del Estado.
Umeagbalasi afirma que el enfoque del cardenal Parolin “desmoraliza” a los cristianos que esperan claridad y liderazgo de la Iglesia. Según él, minimizar la dimensión religiosa del genocidio contradice también las obligaciones constitucionales de Nigeria y las exigencias del derecho internacional sobre libertad religiosa.
Datos que desmontan el relato oficial
El activista nigeriano rebatió igualmente la afirmación de que la violencia afecta por igual a musulmanes y cristianos. Explicó que, cuando los musulmanes son asesinados, suele tratarse de conflictos internos entre grupos islámicos en estados de mayoría musulmana como Zamfara, Sokoto o Katsina. En contraste, las víctimas cristianas son atacadas sistemáticamente por su fe.
Las cifras citadas por Umeagbalasi son contundentes: por cada diez personas asesinadas por motivos religiosos en Nigeria, siete son cristianas y tres son musulmanas. Esta proporción refleja, según él, la intencionalidad sistemática de la violencia anticristiana.
Un genocidio sostenido durante décadas
La persecución de cristianos en Nigeria no es un fenómeno reciente. Desde los años cincuenta se registran ataques esporádicos, pero la situación comenzó a agravarse dramáticamente a partir de 1999, cuando doce estados del norte adoptaron la sharía. La aparición de Boko Haram en 2009 —responsable del secuestro masivo de niñas en 2014, de las cuales 87 siguen desaparecidas— marcó un punto de inflexión en la violencia.
Sacerdotes y seminaristas también han sido blanco de estos ataques. En julio, la diócesis de Auchi informó del asalto al seminario menor de la Inmaculada Concepción, donde terroristas mataron a un guardia de seguridad y secuestraron a tres seminaristas. En agosto, militantes islámicos atacaron una aldea cristiana, matando a tres personas y dejando varios heridos, solo dos meses después de una masacre en la misma zona que dejó más de 200 muertos.
Según el informe 2025 de la Comisión estadounidense para la Libertad Religiosa Internacional (USCIRF), la violencia anticristiana en Nigeria continúa favorecida por la falta de respuesta del gobierno, que “a veces parece no querer actuar”, fomentando la impunidad.
La postura de Parolin, alineada con el discurso oficial nigeriano
Umeagbalasi expresó también su preocupación por el hecho de que las declaraciones de Parolin coincidan con la narrativa oficial del gobierno nigeriano, que desde hace años niega que la violencia tenga un componente religioso. Considera especialmente grave que el secretario de Estado de la Santa Sede asuma este discurso, contribuyendo a reforzar una versión que oculta la persecución sistemática de cristianos.
Reacciones dentro de la Iglesia: Viganò denuncia una “traición”
Las palabras de Parolin han generado rechazo entre diversas figuras de la Iglesia. Entre ellas, el arzobispo Carlo Maria Viganò, que fue nuncio apostólico en Nigeria entre 1992 y 1998. Para él, describir la situación como un “conflicto social” tergiversa la realidad de una persecución “feroz y genocida” contra los católicos. Viganò sostiene que los asesinos actúan “por odio a la fe” y que forman parte de una agenda islamista que busca imponer la sharía y reducir a los cristianos a la condición de infieles.
El prelado afirmó que esta política de minimización constituye un abandono de los fieles perseguidos en uno de los países más violentos del mundo para los cristianos.
