Alejandra Yáñez / ACN.- En los últimos años hemos estado ocupados por defender el derecho a vivir, debido a la imposición del aborto. En octubre fuimos testigos de cómo la propaganda instrumentalizó el dolor humano para promover la eutanasia activa. Ante la evidente incapacidad del estado para dar servicios de salud de calidad, nos venden cómo “caridad” la terminación de la vida de las personas enfermas. No se atreven a reconocer que prefieren legalizar la terminación de la vida de los enfermos antes que asumir los costos de los cuidados paliativos.
También hemos visto como con la Nueva Escuela Mexicana se ha vulnerado el derecho de los padres a educar a sus hijos, así como el derecho de los niños a tener una educación científica y de calidad. Con las leyes de “género”, las mujeres políticas han utilizado los mecanismos de protección para censurar a sus “adversarios” y detractores. Pero hay otro derecho fundamental que también está siendo amenazado: la libertad religiosa.
En el sexenio pasado, diputados del partido MORENA trataron de reformar la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público para determinar qué tipo de mensaje podría ser considerado “discurso de odio”. No lo lograron. Pero los ataques a las expresiones de fe no han terminado. Cada vez que un legislador hace una referencia a Dios desde el púlpito, legisladores de MORENA se sulfuran cual almas endemoniadas, denunciando una falsa violación al estado laico. Recordemos a Noroña queriendo limitar el derecho de Lily Téllez a expresar sus creencias religiosas en el Senado de la República. Lo mismo le ocurrió al diputado emecista Francisco Javier Farias de Campeche, quien fue increpado violentamente por la morenista Dolores Padierna. Pero eso sí, quienes se ofenden imponen sus creencias chamánicas y sus ritos satánicos con singular cinismo. Ellos son los primeros en violentar el estado laico.
Recientemente, el diputado morenista Arturo Ávila propuso una reforma para que un órgano gubernamental controle lo que los ministros de culto, iglesias y asociaciones religiosas compartan en redes sociales y plataformas de información. Todo con el pretexto de proteger el estado laico y la “neutralidad de red”. ¿Cómo se pretende mantener la neutralidad de la red? ¿Quién definiría si en la red hay más contenidos ateos que religiosos? ¿Cómo piensan prevenir los discursos de odio? ¿Censurando a quien se atreva a contradecir las mentiras de la ideología de género?
Lideres religiosos de todas las iglesias hablaron con el diputado, quien ya retiró su iniciativa. Pero él insiste en que se debe construir un nuevo marco normativo debido a la nueva realidad digital. Sinceramente no entiendo por qué. La ley ya le dice a los sacerdotes y ministros de culto que no pueden hacer. De por si nuestros líderes religiosos ya están bastante limitados en el ejercicio de sus derechos humanos. En otros países sí les permiten opinar de política. ¿Por qué tanto interés en limitarles más? Tal vez sea porque los sacerdotes y pastores tienen la misión de proclamar el evangelio, y eso eventualmente molesta a quienes quieren implementar el relativismo y la cosificación humana.
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