Lima no aguanta más a Castillo, y el Señor de los Milagros lo sabe

Lima no aguanta más a Castillo, y el Señor de los Milagros lo sabe

Por: El Conde De MonteCristo

En medio de una situación política convulsionada, el arzobispo de Lima (Perú) lanza una diatriba política frente al Señor de los Milagros.

La catequesis del Señor de Pachacamilla al obispo:

Hace unas semanas, el arzobispo de Lima, el cardenal Carlos Castillo Mattasoglio, se refería a la devoción más popular de su arquidiócesis —la procesión del Señor de los Milagros— como una tradicioncita, mezclando conceptos y diciendo que la verdadera tradición es la del Evangelio. No hay que ser erudito para entender que una cosa es la tradición popular y otra las Sagradas Escrituras.

Pero vamos con calma: si tanto le molesta la tradicioncita, ¿por qué dio el permiso a la Hermandad del Señor de los Milagros para llevar al Cristo Moreno al Callao? La respuesta es fácil: la diócesis del Callao estuvo administrada entre el 2020 y 2021 por Monseñor Robert Prevost, el hoy Papa León XIV. El entonces obispo Prevost, en solo un año y poco más, se ganó el cariño de todos los chalacos (palabra con la que se denomina a los fieles del lugar), dejando una huella imborrable. Mientras en Lima, Castillo prohibía a sus sacerdotes salir a las calles a llevar la palabra de Dios y administrar los sacramentos, Prevost sacaba el Santísimo para animar a los fieles en sus hogares. Mientras en Lima, Castillo contrataba a sus amigos más cercanos con grandes sueldos; en el Callao, Monseñor Prevost instalaba una planta de oxígeno.

A pesar de que la decisión pudo ser muy política por parte de Castillo, el Señor tenía sus planes: miles de fieles lo esperaron en su paso por las principales avenidas de la ciudad, demostrando que esa tradicioncita es la mejor pastoral que tiene el pueblo peruano, y es la forma en que todos los fieles de Lima y del Callao aman y le piden a Dios. ¿es difícil entender eso?

Mensaje de desunión del obispo

Pero Santo Padre, le escribe un religioso preocupado por los malos gestos que tiene el arzobispo de Lima que se jacta de ser su amigo diciendo que no lo moverá hasta los 80 años… ¿qué estamos pagando Santo Padre?

El Perú vive desde hace unos años una gran convulsión política por la grave polarización que lo embarga. Izquierda, derecha, centro, todos sin excepción se etiquetan y pelean, aprovechando las necesidades del pueblo peruano. En medio de todo ese murmullo que usted bien conoce, ¿no es mejor que la Iglesia dé un mensaje esperanzador y de unidad, y no se ponga de un lugar o de otro?

Hace pocos días, se realizó una marcha convocada por la generación Z, una especie de fachada que el sector de la izquierda movió para convocar a jóvenes, familias enteras, etc. En medio de una mezcla de reclamos —por la seguridad ciudadana o por el asco que hay contra los políticos—, falleció un joven de un balazo en un enfrentamiento confuso contra un policía vestido de civil. Las primeras indagaciones dieron como responsable al joven policía, pero los días pasaron y se fue conociendo los hechos en toda su dimensión. El policía corría por su vida, ya que un grupo de jóvenes, entre ellos el que murió, lo perseguían para pegarle; de esa forma el policía disparó al piso y, lamentablemente, la bala rebotó. Más allá de los hechos, al ponerse en una situación como esa, ¿no es mejor que la Iglesia se mantenga al margen o llame a la tranquilidad? ¿Es que acaso el arzobispo de Lima, el Cardenal Carlos Castillo Mattasoglio, se olvida que es pastor de todos, de los jóvenes, de los policías, de los que reclaman con justicia? ¿o es que su posición es ponerse de aquellos que reclaman con violencia? ¿El cardenal Castillo mide esas cosas y lo que significa la palabra que esperamos de un pastor? ¿Es que acaso su director de comunicaciones, Juan José Dioses, no le dio un panorama de la confusión en la que vivimos?

Se le salió el caudillo y se olvido que es pastor

Pero no, Carlos Castillo utilizó lo único bonito que pudo hacer en su triste gobierno de Lima, llevando al Señor de los Milagros al Callao, convirtiendo la misa con los chalacos es un balcón político para marcar su posición repudiable, mezclando las cosas y los hechos y lo que es peor olvidándose que es un pastor de almas y no un líder caudillo.

En otro momento acusó sin reparos que se llamaron a todos los jóvenes terroristas: Los jóvenes hoy día se les ha acusado de terroristas cuando no lo son, y hay que escuchar la voz de los jóvenes. Hermanos y hermanas, está naciendo una nueva generación que quiso manifestar su voz y primero mataron a dos, y se replegaron.

¿Mataron a dos? ¿Quién para usted, señor Castillo, mató a ese joven? Porque solo hay uno muerto, si es que no lo sabía. ¿Ya mató al segundo muchacho que está en el hospital? ¿Acaso no sabe que el policía que disparó lo hizo en defensa propia y que dentro del grupo que venía persiguiendo al policía estaba el muchacho que murió? ¿Qué defiende? ¿La violencia? Usted es el arzobispo de Lima, el pastor de almas, no un caudillo político de izquierda.

Validación de la violencia

Pero continuemos con su discurso: Un amigo me decía: ¿Y dónde están esos jóvenes que pasa que se les ha acabado las pilas? Y yo le decía: Tienes razón, pero los has visto bailar en las plazas, los has visto en todos los grupos de baile y ahora bailan por todos lados y ahora los tenemos en todas las parroquias, por qué bailan esos jóvenes, porque ansían la armonía, eso que el país no es.

Eminencia, ese día marchó mucha gente, familias, ancianos, que están cansados de la inseguridad en el país, pero ¡también marchó gente azuzada por grupos radicales que fueron con un solo objetivo: atacar a la gente! Mire las fotos, por Dios…

Encima recordó al Papa Francisco: Me decía el papa Francisco, si eso es la esperanza germinal, cuando yo estuve en tu país, en los indígenas de Madre de Dios, y contaban sus testimonios y yo les decía que el sueño que están diciendo ahí está el proyecto del Perú, en sus sueños está el proyecto del Perú y la esperanza.

Cardenal, efectivamente hay muchos jóvenes que aún tienen esperanza, que esperan líderes que los guíen por el bien, no miembros de la Iglesia que solo enseñan odio. Preocúpese mejor de sus sacerdotes, de achicar la gran planilla de amigos que tiene en el arzobispado. Dedíquese a construir parroquias, y no se gaste el dinero en sínodos para validar su pensamiento; la Iglesia no es democrática, sigue una tradición, es jerárquica y un dogma: Jesucristo. Deje de ver solo El Chavo del Ocho y hágase cargo de sus actos y deje de dividir más al país. ¡Chusma! ¡Chusma!

Esperemos que hoy 28 de octubre, el Señor mire a su pueblo con amor y le conceda otro pastor digno de este pueblo que ama a Dios.