En la vigésima segunda entrega de las catequesis «Venga a nosotros tu reino», el obispo de Cuernavaca y presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Ramón Castro Castro, enfatizó la urgencia de un «reino de diálogo, apertura, escucha y colaboración» en un México profundamente dividido por tensiones políticas y sociales. Durante su prédica, transmitida en video y disponible en plataformas digitales, el prelado utilizó referencias bíblicas para instar a la reconciliación nacional, criticando implícitamente la polarización exacerbada por las redes sociales y las diferencias ideológicas que rompen familias y comunidades.
El obispo Castro, conocido por su postura activa en temas sociales y políticos, recordó que el Reino de Cristo no se impone por la fuerza, sino mediante el amor, la verdad y la justicia, citando al Papa Pío X de hace un siglo. En un contexto donde México enfrenta desafíos como la migración, la violencia y la desigualdad, el líder eclesial destacó cómo Jesús dialogaba con los marginados, incluyendo a figuras como la Samaritana, para ofrecer «agua viva de la verdad» sin juicios previos. Aplicando esto al panorama actual, Castro identificó a «nuestras propias Samaritanas» en el país: migrantes rechazados, jóvenes afectados por las drogas, madres solteras discriminadas y, notablemente, «políticos desprestigiados».
«En nuestro México polarizado, donde las redes sociales dividen más que unen, donde las diferencias políticas rompen familias, necesitamos urgentemente recordar cómo dialogaba Jesús», afirmó el obispo, subrayando la necesidad de construir puentes en lugar de destruirlos. Esta llamada resuena en un momento en que el país se prepara para procesos electorales y debates sobre reformas constitucionales, donde la división entre bandos políticos ha intensificado el discurso de confrontación. Castro abogó por un diálogo transformador que trascienda fronteras culturales y sociales, similar al encuentro de Felipe con el eunuco etíope en los Hechos de los Apóstoles, que llevó a la conversión y la inclusión.
El énfasis político se hizo evidente al criticar los «monólogos paralelos» en la sociedad mexicana, promoviendo en cambio una escucha activa que atienda «los sentimientos y heridas del otro». Siguiendo el ejemplo de Jesús, quien escuchaba antes de actuar, el obispo invitó a reflexionar: «¿Estoy escuchando de verdad o sólo esperando mi turno para hablar?». En este sentido, propuso que la colaboración sea el fruto natural del diálogo, citando a las primeras comunidades cristianas y a San Francisco de Asís como modelos de humildad y servicio.
Castro destacó ejemplos concretos en México donde estos valores se materializan con tintes políticos: colaboraciones entre empresarios y organizaciones civiles, iglesias unidas en apoyo a migrantes, y procesos de reconciliación entre víctimas y victimarios. «En nuestro país, polarizado por redes sociales y diferencias políticas, el diálogo auténtico es un acto revolucionario», declaró, mencionando escenarios como familias que se reúnen a la mesa pese a «votar diferente», o empresarios y trabajadores que negocian soluciones justas. Estas referencias aluden directamente a tensiones recientes en el ámbito laboral y electoral, donde sindicatos y patrones han chocado en medio de reformas gubernamentales.
El obispo también extendió su mensaje a la colaboración interreligiosa y con personas de otras creencias, afirmando que el Reino de Cristo «puede abrazar la diversidad sin perder su identidad». En un cierre orante, invocó a Jesús como «Rey del Universo» para enseñar a dialogar con humildad y colaborar con alegría, con el fin de hacer visible su reino en México.
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