El nuncio apostólico en Brasil, monseñor Giambattista Diquattro, llegó esta semana a Belém (Pará) como jefe adjunto de la delegación de la Santa Sede que participa en la COP30, la Conferencia de las Partes de las Naciones Unidas sobre el cambio climático. La cumbre, que se celebra del 10 al 21 de noviembre, reúne a más de 50 jefes de Estado y de gobierno para debatir el futuro de las políticas climáticas mundiales.
Según informó ACI Prensa, Diquattro destacó que uno de los principales objetivos de la Santa Sede en esta edición es promover la educación para la ecología integral, considerada por el Vaticano “un campo decisivo para enfrentar la crisis climática”. En declaraciones a Radio Vaticano, el diplomático explicó que “muchos países están incluyendo la dimensión educativa en sus contribuciones nacionalmente determinadas (NDCs) hasta 2035”, lo que, a su juicio, demuestra la importancia creciente de este enfoque formativo.
Delegación vaticana y prioridades en la cumbre
La delegación oficial de la Santa Sede en la COP30 está compuesta por diez miembros y encabezada por el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado, quien representará al papa León XIV como máxima autoridad de la Iglesia en la conferencia. Más de un centenar de representantes de instituciones católicas también se encuentran en Belém para participar en actividades relacionadas con el encuentro.
Diquattro subrayó que, además de la educación ambiental, la Santa Sede impulsará en la cumbre otros temas clave: la reforma de la arquitectura financiera global y su conexión con el financiamiento climático, así como la llamada “transición justa”, que —según explicó— “debe incluir no solo criterios económicos, sino también sociales y ambientales”.
El nuncio también mencionó el Plan de Acción sobre Género (Gender Action Plan), que ofrecerá la oportunidad de “reafirmar el peso desproporcionado que el cambio climático ejerce sobre las mujeres” y promover su participación activa en la implementación del Acuerdo de París.
Una llamada a la acción y al compromiso político
En declaraciones recogidas por ACI Prensa, Diquattro afirmó que esta conferencia debería ser “un punto de inflexión” y expresar “una voluntad política clara y tangible” para acelerar la transición ecológica. El representante del Vaticano pidió que las medidas adoptadas sean “eficientes, vinculantes y fácilmente verificables”, y que se concreten en cuatro áreas fundamentales: eficiencia energética, desarrollo de fuentes renovables, eliminación de los combustibles fósiles y educación para estilos de vida más sobrios.
El nuncio recordó que el Acuerdo de París, firmado en 2015, buscaba mantener el aumento de la temperatura global por debajo de 1,5 °C respecto a los niveles preindustriales. Sin embargo, ese límite fue superado en 2024, considerado el año más caluroso jamás registrado, según datos científicos internacionales. Para la Santa Sede, este hecho demuestra que el tiempo de las declaraciones ha terminado y que se requieren decisiones políticas concretas.
La Iglesia en Belém acompaña la cumbre
Mientras tanto, la arquidiócesis de Belém ha organizado un amplio programa paralelo a la COP30, con actividades de formación, reflexión y oración centradas en el cuidado de la creación. Según informó el sitio oficial de la arquidiócesis, las jornadas se desarrollarán del 11 al 16 de noviembre, en consonancia con el magisterio del papa expresado en las encíclicas Laudato si’ y Laudate Deum.
“El objetivo —afirma el comunicado— es estimular el diálogo y el compromiso ante los desafíos socioambientales actuales, fortalecer la Pastoral de la Ecología Integral y promover una conversión ecológica en las comunidades”.
Los eventos estarán organizados en cuatro polos temáticos: Social, en el Colegio Santa Catarina de Sena; Educación y Salud, en la Facultad Católica de Belém; Juventud, en el Santuario São João Batista y Nuestra Señora de las Gracias; y Sostenibilidad, en Santa Bárbara.
La prioridad ecológica de la Santa Sede
El enfoque del Vaticano en la COP30 responde al llamado constante del papa a impulsar una conversión ecológica integral, que no se limite a soluciones técnicas, sino que transforme la mentalidad y los hábitos de las personas. “La educación —dijo Diquattro— no es un complemento, sino la base de una transformación cultural capaz de pasar del interés individual al bien común”.